IV domingo de Pascua, Ciclo A.
(He 2, 14.36-41; 1 Pe 2, 20-25; Jn 10, 1-10)
Jesús, nuestro buen pastor.
En este domingo la liturgia propone la figura de Cristo como Buen
Pastor (evangelio). En este día tiene lugar la jornada mundial de oración por las
vocaciones, por aquellos que serán pastores según el corazón de Jesús. Jesús es
el Buen Pastor prometido por Dios, es la única Puerta de salvación y nosotros
somos el rebaño de su pertenencia, abierto a la conversión (primera lectura) y a la
imitación del Pastor (segunda lectura).
Jesús se aplica a sí mismo esta imagen (cf. Jn 10, 6), arraigada en el Antiguo
Testamento y muy apreciada por la tradición cristiana. Cristo es el buen pastor que,
muriendo en la cruz, da la vida por sus ovejas. Se estable así una profunda
comunión entre el buen Pastor y su grey. Jesús, escribe el evangelista, «a sus
ovejas las llama una por una y las saca fuera. (…) Y las ovejas le siguen, porque
conocen su voz» ( Jn 10, 3-4). Una costumbre consolidada, un conocimiento real y
una pertenencia recíproca unen al pastor y sus ovejas: él las cuida, y ellas confían
en él y lo siguen fielmente.
En efecto, Cristo es nuestro Buen Pastor, Pastor que va delante, guiándonos;
detrás, protegiéndonos; a nuestro lado, animándonos. Pastor que nos conoce por
nuestro nombre, conoce nuestras cualidades y defectos. Nos ama. Nos alimenta con
los sacramentos y con su palabra y con la enseñanza de la Iglesia. Nos cura cuando
estamos heridos por haber saltado del redil y caído en alguna zarza o trampa. Nos
defiende de los lobos que nos rodean, de los mercenarios y de los falsos pastores
que nos engañan con sus ideologías, que nos esquilan y engordan a costa de
nuestra lana, que huyen en los momentos de peligros dejándonos solos. Contra
todos estos falsos pastores, Cristo reivindica su papel: “Yo soy el Buen Pastor.
Conozco mis ovejas y las mías Me conocen”. Es el Buen Pastor porque es el
Camino, la Verdad y la Vida.
U n pastor tiene su rebaño ; el rebaño es su vida. Nosotros somos rebaño de
Cristo Pastor . Esta comparación no tiene nada de negativo en la Biblia, al contrario,
está cargada de ternura. Rebaño que es objeto de disputa y de conquista por
fuerzas opuestas, mediante silbidos cautivadores, pero falsos. Debemos distinguir
entre mil voces que seducen y la voz de Cristo nuestro Pastor . La voz de Cristo es
tan distinta a la voz de los falsos pastores. Es una voz que pacifica el alma, que
ilumina la mente, que purifica el corazón y la afectividad, que fortalece la voluntad.
Es una voz que nos invita al amor, a la justicia, a la verdad, a la solidaridad, a la
pureza y a la paz.
Finalmente , Cristo nos ha hecho partícipe de su tarea de pastor a todos nosotros.
Porque pastor es el Papa que apacienta y gobierna toda la Iglesia con el cayado de
Cristo. Pastor es el obispo que cuida su diócesis. Pastor es el sacerdote que se
desvive por su parroquia. Pastores son los papás de familia que día y noche se
ocupan y se preocupan de sus hijos. Pastor es ese gobernante al frente de una
nación. Pastor es el maestro de escuela que forma no sólo la mente, sino también
el corazón de sus alumnos. Pastor es el jefe de una empresa al cuidado de sus
empleados. Pastor es el catequista encargado de la transmisión de la fe. Pastor es
el que está al frente de una comunidad o de un movimiento eclesial como servidor
humilde.
San Agustín comentando el capítulo 34 de Ezequiel dice: “Si existen buenas ovejas,
hay también buenos pastores, porque de las buenas ovejas se hacen los buenos
pastores. Pero todos los buenos pastores coinciden en uno, son uno. Cuando ellos
apacientan, Cristo apacienta… es él mismo quien apacienta cuando ellos
apacientan; el Señor dice: Yo apaciento; porque en ellos está su voz, en ellos está
su amor” .
Pero el título de Puerta, Cristo lo ha reservado sólo para Sí, porque es el único
mediador entre Dios y los hombres. Una sola es la Puerta de la Salvación: Jesús.
“El que entra por mí se salvará”. Entramos por esa puerta el día de nuestro
bautismo, formando parte de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. Ciertamente que
la misericordia de Dios puede alcanzar a algunos la salvación por caminos ocultos y
extraordinarios.
En este domingo recordemos a Dios a los pastores de la Iglesia y a quienes se
están formando para ser pastores. Los invito, por tanto, a una oración especial por
el Papa, los obispos, por los párrocos, por todos aquellos que tienen
responsabilidades en la guía del rebaño de Cristo, para que sean fieles y sabios al
desempeñar su ministerio. En particular, recemos por las vocaciones al sacerdocio
en esta Jornada mundial de oración por las vocaciones, para que no falten nunca
obreros válidos en la mies del Señor.
Nos dirigimos ahora a María, Madre de Cristo, el buen Pastor. Que María santísima,
Madre del Buen Pastor, interceda por todos los sacerdotes, sus hijos predilectos, y
extienda su amorosa protección a todos los fieles de la Iglesia en Irapuato, en esta
Parroquia y en todo el mundo. ¡María, Madre de Jesucristo, sumo y eterno
Sacerdote, ruega por nosotros!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)