“SEMANA SANTA EN LAS MISIONES”
Homilía de Monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas
Para el Domingo de Ramos (13 de abril de 2014)
Durante la Semana Santa que iniciamos actualizaremos en nuestras celebraciones litúrgicas lo
que aconteció hace casi 2000 años en Jerusalén. Muchas veces creemos que nuestro momento es el
peor, pero en la historia cada situación vivida a tenido sus graves problemas. No era fácil el contexto
en donde se vivió la Pascua del Señor. Tanto por la dominación del Imperio Romano, como por la
complejidad de la religiosidad de los judíos y los paganos. En Jerusalén transcurrieron los días y
hechos cruciales de nuestra fe. Jerusalén nos evoca el pasado histórico y el futuro escatológico.
Aunque lamentablemente siempre abundan los conflictos, Jerusalén nunca dejó de ser una tierra
cargada de historia, misterio y sobre todo fe. Es ahí en Jerusalén donde Jesucristo va a vivir la
Pascua. Esta va a ser su Pascua, nuestra Pascua y la Pascua de la humanidad.
En este domingo celebramos la entrada mesiánica a Jerusalén (Mt. 21,1-11). Jesús montado
sobre un pobre burro, es el rey humilde que contradice el poder romano y religioso de los judíos que
no entendían la presencia de Dios. Leeremos también la pasión del Señor, su muerte y resurrección.
Con la lectura de estos textos nos prepararemos para las diversas celebraciones de la Semana Santa.
El jueves 17 nos reuniremos a las 9 horas en la Parroquia inmaculada Concepción de Posadas, con
todos los sacerdotes de la Diócesis y nuestra gente que irá hasta allí para acompañarnos, y celebrar la
Misa Crismal. Esta Misa lleva este nombre porque realizaremos la bendición de los distintos óleos y
el Santo Crisma, aceites sagrados que usamos en la distribución de los Sacramentos durante el año.
También en esta Eucaristía los sacerdotes renovaremos nuestras promesas sacerdotales. Renovamos
el agradecimiento por el llamado que Dios nos ha hecho a ser Apóstoles y amigos. Anticipamos esta
renovación de las promesas sacerdotales por una razón pastoral, para estar juntos, ya que la
institución del sacerdocio ministerial es celebrada en la Cena del Señor, Misa del jueves por la
noche. Allí los cristianos nos reunimos a celebrar la institución de la “Eucaristía”, del sacerdocio y
del servicio con el gesto del lavatorio de los pies. Esa noche presidiré dicha Misa en la Plaza de las
Reducciones Jesuíticas de San Ignacio a las 21,00 recuperando la memoria de siglos de
evangelización y humanización con la peculiaridad que la musicalización será con letras originales de
nuestros Músicos Populares Misioneros, y con la presencia del Padre Julián Zini. Después siguiendo
los textos de la Palabra de Dios nos encaminamos a participar en “el Vía Crucis”, en el juicio y la
muerte del que fue crucificado el Viernes Santo. Ese día a las 9,00hs, celebraremos el Vía Crucis en
un lugar emblemático e histórico para nuestra región, en la “Vía procesional” en Loreto, allí se
reunían para celebrar el “Vía crucis” los indígenas de todas las reducciones vecinas a Loreto, y con
esta celebración estaremos recuperando un lugar que hace para nuestra Fe, memoria e identidad. A
las 13 hs. Celebraremos la adoración de la Cruz, “en la Cruz del Cerro Santa Ana”, llevando a ese
lugar los dolores y sufrimientos de nuestra memoria como región, los dolores de ayer, de hoy y los de
cada uno, para transformarlos en “Esperanza Pascual”
El sábado por la noche la Misa empezará en la oscuridad y el cirio encendido será la luz de
Cristo, la esperanza y la vida que ilumina las tinieblas. Los aleluyas expresarán el triunfo de la vida,
sobre la muerte, porque Cristo, el que murió, ¡Resucitó! La liturgia Pascual nos invita a que nosotros
también subamos a Jerusalén para vivir nuestra Pascua.
Muchos al escuchar: Semana Santa o Pascua, lo asocian solamente a vacaciones o a diversión.
Como muchos contemporáneos de Jesús, no captan ni entienden el sentido profundo y la posibilidad
que Dios quiere regalarnos de vivir la conversión y la Pascua. Hoy corremos el riesgo que el
secularismo nos lleve a vaciar de contenido aquello que celebramos. El secularismo es una forma de
ateísmo práctico. No discute la existencia de Dios, la omite y vacía de valores que son fundamentales
a la dignidad humana. No está mal que algunos quieran tomarse un descanso de la rutina diaria, pero
esto debe convivir con nuestro compromiso cristiano de participar y vivir la Pascua y las
celebraciones, para renovar la fe.
Este tiempo fuerte de Semana Santa y Pascua, es una oportunidad para que todos, pero
especialmente los cristianos y en particular aquellos que tenemos distintas responsabilidades
dirigenciales y sociales, realicemos un profundo examen de conciencia, sobre cómo vivimos el
llamado a la santidad, en el ejercicio de nuestra condición de ciudadanos. Acompañar a Jesucristo, el
Señor, en estos días implica internalizar el camino, la verdad y la vida que el Señor quiere darnos.
Quiero subrayar la necesidad de “participar” en todas las celebraciones de Semana Santa. Esto
llenará de sentido nuestras vidas y nos animará a renovarnos como hombres y mujeres “pascuales”,
para que renovados en la fe podamos ser fermento de transformación social y globalizar la
solidaridad.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas