IV Semana de Pascua
Lunes
a.- Hch. 11,1-18: Pedro explica su conducta.
La entrada de Pedro en casa de Cornelio, un pagano y lo que allí sucedió, no supo
bien a todo el mundo: “Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con
ellos” (v. 3). Pedro, cabeza de la comunidad tuvo que dar explicaciones de su
conducta. Luego de la triple visión (v.10), Pedro va a casa de Cornelio y nada más
comenzar a predicar (v.15), desciende el Espíritu Santo (v.15), un nuevo
Pentecostés, pero esta vez pagano, si lo podemos denominar así, y entonces
bautizó a toda esa familia (v.16) e ingresaron a la Iglesia los primeros paganos,
ahora cristianos. Se rompe el cerco de la Iglesia judía, y se abre la misión al mundo
de los paganos; es el primer paso, que luego confirma el Concilio de Jerusalén, el
primero de la historia de la Iglesia (cfr. Hch.15,1-35). La salvación llega a todos los
confines de la tierra, ratificando las palabras de Pedro en casa de Cornelio: “Así
pues también a los gentiles les ha dado Dios la conversi￳n que lleva a la vida” (v.
18). Lucas, considera este acontecimiento muy importante, que lo narra con
algunas variantes dos veces el mismo hecho (cfr. Hch. 10, 1-48 y 11,1-18). Su
alcance posee connotaciones universales para la Iglesia, tanto por las visiones de
Pedro y Cornelio y las repercusiones que tiene en el primer concilio de Jerusalén
(cfr. Hch. 15, 7-11.14). Dios ha demostrado que los gentiles deben ser recibidos en
la Iglesia, sin que se les impusieran las prescripciones de la Ley mosaica y le ha
exigido a Pedro aceptar la hospitalidad de Cornelio, un incircunciso, donde se deja
de ver las dificultades que había entre los judeocristianos y los venidos de la
gentilidad. La Iglesia, desde los comienzos fiel a la voluntad del Señor, hizo entrar
en el reba￱o también a “esas otras ovejas que todavía no estaban en su redil”
(v.16), para que también escucharan su voz. Luego de su resurrección, la actividad
evangelizadora de sus discípulos, en este caso Pedro, se logra que ingresen los
paganos por la acción del Espíritu Santo y la adhesión personal a Cristo Jesús, por
medio del bautismo.
b.- Jn. 10, 11-18: El buen Pastor da la vida por sus ovejas.
El evangelio nos presenta la figura del pastor: Jesús, es el Buen Pastor (v.11), con
autoridad y una misión que se confirma con la entrega de su vida para dar
precisamente vida a sus ovejas. Dios también Pastor de su pueblo, debía darle un
pastor elegido por ÉL, en los tiempos mesiánicos. Jesús reivindica un derecho del
Mesías (cfr.Sal.23; 79,13; 80,2- 4; 95,6; 100,3; Is. 40,10;53,6; Zac.11,4-17;
12,10; 13,7-9; 1Pe.5,2). Jesús es el verdadero Pastor, no sólo por su recta
conducta sino porque da su vida por las ovejas. Dar la vida viene a significar vivir
para los demás, con ello el Juan expresa la más radical fórmula soteriológica de su
evangelio; es la entrega vicaria de la vida de Jesús (cfr. Is.53,12). Se recalca la
idea de la entrega de sí mismo, iniciativa generosa del propio Jesús, que se entrega
a la muerte por sus ovejas. Es el mayor amor en acción (v.11; cfr. Jn.15,13). El
contexto de estas palabras, deja claro que la parábola va dirigida a los fariseos, que
por cierto, no se dan por aludidos, que más que guías religiosos, son ladrones que
asaltan el redil. Todo esto provocado por la curación del ciego de nacimiento a
quien ellos expulsan de la sinagoga, los únicos ciegos para Jesús son los guías del
pueblo, mientras que el no vidente alcanza a ver la luz del día y la fe, que le
comunica el mirar de Jesús (cfr. Jn.9,1-41). El pastor asalariado no es verdadero
pastor, su interés es mucho menor por las ovejas, no es el dueño, cuando viene el
lobo, huye y deja el rebaño, lo provoca estragos en el aprisco, arrebata y dispersa
las ovejas. No da la vida por las ovejas, punto esencial de diferencia con el buen
pastor (v.12; cfr. Is. 53,6). Avanzamos con la idea del buen pastor que se enlaza
ahora con el conocimiento y reconocimiento. Las ovejas conocen su voz por eso le
siguen, decía, ahora agrega, las mías me conocen (v.14; cfr. Jn.10,4). Hay un
conocimiento mutuo, reciprocidad entre Jesús y el creyente (cfr. Jn. 6,56;15,5-10).
Este conocimiento es un saber sobre el otro, sostenido por el amor, en sentido
pleno y amplio, que Jesús llega a comparar con el recíproco conocimiento que hay
entre el Padre y el Hijo. En su despedida de los discípulos, antes de la pasión,
quedará mejor expresado este deseo de comunión al comparar su relación con el
Padre, la que establece con el creyente (cfr. Jn.17,21.23). Este conocimiento
recíproco manifiesta la unión de los creyentes con Jesús, como éste lo está con el
Padre, conlleva la idea de la comunión divina perfecta como plenitud de la
salvación. Esta salvación se fundamenta en la entrega que Jesús hace de su vida en
la cruz por las ovejas. Pero hay otras ovejas que no son de este redil, con lo que se
señala la distinción entre Israel y los naciones, judíos y gentiles, que con la muerte
de Cristo queda superada, por la entrega de la vida del Pastor. La acción salvífica
de Jesús beneficia a la humanidad entera, también esas ovejas deben ser
conducidas, escucharán su voz y llegarán a la fe. Un solo rebaño y un solo Pastor,
reunificación escatológica del nuevo pueblo de Dios (cfr.Jn.4,36; 10,16; 11,52).
Finalmente, a la entrega de la vida, motivo central del discurso del Pastor, se
agrega, la libre voluntad de Jesús de hacer dicha entrega. El Padre ama al Hijo por
su generosidad, expresión máxima de su obediencia a su Padre, entrega la vida
para recobrarla de nuevo (v. 17; cfr.Jn.3,35; 17,24). Se anuncia que Jesús como
portador de la vida, posee la vida divina, Señor de la vida. Nadie le puede arrebatar
la vida porque la posee, entrega y recupera en forma soberana. Es el mandato del
Padre, lo que supone la ilimitada filiación divina de Jesús en la vida de Dios (v.18).
La muerte no lo puede retener, porque la vida que alienta en ÉL, lo hace resucitar.
Canta S. Juan de la Cruz, el místico la dichosa ventura, que significa la unión
ganada y sufrida por el Pastor de llevar sobre sus hombros esta su esposa, el alma
cristiana, rescatada de las manos de la sensualidad y del demonio, que la llama su
corona, su esposa y la alegría de su corazón. Si esto hace con sus ovejas fieles
¿qué esperamos para adelantar en el camino de la perfección? Es de cristianos
agradecidos dejarnos conducir en la vida por tan buen Pastor y pedirle que nos
mande buenos pastores que lo representen, mejo dicho que lo imiten en todo. “Así
este amoroso Pastor y Esposo del alma es admirable cosa de ver el placer que tiene
y gozo de ver el alma ya así ganada y perfeccionada, puesta en sus hombros y
asida con sus manos en esta deseada junta y uni￳n” (CB 22,1).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD