III Domingo de Pascua, Ciclo A.
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
S
PRIMERA LECTURA No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la
palabra:
-«Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo
que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios
acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que
conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y
vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó,
rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera
bajo su dominio, pues David dice:
"Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa
esperanzada.
Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia."
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo
enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía
que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente
suyo; cuando dijo que (no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la
corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó
a este Jesús, y todos nosotros somos testigos.
Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que
estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11(R.: lla)
R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa
serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua a tu derecha. R.
SEGUNDA LECTURA
Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos hermanos:
Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad
en serio vuestro proceder en esta vida.
Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres:
no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el
Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y
manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.
Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio
gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.
Palabra de Dios.
Aleluya Cf. Lc 24, 32
Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos
hablas.
EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el pan
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a
una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando
todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se
acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
-«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
-«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos
días?»
El les preguntó:
-«¿Qué?»
Ellos le contestaron:
-«Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros
jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos
que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto.
Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues
fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron
diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que
estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron
como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron. »
Entonces Jesús les dijo:
¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? »
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería
a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le
apremiaron, diciendo:
-«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.»
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
-«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba
las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos
a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
-«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.»
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido
al partir el pan.
Palabra del Señor
R ECONOCER A J ESÚS (Domingo III de Pascua)
+ Tomen en serio el proceder de Uds. en esta vida (II lectura de la Misa de
hoy)
ser cristianos en serio (y no “en serie”)
· La muerte de Cristo en la Cruz nos muestra las dimensiones del pecado del
hombre: muere Dios por nosotros! El pecado ha quedado “desdramatizado”
para el hombre... pero sólo por el hecho de que Dios ha cargado sobre sí mismo
toda la dramaticidad del mismo: “ustedes han sido rescatados de la conducta
necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino a
precio de la Sangre de Cristo, el cordero sin defecto y sin mancha, predestinado
antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para
nuestro bien...” (idem, II lectura)
Hemos muerto al pecado (Bautismo)... ¡vivamos coherentemente!
La semana pasada: [Cristo a los apóstoles] “reciban el Espíritu Santo: los
pecados le serán perdonados a los que Uds. se los perdonen: y le serán
retenidos a los que Uds. se los retengan”
Fruto pascual inmediato y precioso, regalo del Señor Resucitado, es este perdón
divino confiado a los apóstoles y a sus sucesores, que permanece en la Iglesia
como un signo eficaz a través del cual el mismísimo Dios sigue obrando (Él obra de
modo singular a través de los sacramentos), y que llamamos con diversos nombres,
cada uno de los cuales revela un aspecto importante del mismo: Confesión,
Reconciliación, Penitencia, Conversión...
Ser cristiano en serio implica entonces acercarse a la confesión con la alegría
inmensa y serena de quien se dispone a experimentar el perdón de Dios una vez
más.
Por eso son tan importantes:
è la seriedad en el examen de conciencia.
è verdadero dolor de los pecados.
è efectivo propósito de mejorar.
è no tener miedo de confesar (el sacerdote es como un “médico”: no ocultar
nada )
è satisfacer con fervor renovado .
· Ser cristiano en serio implica celebrar con todo el corazón los misterios que
dan al mundo la vida, la fuerza y la alegría: la Misa; el Matrimonio (tantas veces
tan mal preparado y peor celebrado); el Bautismo (el de nuestros hijos, ahijados
y sobrinos, que debe recordarnos la alegría el propio, y en cuyas celebraciones
deberíamos fijar nuestra atención en los misterios, mejor que en los
fotógrafos...)
· Ser cristiano en serio implica rezar en profundidad cada día, todos los días...
La Biblia, el Rosario, las visitas al Santísimo nos ayudan... Alimento y descanso:
eso es la oración para el alma.
Cuando algún cristiano me dice que no reza todos los días, le pregunto: ¿comés
todos los días? ¿dormís todos os días?... ¿Cómo puede subsistir un cristiano sin
alimento ni descanso para su corazón????
· Ser cristiano en serio implica testimoniar a Cristo cada día en el mundo
(familia; trabajo; amigos; vecinos; conocidos; enemigos; etc.).
· Ser cristiano significa en definitiva descubrir la presencia del Resucitado que
recrea con amor incesante nuestras vidas; y dejarnos transformar por Dios
(como los dos viajeros: ni los ojos ni los oídos les indicaban que estaban en la
presencia de Jesús... pero esta presencia era verdadera: se requería la mirada
de la fe .
La alegría de los discípulos, en el Evangelio de hoy, es alegría de Resurrección ...
y es eucarística : descubren al Señor “en las Escrituras, y en la fracción del pan”
(I er nombre de la Eucaristía. [el nombre que actualmente más utilizamos Hace
referencia al envío: Misa proviene de MISIÓN... Aunque muchos cristianos salen del
templo con tanta prisa, que uno no sabe si “van a...”, o “huyen de...”])
+ La alegría de la Fe se traduce también en la capacidad de compartir con los
demás: para el cristiano la solidaridad y el compartir nunca son una “variante
opcional” espiritual, sólo disponible para modelos más sofisticados: son tan
elementales como la esencia misma del Evangelio, que es el amor que se entrega
hasta la muerte. En nuestra tierra esta sensibilidad cristiana para compartir está no
pocas veces condicionada por una especie de virus de refinada hipocresía espiritual,
y que consiste en refregar a diestra y siniestra las supuestas riquezas de la Iglesia,
los autos de los curas, el lujo de las parroquias, y otros tópicos de esta clase, que
son manipuladas por los enemigos de la fe y luego puestas en boca de mediocres
tacaños y espiritualmente pigmeos...
“Mirada de la fe” implica también darnos cuenta de que en esta Misa el
Señor Jesús está presente entre nosotros, explicándonos las Escrituras , y partiendo
para nosotros el Pan de la Eucaristía , que no es premio para los “buenos” (aunque
se suponga que para recibirlo estemos en gracia) sino el alimento de los que
caminamos hacia la Resurrección... No se nos da porque seamos santos... pero sí
para que lo seamos. Y no crea “elites” de cristianos, sino cristianos comprometidos
con todos, sin discriminación de ninguna clase...
¡Que cada día vivamos verdaderamente como resucitados, esperando la
venida definitiva del Señor y viviendo ya desde ahora, anticipadamente, la alegría
de lo único definitivo : LA R ESURRECCIÓN . ( “Tan grande es el bien que espero, que
todo mal me es pasajero...” , decía San Francisco; y nosotros lo repetimos con él ).
Amén