Jueves 08 de Mayo de 2014
Santoral: Víctor, Acacio
Hechos 8,26-40 Siguió su viaje lleno de alegría
Salmo responsorial: 65 Aclamad al Señor, tierra entera.
Juan 6,44-51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que
me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos
discípulos de Dios. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es
que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo
aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron
en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre
coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Pensemos…
Hay una necesidad de que “alguien” nos explique las escrituras, como Felipe lo hizo
con el dignatario etíope (Hechos 8,26-40) La enseñanza la hizo tan bien que de inmediato se
hizo bautizar. Y por eso Jesús sigue insistiendo que Él es el verdadero pan de la vida.
Entonces…
El Evangelio de hoy hace una invitación a esclarecer, aún más, lo de Jesús pan de
vida. Jesús quiere que comprendamos que su carne es pan para todos. Es alimento.
Equipaje y sustento para poder llegar a la Resurrección. Y eso es no quedarse en el
cementerio donde los gusanos devoran los cuerpos descompuestos.
En Jesús hay vida y esa vida la quiere comunicar para que ninguno muera o se
pierda en cualquiera distracción del mundo. Pues, todos sabemos, que le diablo anda como
león rugiente buscando a quien devorar.
Jesús nos quiere resucitar, es decir, vida y vida de la buena. Dejemos que el Espíritu
Santo nos guíe como lo hizo con el etíope en las manos y testimonio de la mejor catequesis
de Felipe. En el Evangelio en Jesús vida para todo el mundo,
Padre Marcelo
@padrerivas