VII Semana de Pascua
Introducción a la semana
Esta semana tiene una característica esencial: es la semana de la preparación a
Pentecostés. Se necesita vivir esa semana dirigida a esa Pascua. Después de la
fiesta se termina el tiempo Pascual. Pentecostés es una gran fiesta sin octava,
exige al menos que nos centremos en prepararnos para ella la semana anterior.
Es la última se mana de Pascua. Las lecturas de los Hechos de los Apóstoles nos
llevan ya a la prisión de Pablo en Roma. Las lecturas evangélicas continúan la
conversación de Jesús con sus discípulos, que termina en la Oración sacerdotal
del capítulo 17. Los dos días últimos de la semana se nos ofrece el final del
evangelio de Juan, en un episodio postpascual, que en la línea de Juan, viene a
fundamentar la misión de Pedro, la de la Iglesia, en el amor a Jesús. El Espíritu
Santo es aludido directamente por Pablo en las lecturas del lunes y martes. Debe
de estar presente en la reflexión de cada día, pues él es quien culmina la
Pascua, e impulsa a ejecutar la misión apostólica y a sostener a la Iglesia en
medio de la historia. Y a nosotros en ella. La semana termina con la Gran Vigilia
de Pentecostés. Todo cristiano debe sentirse invitado a participar en ella.
Con permiso de dominicos.org