COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos
Aires – ciclo 2014)
Domingo 13 de abril de 2014 - Domingo de Ramos
Evangelio según San Mateo 21, 1-11 (ciclo A)
Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los
Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que está
enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría.
Desátenla y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respondan: ‘El Se￱or
los necesita y los va a devolver en seguida’". Esto sucedi￳ para que se
cumpliera lo anunciado por el Profeta: ‘Digan a la hija de Si￳n: Mira que tu
rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un
animal de carga’. Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había
mandado; trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y
Jesús se montó. Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender
sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo
cubrían con ellas. La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía
gritaba: "¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del
Señor! ¡Hosana en las alturas!" Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad
se conmovió, y preguntaban: "¿Quién es este?" Y la gente respondía: "Es
Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea".
NO VIVAMOS DISTRAÍDOS ESTA SEMANA SANTA
Este es el inicio de la procesión de los ramos, donde hay alegría, victoria, gozo,
júbilo, hossana. Pero luego la liturgia -transcurridos breves minutos- nos larga y
pone en medio de la comunidad el relato de la Pasión. Y esas voces de alegría,
victoria y júbilo, se confunden tremendamente diciendo: “ᄀcrucifíquenlo!,
ᄀcrucifíquenlo!” La contradicción, lo paradójico, lo cambiante del ser humano, que
está plantado en el centro de nuestra historia de salvación.
Lo importante es que Cristo va al encuentro de la muerte con libertad de Hijo. Él
sabe perfectamente a dónde va y sabe perfectamente lo que va a acontecer. Es un
momento crucial del misterio de Cristo y de la vida cristiana: la cruz es la
obediencia al Padre pero también es solidaridad con los hombres.
Cristo elige. Cristo acepta. Cristo asume. Cristo se entrega, se da, es el sufrimiento
del Siervo del Señor. Nos muestra un camino, no elige la fuerza, ni el poder, ni la
riqueza, sino la debilidad y la pobreza. De allí la importancia que, en esta Semana
Santa, sigamos a Jesús hasta la cruz para ser partícipes de la resurrección. Es un
signo que el pueblo aclama al Rey: lo reconoce como Señor que salva y libera.
Que en esta cruz depongamos las falsas imágenes que muchas veces tenemos de
Dios. Es nuestra mente la que, a veces, crea esas falsas imágenes que lleva a
equivocarnos, o preguntarnos de modo irónico, o con murmuración: “﾿dónde está la
omnipotencia de Dios?”, “﾿dónde está su perfección?”, “﾿dónde está su justicia?”,
“﾿por qué no interviene en ciertas situaciones intolerables?” Para esas preguntas la
respuesta es SOLO LA FE, que es capaz de leer la omnipotencia de Dios sobre la
impotencia de la cruz.
Él viene y se entrega por nosotros y para nuestra salvación. Él mismo se entrega,
con libertad soberana, por amor. Es importante que también nosotros asumamos el
sufrimiento y el dolor del camino. No quita nuestras cruces y cada uno tiene la
suya, que a veces resulta muy pesada: traiciones, abandonos, injusticias, mentiras,
infidelidades, mezquindades. ¡Tanto deterioro que hay, lacerando el corazón de la
humanidad!, pero Cristo no lo quita sino que da sentido y hay que asumirlo.
¿Cuáles son sus consignas? Él perdona; saca al homicida el propio pecado; aquél
que es vencido, perdona; el vencedor lo libera de su agresividad mortal,
mostrándole cómo el amor vence al odio y Dios reina sobre un trono y ese trono es
un leño.
Queridos hermanos, no vivamos distraídos en esta Semana Santa. Metámonos en el
misterio y acompañemos a Jesús, tomando el lugar de cada uno de los personajes
bíblicos, asumiéndolo, acompañándolo y quedándonos con Él agradeciendo su
eterna e infinita misericordia. Si dice Jesús “nadie me quita la vida, yo la doy
libremente”, ﾿cómo nosotros vamos a quedar igual que antes? A tal amor se
responde sólo con amor.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén