DOMINGO DE LA SANTISIMA TRINIDAD
A guisa de introducción:
Celebramos este domingo la Fiesta de la Santísima Trinidad…
Para muchas personas que no tienen una formación cristiana sólida y o bien
fundamentada, creen que la Santísima Trinidad es una advocación u otro
nombre para la Virgen María.
El dogma de la Santa Trinidad es propio y exclusivo de los cristianos católicos.
Nosotros creemos en un Dios trino que es Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres
personas distintas y un solo Dios verdadero, decía el catecismo tradicional del
padre Astete. Es evidente que es un misterio difícil de comprender y asimilar,
cómo creer en un Dios único que a la vez son 3? Y entonces se ha recurrido así
a las figuras o comparaciones populares como la del huevo que es clara, yema y
cascara pero un solo huevo…Pero concluimos entonces que de Dios o sobre Dios
es inútil elaborar discursos o meterse en largas y teóricas discusiones que nos
conducen finalmente a una fe o espiritualidad fría, tediosa y aburrida.
Aproximación psicológica
Una acción a largo plazo
Este pasaje del evangelio está centrado en la Salvación del mundo: Dios quiere
salvar al mundo del fracaso y de la ruina o caos, de la auto-destrucción. A causa
de su amor, Dios no puede tolerar un mundo donde el hombre explota a su
hermano y donde se matan entre sí, sin cesar, de un país al otro, en los 5
continentes.
Por razones que quedan aún por precisar o aclarar, Dios decide no actuar de un
solo golpe con su vara mágica, sino más bien de intervenir a partir de una
estrategia a largo plazo. Él “da su Hijo, su Unigénito, su único Hijo”. Este Hijo,
siente la misma pasión por la vida que el Padre, Él quiere evitar el mismo
fracaso, Él también quiere que el amor salve al mundo.
Por razones que permanecen también misteriosas como en el caso del Padre, el
Hijo decide también utilizar una estrategia a largo plazo. Él “envía el Espíritu del
lado del Padre” (Juan 15,26) con la misma misi￳n: liberar del caos y de la
confusión, aportar el amor y la paz.
Todos sabemos que no más que el Padre y el Hijo, el Espíritu no actua o
interviene con un varazo mágico. Él comienza también su trabajo de largo
esfuerzo, de largo aliento! Pero el objetivo es siempre el mismo: salvar al
mundo, nada menos, arrancar a la humanidad de todas las formas de esclavitud,
y de opresión, abrir los hombres al amor.
Por razones que permanecen siempre también misteriosas, es ahora el hombre
que se rencuentra con el mandato de liberar y de unificar al mundo. Para este
affaire o hacer, él dispone de 3 grandes recursos o fuentes:
La fe en el amor del Padre,
El ejemplo de la Vida de Jesús, y
La presencia activa, transformadora del Espíritu.
Es así como “el tiempo del Espíritu” coincide con “el tiempo del hombre”. Ni
Dios, ni Jesús han perdido de vista su proyecto de liberar al mundo. Pero este
proyecto pasa por hombres y mujeres concretos, quienes son reunidos
directamente por el Espíritu. “La verdad les hará libres” (Juan 8,32), mas es “el
Espíritu (quien) les permitirá acceder a la verdad toda plena” (Juan 16,13), de
tal modo que “allí donde está el Espíritu del Se￱or, allí está la libertad” (2
Corintios 3,17), y una libertad que debe desembocar en un servicio concreto:
“es a la libertad que ustedes han sido llamados (…); por el amor, p￳nganse
ustedes al servicio los unos de los otros (…), caminen bajo el impulso del
Espíritu” (Gálatas 5, 13,16).
Todas estas dimensiones de la acción del Espíritu deben integrarse en una
espiritualidad unificada, donde el creyente hace su síntesis personal de lo que él
es, de aquello que lo habita, y a lo que él está llamado.
Tener una espiritualidad, es a la vez tomar en mano lo que se es, lo que se
piensa y lo que se hace, y dejarse moldear o trabajar por el Espíritu en esos 3
campos Es a la vez llegar a ser consciente (“acceder” a la verdad- Juan 16,13),
llegar a ser libre (Juan 8,32) y llegar a comprometerse (Gálatas 5,13).
La verdadera espiritualidad, es la experiencia constante del Espíritu hecha por
las mujeres y los hombres lo suficientemente conscientes y suficientemente
libres para comprometerse en su momento en la concientización y la liberación
de sus ambientes de vida.
He aquí como Dios nos revela lo que Él entiende por “Salvar el mundo”.
Reflexión:
Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo:
Los discípulos regresan a la montaña donde Jesús los congregaba para orar e
instruirles.
Si se quiere comprender a Dios y saber qué es lo verdaderamente importante en
la vida es necesario un poco de silencio, de contemplación y de oración.
Cuando Moisés encuentra a Dios en la montaña primero se quita sus sandalias y
se prosterna la cara contra el suelo.
Los musulmanes en sus mezquitas, los judíos en sus sinagogas aun hoy
practican estos gestos de respeto hacia Dios. Pascal decía: “para amar una
persona es necesario comprenderla, y para comprender (o entender) a Dios es
necesario amarle”. Hay personas que hablan de Dios sin medir sus palabras, con
una tal grosería, un desprecio e insolencia que duelen!
La fiesta que celebramos hoy de la SANTISIMA TRINIDAD nos vuelve a lanzar la
pregunta: Quién es Dios para nosotros? Qué papel juega Él en nuestras vidas?
Esta celebración nos recuerda que Dios es amor, que Él es relación y comunidad.
Este es el verdadero sentido de la TRINIDAD.
Entonces, Dios puede ser experimentado más fácil en familia, en parroquia, en
grupo de amigos, porque Él es unidad en la diversidad.
Los evangelios y las cartas de San Pablo nos recuerdan que pertenecemos a la
familia de Dios. No somos esclavos que viven presos del miedo sino que somos
más bien hijos creados a la imagen de Dios, quien nos ofrece compartir la
serenidad, la paz y la fraternidad.
En esta gran Fiesta de la Santísima Trinidad que corona el ciclo de nuestra
liturgia, estamos invitados a redescubrir nuestro Dios y a preguntarnos qué
lugar, qué sitio ocupa Él dentro de nuestra vida.
Un viejo monje egipcio hacia la pregunta a los cristianos de su pueblo: “D￳nde
esta Dios?” ellos respondieron: “Dios está en todas partes”. El monje replica:
“No, Dios está ahí, donde se le deja entrar”.
En el Apocalipsis capítulo 3, versículo 20, el Señor toca a nuestra puerta, pero Él
entra solamente si le abrimos: “He aquí que yo estoy en la puerta y golpeo: si
alguien escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa para cenar, yo
cerca de él y él cerca de mi” . Dios es siempre respetuoso de nuestra libertad.
Hace muchos años, el celebre escritor soviético Aleksandr Isáyevich
Solzhenitsyn (1) obtenía el permiso para salir de Rusia. Sus escritos contra el
gobierno del Imperio ruso y sus gritos a favor de la libertad de pensamiento
habían hecho de él un testigo y persona incómoda no grata. Solzhenitsyn quien
había pasado largos años en prisión condenado a trabajos forzados en los gulags
soviéticos, se había encontrado de nuevo en plena libertad en nuestra
civilización. Después de algunos meses en Europa Occidental y los Estados
Unidos, se habría esperado que hubiera hecho elogio del régimen capitalista
dentro del cual viviría en adelante, uno se esperaba que elogiara nuestra grande
tolerancia hacia las ideas, la moral y las libertades individuales. Al contrario,
Solzhenitsyn se pone a describir con mucho vigor las falencias de la América y
de la Europa del Oeste al igual que las del régimen soviético. Según él, nuestras
sociedades capitalistas de abundancia ahogaban todo tal como los valores
espirituales eran ahogados por el mundo soviético. Solzhenitsyn afirmaba que
solo un sabor o corriente mínima de espiritualidad podría garantizar el avenir y
el pleno desarrollo de la humanidad.
Según él, sólo Dios podía ofrecer una visión de respeto, de fraternidad y de
justicia que nuestro mundo ávido de poder y de dinero rechazaba otorgarle.
Es bueno preguntarnos entonces qué lugar ocupa Dios en nuestra vida y en
nuestra cultura…
Acá en América del Norte como sucede ahora también en nuestros países latinos
aparentemente decae cada día más el interés por los asuntos de fe, religiosos, y
de la instituci￳n eclesial…pero por otro lado vemos el interés por antiguo, lo
clásico, los viejos muebles, los carros antiguos, las canciones clásicas del ayer,
la moda de vanguardia…Ante esta resurrecci￳n del “mundo de anta￱o”, se deja
percibir una cierta nostalgia de las bellezas de nuestra infancia y de los
recuerdos de nuestra juventud. La nostalgia no aporta nada concreto, pero este
ejercicio de memoria puede permitirnos descubrir los valores fundamentales de
nuestros padres y nuestros abuelos. Como le decía Moisés a su
pueblo: “Acuérdense del pasado. Recuerden su historia, acuérdense de la fe de
sus antepasados”.
Como cristianos, podemos reconocer en nuestro patrimonio las huellas de la fe,
de la esperanza y de la caridad que nos dejaron nuestros abuelos? Las iglesias
de parroquia, las cruces al borde de los caminos, el rosario en familia, el mes de
María, el Angelus al medio día, las novenas… todo eso revelaba el apego de la
gente a su fe y a su religión. Dios estaba presente en sus vidas de todos los
días.
Nuestros padres y abuelos se apoyaban en su sentido religioso para ayudarse
mutuamente y reconstruir en mingas o comitivas (comités) benévolas las
haciendas (fincas) y casas devastadas por el fuego u otros cataclismos
naturales. Ellos vivían al ritmo del ciclo o vida litúrgica. Ellos no conocían los
largos fines de semana (o puentes), pero celebraban toda una serie de fiestas
religiosas en familia …(y que después de haberse instaurado por ejemplo en
Colombia, la famosa ley Emiliani para nosotros hoy se han relativizado o ni
siquiera tenemos consciencia de ello (de fiestas como La Transfiguración, La
Ascensi￳n, el Corpus Christi…).
No se trata acá de volver a « los viejos tiempos » sino más bien preguntarnos, si
como nuestros ancestros, nosotros somos capaces de hacerle un lugar a Dios,
darle un sitio en nuestras vidas.
Que este Domingo de la Santísima Trinidad nos ayude a redescubrir la ternura
de Dios quien nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. “Yo estoy con
ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20).