III D OMINGO DE C UARESMA , C ICLO A
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
PRIMERA LECTURA
Danos agua de beber
Lectura del libro del Éxodo 17, 3-7
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
-«¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros
hijos y a nuestros ganados?»
Clamó Moisés al Señor y dijo:
-«¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen. »
Respondió el Señor a Moisés:
-«Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva
también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo
ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que
beba el pueblo.»
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel
lugar Masa y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al
Señor, diciendo:
-«¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9(R.: 8)
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su
presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es
nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el
día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me
tentaron, aunque habían visto mis obras.» R.
SEGUNDA LECTURA
El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-2. 5-8
Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio
de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos
gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado,
Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo;
por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios
nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 4, 42. 15
Señor, tú eres de verdad el Salvador del mundo; dame agua viva; así no tendré
más sed.
EVANGELIO
Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 5-42
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del
campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del
mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
-«Dame de beber.»
Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice:
-«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? »
Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó:
-«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y
él te daría agua viva.»
La mujer le dice:
-«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?;
¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y
sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó:
-«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le
daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice:
-«Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a
sacarla.»
Él le dice:
-«Anda, llama a tu marido y vuelve.»
La mujer le contesta:
-«No tengo marido.»
Jesús le dice:
-«Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu
marido. En eso has dicho la verdad.»
La mujer le dice:
-«Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y
vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.»
Jesús le dice:
-«Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni
en Jerusalén daréis * culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no
conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de
los judíos.
Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero
adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así.
Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.»
La mujer le dice:
-«Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo. »
Jesús le dice:
-«Soy yo, el que habla contigo.»
En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una
mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?»
La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
-«Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el
Mesías?»
Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían:
-«Maestro, come.»
Él les dijo:
-«Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis.»
Los discípulos comentaban entre ellos:
-«¿Le habrá traído alguien de comer?»
Jesús les dice:
-«Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra.
¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo
esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la
siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida
eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el
proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado.
Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.»
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había
dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y
se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a
la mujer:
-«Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos
que él es de verdad el Salvador del mundo.»
Palabra de Dios.
S.R: “Escuchemos la voz del
Señor” (con música del Ps.. 94)
L A S ED DE D IOS - D OMINGO III DE C UARESMA , CICLO “A”
+ El Evangelio de hoy menciona algunos elementos fundamentales,
cotidianos en nuestra existencia: luz y oscuridad, agua y sed... Elementos que
además de la realidad propia de lo que son en sí mismos, representan y
simbolizan (incluso en nuestro modo habitual de hablar) ejes en torno a los
cuales se estructura toda la vida humana...
+ Jesús llega “a mediodía”, es decir: con toda la luz... es decir, con toda
la Verdad... es decir, con toda la Vida... Recordemos que en el capítulo anterior al
que hoy leemos, se nos dice que Nicodemo, que en ese encuentro simboliza a todo
el pueblo judío, fue a ver a Jesús “de noche”... La noche es el momento elegido
por quienes no quieren ser vistos, por quienes necesitan la complicidad de la
oscuridad para poder hacer sus cosas, por quienes - como Nicodemo - no quieren
jugarse enteramente por la Verdad: la noche es un buen momento, porque “de
noche todos los gatos son pardos”... Y en medio de la noche, el señor le habló
de la Luz, de esa Luz de la que no quieren ni oír hablar quienes, porque prefieren la
oscuridad, rechazan la salvación...
Pero ahora, en el Evangelio que hoy leemos, Jesús llega a este territorio de
samaritanos (paganos) a pleno mediodía, con la Luz en su cenit... Y acabamos de
escuchar cómo efectivamente esa Luz fue recibida, aceptada, y dejó “iluminados”
(es decir, salvados) a quienes la recibieron.
+ El Salvador que llega no es un personaje de Hollywood, envuelto en una
superproducción de efectos especiales: Jesús está cansado y sediento, y por
eso se sienta junto al pozo, mientras sus discípulos va a comprar algo para
comer.
+ Jesús experimenta sed (Dios tiene sed! ).
Dos veces en todo el Nuevo Testamento el Señor manifiesta su sed, y en
dos contextos mucho más que anecdóticos:
v al final de su vida, en la Cruz, es el grito de un hombre que ha perdido toda
su Sangre, y cuya sed se ha vuelto tan violenta que le quema las entrañas.
v y aquí, en que le pide de beber a la samaritana.
En ambos casos, esta sed material es símbolo de una sed mucho más
profunda: misterio inaudito, impensado, increíble: el Creador tiene sed de su
criatura ; Dios tiene sed del hombre... Sed de su amor, de su confianza, de su
entrega. Y no oculta esa sed con un falso pudor espiritual que cuando se da en el
hombre lo conduce por malos caminos...
+ En el diálogo de Jesús con la samaritana, aparece ahora otro de esos
elementos fundamentales para la vida:
El Agua: tan preciada... en una época en la que no había agua corriente, y
en la que no pocas veces, como le ocurre a esta mujer, hay que fatigar para
obtenerla.
En la Biblia se habla muchas veces de fuentes , corrientes de agua , o el agua
misma, como símbolos de las enseñanzas de Dios , de la Ley, o los dones que Dios
otorga a los hombres.
Basta recordar los momentos más importantes de la Historia de la Salvación
para ver cómo aparece allí el agua:
* sobre la que aletea el E.S. en la Creación.
* en la alianza con Noé, cuando el agua del diluvio marca un final y un comienzo...
A g ua : * en el Éxodo del Pueblo judío, cuando el paso del Mar Rojo es a través del agua...
* el agua que brota del costado abierto de Cristo en la Cruz, junto con la Sangre...
* el agua de nuestro propio Bautismo!
La samaritana y Jesús hablan de agua,
pero diversamente:
Jesús habla del E.S. que Él concede a los
creyentes, la nueva vida que recibimos en
el Bautismo; que usamos en el agua
bendecida por el Sacerdote; que se mezcla
en el Cáliz...
Y que no es necesario ir a buscar cada día...
Se recibe una vez para siempre (como el
agua de nuestro Bautismo ...)
El agua y el E.S.
=> están siempre ligados
en la Biblia
Todos tenemos sed de una felicidad que sea
plena, de una vida que valga la pena, de un sentido que realice acabadamente
nuestra existencia... Y nuestro corazón intuye que esta posibilidad tan pretensiosa
existe, es real, es efectivamente posible, aunque no sepamos exactamente cómo...
+ El “agua” que Dios ofrece es lo único capaz de aplacar la sed de
los hombres : la felicidad que Dios concede a raudales a los que creen en Él. A la
samaritana, que en un primer momento se parapeta en la falsa y petulante
seguridad del que no cree, Jesús le anuncia: “el que beba del agua que yo le
daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de
él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”.
Esa es EL AGUA para LA SED...
Las otras aguas son aguas estancadas : “salvadores” sociales, políticos,
filosóficos, pastores “truchos”, los modelos televisivos, los ídolos mundanos, la
fatuidad de las riquezas, la vanidad de la gloria de este mundo,... que sólo dejan
insatisfacción y más sed (como la samaritana, “esclava” de este pozo al que
forzosamente debería volver una y otra vez...). El agua salada (de mar) no calma
jamás la sed; no puede hacerlo ; tampoco la fama, el dinero, el poder o el
hedonismo...
+ La samaritana representa a toda la humanidad sedienta ... de Dios
(tener sed de Dios es un excelente signo de salud espiritual; no tenerla es signo de
que la “anemia” espiritual ya es grave...).
Jesús se lo hace notar a esta mujer, con una delicadeza que muestra a las
claras el corazón del Pastor más tierno del mundo: no le dice a esta mujer - que ya
va por el quinto marido - que es una loca, una “gira”, una prostituta, pagana o
idólatra... Tampoco se pierde con ella en estériles discusiones teológicas acerca de
cuál sería el mejor lugar para adorar a Dios... Mansamente la pone frente a su
necesidad de salvación, a su sed de Dios, sed para la cual su cántaro no le
sirve de mucho...
Por eso, cuando ella lo encuentra... deja el cántaro (cambian sus
prioridades, sus ocupaciones y preocupaciones). Cuando se encuentra a Jesús,
terminan las búsquedas.
Sólo en E.S. de Cristo nos deja plenamente saciados.
Y este E.S. se bebe a raudales en la Misa ; en la Palabra de Dios ; en los
sacramentos , y especialmente en la Eucaristía ... Y en todo lo que hace a nuestra
vida cristiana de Fe, Esperanza y Amor . Ésta es la fuente. Lo demás son
charcos.
Dios mismo puso esa sed en nuestro corazón (somos ”imagen y semejanza”
suya: somos “infinitos” por dentro... ); para que lo busquemos; y buscándolo, lo
encontremos, y así seamos felices. Porque ser cristiano no es “tener una doctrina”,
sino ser transformados totalmente por una Vida Nueva : y por eso la fe no es un
simple asentimiento intelectual, sino una ahesión vital (como la de la
samaritana!); la experiencia filial de ser hijos de Dios es, en el fondo, inefable: es
una experiencia para vivir , imposible de “describir” cabalmente...
Todos quieren “Vivir la vida”... Por muy distinta que suene, esa expresión,
que puede parecer tan mundana, tiene el inequívoco saber de la sed de Dios... Pero
he aquí que Dios también tiene sed de nosotros... [ “tengo sed”] (lema
inspirador escrito en todas las capillas de las Misioneras de la caridad, fundadas por
la Madre Teresa...).
De esta página de oro del Evangelio de hoy aprendemos que la vida
cristiana es:
buscarLo, y dejarse buscar por Él
encontrarLo, y dejarse encontrar;
amarlo, y dejarse amar por Él .
Amén