Sábado 31 de Mayo de 2014 Visitación de la Virgen María
Sofonías 3,14-18 El Señor será el rey de Israel, en medio de ti
Interleccional: Isaías 12,2-6 Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Lucas 1,39-56 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre
de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su
brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a
los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia
a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros
padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Pensemos…
Celebramos en este día la fiesta de la visitación de Nuestra Señora, María va a casa
de su prima Isabel. Qué bueno es ver a María como modelo para relacionarse con la Palabra
de Dios. Eso sí pero dentro de un contexto de alabanza en servicio a los demás.
Entonces…
María sale para visitar a Isabel y lo hace con prontitud pues hay una persona que
necesita de ella. Estamos hablando de más de 100 kilómetros. Ese esfuerzo es
recompensado: Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi
Señor? Nada más y nada menos que el Ave María y la fuerza de que leyendo la Palabra nos
invita a creer y tener siempre esperanza en Dios.
María responde con un cántico: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra
mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava… para
finalizar con ese grito tan hermoso de la Buena Nueva que es recompensa no por cumplir la
ley, sino como expresión de la bondad y de la fidelidad de Dios a las promesas.
Es bueno visitar hogares y en cada visita una bendición. Donde Isabel se quedó tres
meses. María hace posible la bendición de Dios para todos los de esa casa. Debemos estar
movidos por la caridad y la solidaridad. Si en esta casa hay paz que la paz permanezca.
Dejemos entrar a la Virgen María a nuestros hogares, Ella la llena de gracia nos está
incitando a vivir en familia, a respetarnos y a dejar que la expresión de fe en el Santo
Rosario se haga vida en los hogares.
Padre Marcelo
@padrerivas