V Domingo de Pascua, Ciclo A.
Javier Balda, C.M.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
Jesús no sólo nos presenta una doctrina, sino que Él mismo se nos presenta como
el Camino a seguir, como la Verdad revelada por el Padre, que debemos aceptar,
como la Vida que debemos vivir para nuestras vidas, como el Amor que debemos
entregar a Dios y a los hombres.
El cristianismo no sólo es un conjunto de pensamientos, de teorías filosóficas o
morales que debemos aceptar, es la aceptación, en nuestras vidas, de una persona,
Cristo, en quien debemos confiar, a quien debemos seguir, a quien debemos amar.
El cristianismo no sólo es teoría, es esencialmente vida; no es pura ciencia, es
amor; no es simple pensamiento, sino acción liberadora; no es aceptación pasiva
de unas verdades, sino compromiso y entrega generosa a Cristo y a su causa.
Jesús no nos entrega una palabra, es la misma Palabra del Padre que nos habla de
un Dios que nos ama y quiere nuestro amor. Por eso nos dirá: “Quien me escucha a
mí, escucha al Padre que me envió”.
Jesús no sólo nos señala un camino, Él es el camino que nos conduce al Padre. Si
tomamos un camino equivocado estaremos cada vez más lejos de la meta. Por eso
nos dirá: “Quien me siga poseerá la vida eterna”.
Jesús no sólo nos ofrece unas verdades que debemos aceptar, sino que es la misma
verdad revelada del Padre. Por eso nos dirá: “Quien me ve a mí, ve al Padre”.
Jesús no sólo nos regala un evangelio, Él es el evangelio, la Buena Noticia para los
hombres. Por eso nos dirá: “Yo soy la resurrección y la vida”; “Yo soy el mismo
amor del Padre entregado a cada uno de vosotros”; ¿Quién me ama a mí ama al
Padre?; “Yo soy la luz para vuestro camino, Yo soy la luz para vuestra verdad, Yo
soy la luz para vuestra vida, Yo soy la luz para vuestro amor”.
Por eso ser cristiano es aceptar que Cristo viva en cada uno de nosotros para que,
viviendo con Él y como Él, juntos lleguemos un día a la casa del Padre, fin y meta
de nuestras vidas.
Con permiso de somos.vicencianos.org