Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
El MUNDO en el PROYECTO de JESÚS
La presencia de Jesús en el corazón de una persona es el hecho más
revolucionario que acontece en este mundo. Así aparece en la historia
personal de los fieles discípulas y discípulos desde los orígenes cristianos.
Hombres y mujeres sin riquezas ni poder, sencillas personas de pueblo que
irradian nuevas relaciones humanas de paz y amor. A ojos vista se fue
formando desde un pequeño grupo de seguidores de un tal Jesús que murió
crucificado pero que se les apareció resucitado, una llamativa convivencia
humana. Una verdadera revolución pacífica de hermandad solidaria más de
la sangre o sectores sociales. Sin sometimiento a nadie o intereses de
ventajas o estrategias
La presencia de Jesús amable y firme a la vez, fue como si llevara
fuego contagioso en su corazón. Sabe muy bien lo que quiere: ese fuego
que le quema a El por dentro, quiere ponerlo a disposición de quienes lo
rodean y extenderlo a todo el mundo… Eco de esta su más íntima
motivación revolucionaria, son las palabras que recoge el evangelista Lucas
12, 49: “ Yo he venido para poner fuego en el mundo ”. Con esta
expresión dinámica Jesús anuncia la irrupción del “Reino de Dios”: hecho
transformador y propagador de cuanto se acerca al fuego… Quiere difundir
este “gran acontecimiento” -la salvación de Dios- el reinado de Dios- por
todas partes. No se queda en Nazaret, tampoco elige como “sede” Jerusalén
ni las grandes ciudades del Imperio.- Recorre las aldeas de Galilea y desde
Cafarnaúm las poblaciones vecinas al lago de Genezaret.
La implantación del reino de Dios tiene que comenzar allí donde el
pueblo está más humillado . Elige Cafarnaúm como estrategia bien pensada.
Es un punto comunicado tanto con el resto de Galilea como con los
territorios vecinos. Es como un cruce de caminos que se abren en varias
direcciones hacia las comarcas pobres.
Con Jesús cambia hasta la actitud del anuncio de la Palabra de Dios.
La gente no tiene que ir al desierto para escuchar al Profeta, ni al Templo.
Es Jesús mismo el que recorre las aldeas invitando a todos a entrar en el
Reino de Dios que con su misma presencia, está ya irrumpiendo en sus
vidas… Salta a la vista que el Reino de Dios tiene que comenzar allí donde el
pueblo está sumergido, olvidado, excluido, humillado … Esta es la razón de
su estrategia de elegir los lugares como nuevo escenario de la salvación que
está viniendo… Jesús elige esa pobre gente despreciada por los grandes de
la sociedad. Algo que después de siglos, todavía, cuesta entender, incluso
al interior de la Iglesia. En el proyecto de Jesús el mejor punto de arranque
para iniciar la renovación de todo el pueblo, es la pobre gente que hoy
llamamos “gente de la periferia”.
La vida dura como fue la vida itinerante de Jesús en medio de ellos,
es el símbolo vivo de su persuasión que la semilla del Reino encuentra con
seguridad la buena tierra en el corazón de los desposeídos. Ha abandonado
la seguridad del sistema para entrar confiadamente en el Reino de Dios.
Para Jesús el Reino de Dios se va gestando allí donde ocurren cosas
buenas para los pobres Y desde los pobres se abre a todos, ciertamente,
la posibilidad de vivir el proyecto del Reino de Dios.
Mirando a Jesús … leyendo su vida histórica atentos a los textos
evangélicos, cambia nuestra valoración sobre la sociedad humana. Los
grandes ante Dios no son los que poseen más riqueza o poder. El Reino de
Dios no tiene su centro en el poder y menos en el dinero. Tiene su centro
en el amor a Dios proyectado en el amor al otro…
. Esta es nuestra Fe Cristiana. Este es el compromiso cristiano: encarar la
propia existencia, la familiar-social-política-cultural , con el proyecto de
Jesús.
La Sociedad argentina necesita volverse a Jesús que murió y
resucitó porque necesita una revolución en las relaciones humanas.
Necesita pasar de sociedad violenta e injusta a sociedad pacífica y
solidaria Necesita que al menos los bautizados traten con Jesús
para contagiarse de justicia-amor y paz social.
Miguel Esteban Hesayne