Comentario al evangelio del jueves, 24 de abril de 2014
Queridos amigos y amigas:
El Evangelio de hoy sigue introduciéndonos en ese misterio de la Pascua. Poco a poco, los discípulos
van reconociendo que el que se entregó por ellos vive y da vida. Y hoy nos lo concretan en cuatro
realidades.
En primer lugar, la vida de Cristo se percibe en el corazón de quien, sabiéndole presente, pasa del
miedo a la confianza, de la angustia a la Paz.
El Resucitado se hace también comida, cuerpo que se puede tocar. Comienza el relato diciendo que los
de Emaús le habían reconocido “al partir el Pan”. Jesús se ha quedado con nosotros de manera fuerte
en la Eucaristía. Por eso no puede haber fe sin Eucaristía, ni Eucaristía sin fe.
En tercer lugar, Jesús Resucitado se hace presente en la Palabra: toda la Escritura se entiende desde Él
y en Él se cumple todo. Lo humano y lo divino. Él es el principio, guía y meta del Universo. Y la
Palabra nos lo revela y nos lo hace presente.
Y por último, el Resucitado se hace presente en su Iglesia que es enviada al mundo. “Vosotros sois
testigos de esto”. Eso es la Iglesia: la comunidad de los que, a través de Jesús, hemos conocido a Dios
Padre y somos testigos de su vida y de su Reino. Esa Iglesia enviada a hacer lo mismo que Jesús, con
la palabra y con las obras, en especial con los más necesitados, presencia vicaria del Señor.
Ojalá puedas tú también reconocer al Resucitado en tu corazón, en la Eucaristía, en la Palabra y en la
Iglesia enviada al mundo… a seguir las huellas de Jesús.
Dame, Señor, la sensibilidad
para descubrirte presente
allí donde Tú estás.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismacmf@yahoo.es)
Luis Manuel Suarez, cmf