II Semana de Pascua
Viernes
Lecturas bíblicas:
a.- Hch. 5, 34-42: Contentos de sufrir por Cristo.
La defensa de Pedro deja claro que los responsables directos de la muerte de Cristo
se debe a la intervención de los judíos, como también queda claro que la
desobediencia de los apóstoles responde a una exigencia de la fe en Dios. La
intervención de Gamaliel, hombre docto, rabino descendiente de Hilel, había
adquirido sabiduría y gran celebridad entre el partido de los fariseos. Quizás era
favorable al naciente movimiento, por la predicación de la resurrección que estos
hacían, en abierta oposición a los saduceos que la negaban. El nuevo movimiento
cristiano tenía en cuenta las Escrituras, no tenía carácter político ni usaban las
armas, como Judas el galileo, por todo esto, los fariseos no podían ignorar estos
datos a la hora de querer excluirlos de la sociedad judía. Era prudente esperar. Los
hasta ahora movimientos mesiánicos habían fracasado, si este movimiento cristiano
es sólo cosa de hombres, fracasará como los anteriores. Ahora si este movimiento
es de Dios, oponerse es inútil. “No sea que os encontréis luchando contra Dios” (v.
39). El Sanedrín aceptó este razonamiento, bien pensado por lo demás, luego los
discípulos fueron azotados, se les conminó a no hablar en nombre de Jesús, al
contrario de lo que se podía pensar, consideraron un honor sufrir por el Nombre de
Jesús (v. 41). Se confirmaban sus palabras respecto a las persecuciones que
sufrirían por su Nombre, ser bienaventurados, más aún, ser configurados con Cristo
(cfr. Mt. 10, 17; 23,34; 5, 11-12; 15,15; Jn. 19,1; Rm. 8,29). A pesar de la
prohibición y los ultrajes sufridos, lejos de retraerse, adquieren mayor vigor y celo
para predicar, en el templo y las casas, que Jesús es el Cristo o Mesías, el Hijo de
Dios, resucitado entre los hombres para darles vida nueva.
b.- Jn. 6, 1-15: Multiplicación de los panes.
El evangelio nos presenta este milagro como uno de los más importantes que hizo
Jesús, por las narraciones que dejaron los evangelistas y por su significado: Jesús,
pan de vida eterna para el que cree y lo recibe. Este signo posee un valor mesiánico
y anuncio de la llegada del reino de Dios para los pobres, que veían los prodigios
que hacía, lo que provocaba un entusiasmo colectivo. Ven en ÉL al profeta
prometido, le quieren proclamar rey (v.15). Este signo tiene también un carácter
eucarístico muy claro desde el momento que los gestos de partir el pan en esta
multiplicación de los panes y los de la última cena, son exactamente los mismos:
partir el pan, acción de gracias y repartirlo a los suyos. Una segunda lectura del
signo de multiplicar los panes, es el anuncio del misterio de la Eucaristía, discurso
que sigue a la narración del prodigio. La referencia a los panes quiere señalar la
condición itinerante de la comunidad eclesial. Así como el maná sació el hambre del
pueblo de Israel en el desierto, ahora Jesús, nuevo pan de vida, será el alimento
del nuevo pueblo de Dios en el futuro, en camino hacia Dios. El Maestro confía a la
Iglesia, repartir hoy a la humanidad, al pueblo, el pan para saciar su hambre
material, solidaridad, pero también para saciar su hambre de felicidad interior.
Juan de la Cruz nos enseña que Jesucristo, es el pan bajado del cielo para saciar el
hambre de Dios, hambre de su palabra, hambre de su amor y misericordia que el
hombre de hoy y de siempre tiene su inscrito en su ser. El problema está en que
muchos sacian su hambre, con lo que no es Dios, no así quien conoce y se nutre
de Jesús, pan vivo para el mundo. En una de sus poesías el místico escribe:
“Aquesta eterna fonte está escondida / en este vivo pan por darnos vida, / aunque
es de noche. / Aquesta viva fuente que deseo / en este pan de vida yo la veo, /
aunque es de noche” (Poesía 4 “Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios
por fe”).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD