5º Domingo de Pascua A
A guisa de introducción
PIEDRAS DE DEMANDA (queridas, deseadas, necesarias, esenciales...)
Desde siempre, los seres humanos hemos tenido una relación extraña con la
piedra, formidable obstáculo de la naturaleza…Seria quizás por eso que el autor de
la ranchera Mexicana (1)cantaba:
“Una piedra en el camino
me ensenó que mi destino
era rodar y rodar…”
Y Julio Iglesias cantaba en una de sus célebres baladas (2) a finales de los 70s:
" tropecé de nuevo y con la misma piedra,
en cuestión de amores nunca he de ganar…”
Pero la piedra se constituye de todas maneras como nuestra aliada en la
construcción de rutas y de edificios sólidos. Es necesario eliminar o barrerlas de
nuestros terrenos y nuestros campos, sin embargo algunas entre ellas cuando ciñen
nuestros dedos, son consideradas de gran honor por el valor que uno les da.
Cómo una piedra, materia inerte y fría, puede ser considerada viva y cálida?
Una casa hecha en piedras brutas no encanta? Y por qué una pirámide o un templo
Maya suscitan tanta admiración?
Frecuentemente la piedra adquiere valor cuando ella es bien acomodada o puesta
con otras para formar un ensamblaje útil, caluroso y original. Parece entonces que
es la suma de las piedras que hace ellas lleguen a estar “vivas”.
En la construcción de la Iglesia, parece ser que es también la comunidad en su
conjunto que testimonia lo mejor de la acción del Señor. La variedad de carismas y
su disposición hacen aparecer toda la belleza y la riqueza de una comunidad.
Sea que nos parezcamos a una pequeña piedra, a una gran roca bien redonda o a
una piedra plana, todos nosotros jugamos un papel (rol) esencial en la edificación
del templo espiritual del señor. Al ejemplo de Jesús Piedra viva desechada por los
arquitectos pero escogida por Dios para llegar a convertirse en la piedra angular (la
piedra principal, de base) , tomamos conciencia de nuestra importancia en la
construcción del Reino.
Se necesitan piedras, hay demandas en la cantera de nuestro mundo y nuestra
Iglesia…Responderemos a este llamado?
(source: Jean-Francois Hemel)
UNA APROXIMACION PSICOLOGICA
Si Dios existe, Jesús se le parece
Con palabras muy simples y haciendo intervenir a dos de los discípulos, Juan
desarrolla o muestra aquello que es el centro o CORAZON de la experiencia
cristiana.
Si Dios existe- Y de ello , Juan está convencido- Él se parece a Jesús. En Jesús , las
líneas de fuerza de toda experiencia humana- libertad, sensibilidad ante el otro,
fidelidad- han llegado hasta una tal profundidad que uno se encuentra con alguien
que está más allá de la humanidad (Jesús es más que un simple ser humano).
Algunas palabras de Jesús eran “rudas” y difíciles de escuchar: “ Si ustedes no
comen la carne del Hijo del hombre, no tendrán vida en ustedes…” (Jn 6,60). En
ocasiones, Él se veía en la obligación de explicarse inmediatamente ante sus
discípulos sobre el sentido de sus palabras (Mc 4,34), lo que significaba entonces
que no era siempre comprendido (Mc 8,21), y con frecuencia los apóstoles debieron
repetirse entre ellos “No comprendemos lo que Él quiere decir!” (Jn 16,18).
Sin embargo esta dificultad de “seguir” a Jesús intelectualmente no impedía a los
discípulos de seguirle físicamente y que creyeran en Él.
Es que en el plan humano, para los discípulos, las acciones de Jesús no engañaban.
Los apóstoles no eran ni psicoanalistas ni exegetas (intérpretes o estudiosos de la
biblia), pero al menos, ellos eran hombres que podían distinguir entre un fruto
bueno y otro malo (Mt 7,15-20), entre la libertad y la esclavitud, entre la apertura
al otro y el egoísmo.
Si ellos creían en Jesús, era más que todo por lo que Él era y por lo que Él hacía
más que a causa de sus enseñanzas, que les ha tomado largo tiempo para que
penetren en ellos y así lograrlas asimilar. Es el sentido de las palabras del versículo
11: “Si ustedes no creen en mi Palabra, crean al menos a causa de mis obras”.
Hoy, para nosotros también, el reconocimiento de la divinidad de Jesús se
encuentra al final del mismo camino. La fe no viene por un análisis de la teología
del Nuevo Testamento, sino por una disponibilidad para escuchar lo que Jesús ha
vivido, teniendo en cuenta que esa vivencia (experiencia de vida) aflora en cada
página del evangelio.
No es seguro que antes de su encuentro con Jesús, los apóstoles hayan sido
grandes creyentes y que haya sido la intensidad de su fe en Dios que les haya
posibilitado abrirse a Jesús. Cuando ellos descubren en Jesús “el camino, la verdad
y la vida”, probablemente ellos hacen el camino inverso.
A través de un hombre en el cual la libertad, la apertura al otro y la fidelidad les
impresiona, ellos descubren la fe: fe de Jesús en el hombre, fe de Jesús en Dios. Es
ahora que ellos se disponen a ensayar de hacerle y dar a Dios la plaza en sus
vidas, la plaza que Jesús le daba en su vida.
He aquí entonces el impacto de Jesús sobre los apóstoles y sobre todo discípulo que
viene después. Una experiencia de vida humana, donde la intensidad y la
profundidad reenvían a otra cosa, y de lo cual Jesús testimonia, da muestras
(manifiesta) por la influencia que Dios tiene sobre Él.
He aquí el por qué los apóstoles se ven llevados a afirmar, después de haber
encontrado a Jesús “Dios existe y Él (Jesús) se le parece!”
Reflexión CENTRAL
“AQUEL o AQUELLA que crea en mi realizara las mismas obras que yo”
San Juan nos propone hoy el comienzo del discurso de Jesús durante la Última
Cena. El utiliza las palabras del Señor para darnos un bosquejo o imagen de su
personalidad y hacer un resumen de su mensaje.
Habiendo lavado los pies a sus discípulos, después de anunciar la traición de Judas
y predicho la negación de Pedro, Jesús da sus últimas recomendaciones a los suyos.
El evoca su partida próxima. Pero el agrega que regresara a buscarlos. Ellos no
tienen entonces por qué estar preocupados.
Cuando San Juan escribe su evangelio, 60 años después de la muerte de Jesús, los
cristianos sufrían de discriminación y eran perseguidos. Habían sido expulsados de
las sinagogas y habían perdido el contacto con sus comunidades respectivas. Ellos
eran considerados como enemigos públicos para los romanos y considerados
herejes por sus compatriotas judíos. Era para ellos un tiempo de grandes
sufrimientos. En este contexto difícil, las palabras reconfortantes de Jesús son bien
acogidas: “No tengan miedo. Ustedes creen en Dios, crean también en mi”.
En nuestras vidas, nosotros atravesamos a veces por momentos semejantes a los
de los primeros cristianos y vivimos miedos angustiantes que se apoderan de
nosotros, a causa de un avenir incierto, una ruptura en nuestras relaciones, una
crisis económica imprevista, una invalidez debilitante, una enfermedad incurable,
una seria disminución física que acompaña la vejez, etc.
A nuestros dramas individuales, se agregan los miedos colectivos: el desempleo, la
violencia, la corrupción, la sobrepoblación, el hambre en el mundo, la polución, el
desarreglo climático, el intenso invierno, los conflictos que se multiplican.
En nuestra Iglesia, la práctica religiosa disminuye, los cambios se multiplican, las
iglesias se venden, el clero envejece y no responde más a las necesidades y
exigencias actuales y o coyunturales, un viento de pánico se apodera mismo de los
más fieles que tienen a veces la impresión que más nada va bien.
A través estas tempestades de la vida, Cristo nos asegura y nos ofrece una
direcci￳n y una protecci￳n: “Yo estoy con ustedes todos los días…Yo soy el camino,
la verdad y la vida”. Entonces, como Pedro, podemos confiar y responderle al Se￱or
que nos pregunta si también nosotros queremos dejarle: “Se￱or, a quien iremos?
Tu solo tienes Palabras de Vida Eterna” (Jn 6,68).
EL Evangelio de este domingo nos recuerda que estamos llamados no solamente a
creer en Jesús sino también a utilizar nuestros talentos para hacer lo que Él ha
hecho.
“Aquel que crea en mi hará también las obras que yo hago”: aportar el consuelo a
aquellos que están afligidos, acompañar los enfermos, proteger los débiles y
vulnerables, comer con los pecadores, defender el derecho de los oprimidos,
denunciar la injusticia. Nosotros somos las manos, los pies y el corazón, el cuerpo
de Cristo en nuestro mundo.
Para Jesús, lo más importante no es la actividad en el culto, sino la calidad de vida:
“Yo he venido para que ustedes tengan la vida y la tengan en abundancia”. Es por
ello que los templos de piedra serán siempre menos importantes que los templos
vivos que somos nosotros. La desaparición de numerosas iglesias y el hecho de ser
una minoría no nos impedirá de vivir nuestro cristianismo y tampoco afectara la
calidad de nuestros compromisos cristianos.
La primera lectura de hoy es reveladora y subraya la importancia del servicio para
los cristianos. Cuando los discípulos, después de la resurrección, comenzaron a
comprender el mensaje de Jesús, ellos crearon estructuras que correspondían a la
enseñanza de Él: ellos instituyeron diáconos para servir las mesas, consolar y
cuidar las viudas, ayudar los pobres, visitar los enfermos. Es la primera estructura
de la Iglesia. Es un símbolo muy significativo que nos recuerda que la “práctica
religiosa” consiste ante todo a encarnar en nuestras vidas las exigencias del
evangelio, es decir, saber ponernos al servicio de los demás”.
San Juan que estaba si cercano a Jesús, ha comprendido muy bien esta enseñanza
fundamental del Se￱or. En su evangelio, él nos cuenta “el lavatorio de los pies”,
pero no menciona la “instituci￳n de la Eucaristía”. La Eucaristía era por lo tanto
muy importante para Él y cuando él escribe su evangelio, varias décadas después
de la muerte y resurrecci￳n de Jesús los cristianos se reunían cada domingo, “el
primer día de la semana” para “partir el pan” (celebrar la Eucaristía). Pero Juan
quiere subrayar que esta celebración de la eucaristía solo toma todo su valor
cuando nosotros somos capaces de ponernos al servicio de los demás, como Cristo
lo ha hecho durante su vida y como Él ha querido remarcarlo por el lavatorio de los
pies.
Cristo ha sido para nosotros no solamente un « maestro espiritual » sino también
un ejemplo vivo de aquello que debemos hacer en nuestra vida de todos los días.
(Fuente: Jean-Luc Hétu, P. Allard)