DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
PROCESION DE LAS PALMAS
EVANGELIO
Bendito el que viene en nombre de] Señor
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos,
Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su
pollino, desatadlos y traédrnelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor
los necesita y los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
«Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un
asno, en un pollino, hijo de acémila".»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica
y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió
sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la
calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna
en el cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía:
-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
Palabra de Dios.
MISA
La misa de este domingo tiene tres lecturas, y es muy recomendable que se lean
las tres, a no ser que algún motivo pastoral aconseje lo contrario.
Dada la importancia de la lectura de la historia de la pasión del Señor, el sacerdote,
teniendo en cuenta la índole peculiar de cada asamblea en concreto, podrá leer, si
es necesario, una sola de las dos lecturas que preceden al evangelio, o bien leer
únicamente la historia de la pasión, incluso en su forma más breve.
Estas normas sólo tienen aplicación en las misas celebradas con la participación del
pueblo.
PRIMERA LECTURA
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una
palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los
iniciados.
El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los
que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro
ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como
pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24(R.:2a)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que
lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» R.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me
taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del
Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; tenedlo, linaje de Israel. R.
SEGUNDA LECTURA
Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno
de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Aleluya Flp 2, 8-9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso
Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».
EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-27, 66
¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?
C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos
sacerdotes y les propuso:
S. -«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando
ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde quieres que te preparemos la Pascua?
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ -«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está
cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Uno de vosotros me va a entregar
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ -«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -«¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+ -«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del
hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del
hombre!; más le valdría no haber nacido. »
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. -«¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ -«Tú lo has dicho.»
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
+ -«Tornad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ -«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por
todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la
vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. »
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño
C. Entonces Jesús les dijo:
+ -«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al
pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que
vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. -«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ -«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. »
C . Pedro le replicó:
S. -«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C . Y lo mismo decían los demás discípulos.
Empezó a entristecerse y a angustiarse
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ -«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a
angustiarse.
Entonces dijo:
+ -«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo
que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
+ -«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la
tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu
voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados.
Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras.
Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ -«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre
va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el
que me entrega.»
Echaron mano a Jesús para detenerlo
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado
de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y
los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. -«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. -«¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ -«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que
estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al
criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:
+ -«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no
puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de
ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que
pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ -«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario
me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel
momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso
C. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote,
donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta
el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver
en qué paraba aquello.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra
Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos
testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. -«Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. -«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra
ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. -«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ -«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del
hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes
del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la
blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. -«Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. -«Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. -«También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -«No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. -«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús:
«Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró
amargamente.
Entregaron a Jesús a Pilato, el gobernador
C. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se
reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo
entregaron a Pilato, el gobernador.
No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre
C. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió
remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y
ancianos, diciendo:
S. -«He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.»
C. Pero ellos dijeron:
S. -«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los
sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para
cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de
Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta:
«Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la
tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo
había ordenado el Señor.»
¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ -«Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba
nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra fi?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado.
Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había
entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo
Pilato:
S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el
Mesías? »
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado
en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con
él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el
indulto de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:
S. -«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. -«A Barrabás. »
C . Pilato les preguntó:
S. -«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. -«Que lo crucifiquen.»
C. Pilato insistió:
S. -«Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -«¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un
tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. -«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. -«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para
que lo crucificaran.
¡Salve, rey de los judíos!
C. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor
de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y,
trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña
en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
S. -«¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y,
terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a
crucificar.
Crucificaron con él a dos bandidos
C. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que
llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La
Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso
beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y
luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la
acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos,
uno a la derecha y otro a la izquierda.
Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz
C. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. -«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si
eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también,
diciendo:
S. -«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje
ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios,
que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
Elí, Elí, lamá sabaktaní
C. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella
región. A media tarde, Jesús gritó:
+ -«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:
+ -«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -«A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre
y, sujetándola en una caña, le dio a beber.
Los demás decían:
S. -«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló,
las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que
habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas,
entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que
pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido
a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la
madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló,
las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que
habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas,
entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que
pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido
a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la
madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
José puso el cuerpo de Jesús en el sepulcro nuevo
C. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también
discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó
que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana
limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una
piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro.
Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis
C. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los
sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. -«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A
los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer
día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha
resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó:
S. -«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis. »
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del
sepulcro.
Palabra del Señor.
P ASIÓN DEL S EÑOR (D OMINGO DE R AMOS , “A”)
No es una narración destinada a satisfacer nuestra curiosidad, sino
predicación del Evangelio, en orden a suscitar la Fe: lo dice explícitamente uno
de los 4 evangelistas (Juan), que escribe estas cosas “para que creyendo,
tengamos vida”.
De todos modos, cada evangelista subraya aspectos distintos, en orden a
una presentación teológica de Cristo.
Característica de Mateo es la referencia sistemática al Antiguo Testamento :
“Esto sucedi￳ para que se cumpliera la Escritura...”
Y aunque no lo diga, su Ev. está como entretejido de citas del A.
Testamento.
Veamos algunos elementos:
· “desde el mediodía hubo oscuridad sobre toda la tierra”:
el profeta Amós describe así del día del Juicio de Dios.
· el grito de Jesús : “Elí, Elí...”:
así comienza del Ps. 21, súplica de un justo que padece injustamente.
· Los acontecimientos sorprendentes cuando muere el Señor: temblor de tierra,
terremoto, piedras que se quiebran, ¡y la conversión de los paganos! Son todos
elementos dispersos en los libros proféticos en los textos en que se habla del fin
de los tiempos...
Es decir: San Mateo muestra la Pasión de Cristo como la culminación de
todo lo anunciado, de la Historia de la Salvación :
con la Muerte y Resurrección de Cristo, Dios Padre ha cumplido su plan.
+ Todo lo anunciado se ha cumplido...
· El Juicio de Dios ( Juicio de
Salvación y Misericordia)
...Y
por
ende
también:
· El comienzo de la Vida
Eterna
Por lo tanto, Jesús es el Amén de Dios , la Fidelidad en Persona.
Los tiempos prometidos (del Reino) han comenzado: no los “últimos tiempos”
predicados por la locura enfermiza de las sectas, sino el tiempo en que el Señor
efectivamente ha mostrado y ofrecido su Salvación a todos los hombres.
· El Reino ha llegado, y por lo tanto los discípulos estamos llamados a vivir la
Vida Nueva que nos trae Jesús : Vida Nueva que implica nuevos valores,
nuevos criterios, nuevas actitudes, nuevo modo de asumir y considerar la vida y
la muerte.
· Por eso mismo, estamos llamados a ser misioneros, heraldos de este Reino. La
Vida Nueva es para todos.
Comenzamos la Semana Santa: tiempo para adorar y contemplar.
Por favor, no perdamos también esto: que no nos roben la Semana
Santa; tampoco la “privaticemos”; no hagamos nosotros un “corralito” de
programas y actividades que Dios no pueda “saltear”; no pensemos en
unas “mini-vacaciones” en las cuales poco o nada le dejemos al Se￱or.
No le tiremos las migajas de “lo que sobre” a un Dios que se dio
entero.
Dondequiera que vayamos, dondequiera que estemos: vivamos
santamente la Semana Mayor del año: no una semana triste, sino la más
llena del amor de Dios!!
Amén!
!