SOLEMNIDAD DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
PRIMERA LECTURA
Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres
Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a
Moisés habló al pueblo, diciendo:
el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el
desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas
sus preceptos o no.
Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú
no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de
pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo
recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal
sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te
alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de
tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la
tierra, y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación
obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.
SEGUNDA LECTURA
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17
Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo?
Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo,
porque-que comemos todos del mismo pan.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí:
-«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
-«Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que
me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. »
Palabra del Señor
C ORPUS C HRISTI
(ciclo "A")
El capítulo 6 del Evangelio de San Juan , nos relata cómo Jesús
multiplica los panes, realizando así un prodigio tan admirable, que la multitud
beneficiada con este milagro quiso proclamarlo rey... Jesús volvió a encontrarse
con ellos en la sinagoga de Cafarnaúm, y allí les habló. Leyeron una parte del
Antiguo Testamento, que recordaba cómo Dios había alimentado milagrosamente a
los israelitas, cuando tuvieron hambre en el desierto, con una comida misteriosa,
desconocida, que caía del cielo, que se llamaba "maná", y que era muy semejante
al pan (También nosotros hemos escuchado algo de aquel episodio, en la primera
lectura).
Jesús , tomando como punto de partida ese hecho, tan conocido por todos
los judíos, comenzó a explicarles que aquel pan que habían recibido en el desierto
era sólo una preparación, una anticipo, una figura del verdadero Pan del
Cielo que Dios tenía preparado para su pueblo. Moisés y todos los judíos que se
alimentaron con el maná, después de haber vivido en este mundo, murieron... Si el
maná hubiera sido verdadero pan del cielo, les habría comunicado vida eterna los
israelitas...
Pero Jesús no se queda allí con explicación, sino que afirma algo que
sorprende y escandaliza a sus oyentes: "Yo Soy el Pan Viviente que ha bajado
del Cielo; si alguno come de este Pan vivirá para siempre"... y este pan -
dice Jesús - es mi carne". Frente a estas palabras, dos cosas resultan
terriblemente chocantes para quienes las escuchan:
* ¿Cómo Jesús , ese hombre que todos conocían, podía decir que Él es "el Pan
bajado del Cielo?”
* Y, todavía más chocante: ¿Cómo puede invitar a comer su carne como
verdadera comida y su sangre como verdadera bebida?
Pero Jesús responde no sólo con palabras, sino con gestos: justamente
antes de este discurso, Él había multiplicado los panes para mostrar que Él es el
único Pan verdadero . Todo otro pan - también el maná de los judíos en desierto -
es sólo una figura de la verdadera comida, que es el Cuerpo de Cristo...
Una de las cosas más hermosas de esta fiesta del corpus Christi, que hoy
celebramos, es que nos hace ver a Dios en todas las comidas , porque nos
recuerda que la comida que diariamente necesitamos para saciar nuestra hambre y
para no morirnos es una figura de EL ALIMENTO que necesitamos para saciar
nuestra hambre de Dios y vencer la muerte eterna, y este alimento es el C ORPUS
C HRISTI .
Por eso cristianos rezamos antes de comer, bendecimos los alimentos: es
un modo de pedirle a Dios que nunca a nadie le falte el alimento de cada día, pero
muy especialmente el alimento de Vida Eterna: que nadie se quede sin Dios, sin
Jesús .
Por eso también ese respeto casi sagrado con que muchas personas mayores tratan
el pan que se pone en la mesa familiar, como un reconocimiento agradecido a Dios,
que nos cuida y nos alimenta más que a los pájaros de cielo y la hierba de los
campos, y porque ese pan nos recuerda al Pan ... por eso también cuando falta el
pan en la mesa, por rica que sea la comida preparada, pareciera que falta lo más
importante...
Pero más allá de las comparaciones: si nos falta el Pan de la Vida
Eterna, si nos falta la Eucaristía, por menosprecio o desinterés nuestro,
verdaderamente nos falta lo más importante... nos falta todo, aunque
tengamos muchas cosas... Nos falta la Vida... no una vida que consista
simplemente en seguir respirando, en subsistir, en sobrevivir... la Vida Eterna es la
vida misma de Dios, que Él comparte con nosotros: su alegría, su amor, su paz, su
sabiduría, y todo porque "quien a Dios tiene, nada le falta" (santa Teresa).
Y Jesús es muy claro en el Evangelio: se trata de comer su carne y beber
su sangre para poder tener Vida Eterna... más aún: dice el señor "Mi Carne es la
verdadera Comida, y mi Sangre es la verdadera Bebida"... pero Jesús sabe
muy bien lo que quiere decirnos: no nos está invitando a que seamos caníbales, a
comer la carne de un cuerpo humano muerto... Él es el Viviente, y para darnos su
Vida Eterna se hizo hombre... y para quedarse con nosotros y ser nuestra fuerza en
el camino de la vida, se hace nuestro alimento... Cualquier otro alimento que
nosotros comemos se asimila y pasa a formar parte de nuestro organismo... en
cambio, este alimento nos asimila a Dios, porque comemos su Cuerpo... y
porque todo comemos su Cuerpo, formamos un solo Cuerpo: el Cuerpo de Cristo,
que es la Iglesia. Es cierto que nosotros "comulgamos"... pero no menos cierto es
que Cristo "nos comulga a nosotros " , nos asimila, nos hacen miembros vivos
de su Cuerpo. Por todo esto, la Unidad es una de las notas y un tesoro precioso de
la Iglesia,... [y por eso el escándalo y las divisiones de quienes quieren crear
"grupitos" dentro de la Iglesia].
Una consecuencia lógica de este ser miembros de Cristo glorioso es el
poseer ya desde ahora la Vida Eterna , que se nos da como anticipo en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo. Y si la Vida Eterna es la vida propia Dios, y los que
comulgan ya poseen esa Vida, significa que ya desde ahora el Cielo, con su gloria y
su felicidad eterna, comienzan a estar en nuestros corazones: ya en la amor Dios
nos inunda y se extiende hacia todos los hombres, con el propósito de dar la vida
como lo hizo Jesús .
Todos los que comulgamos quedamos unidos en Jesús como las partes de
un cuerpo: el Cuerpo que es la Iglesia, y que tiene que abarcar a todos los hombres
del mundo. Por eso otra consecuencia lógica de la Comunión es el
transformarnos en misioneros : la Eucaristía es Pan para la Vida de todo el
mundo, de todos los hombres, porque la vida plena Dios que se nos da en la
comunión tiene que reunirnos a todos los hombres en Jesús : de la misma manera
que muchos granos de trigo, dispersos en el campo, llegan a formar un solo pan,
así Cristo quiere reunir a todos los hombres del mundo en su Iglesia. ¿Acaso no lo
decimos en cada Misa: "[P ADRE ], TE PEDIMOS HUMILDEMENTE QUE EL E SPÍRITU
S ANTO CONGREGUE EN LA UNIDAD A CUANTOS PARTICIPAMOS DEL C UERPO Y S ANGRE DE
C RISTO " (Plegaria Eucaristía II).
Hermanos : las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy, respecto del Pan
celestial, manifiestan una realidad que sólo el Espíritu Santo puede hacernos
comprender y vivir, y que es Vida, Fuerza y Alegría para todo hombre. Este pan
nos hace espiritualmente fuertes, y más resplandecientes que el sol...
La fortaleza de los Apóstoles, los profetas, las vírgenes, los mártires, de
todos los santos, y también nuestra propia fortaleza en medio de nuestra debilidad,
esa fortaleza que nos anima constantemente a vivir en gracia, en santidad, a luchar
contra pecado y contra las tentaciones, no tiene otra explicación que el alimentarse
de la Eucaristía, Pan de los fuertes, pan de los Ángeles, hecho ahora
alimento de los peregrinos, dado a los hombres para que vivamos
intensamente la alegría de la unión con Dios , alegría que nada ni nadie nos
puede quitar si nosotros no cedemos definitivamente al pecado, y que conservamos
aún en los momentos de pruebas más difíciles... Si esta fuerza nos viene de la
Eucaristía, no debemos dudar de que este verdadero Pan del Cielo nos está dando
ya la Vida Eterna.
Una palabra, que brota desde lo profundo del corazón, para los que no
comulgan: Eucaristía es Comunión , sí... Pero antes incluso de ser Comunión es
Sacrificio y Presencia ... para todos. Que se ofrece incluso por todos los vivos y
por difuntos...
A los ojos del Padre Celestial, el mundo no se divide entre quienes
comulgan y quienes no comulgan, sino – a los sumo – entre quienes aman y
quienes no aman . Y la medida del amor es una medida que sólo Él conoce.
Tengamos, por lo tanto, gran cuidado en hacer de la Eucaristía un “certificado” de
caridad heroica, o un objeto de reivindicaciones eclesiales.
Para quienes habitualmente comulgan, recibir el Cuerpo de Cristo debe ser
causa de un mayor compromiso con el Señor y con todos los hombres; para
quienes – por diversos motivos – no pueden recibir la Comunión, Cristo debe ser
objeto de un deseo creciente e incesante, con plena conciencia de que - aún por
caminos misteriosos - el Señor “cuando más quiere dar, más hace desear”...
Al comulgar, recibimos a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, con su
Cuerpo, Sangre, alma y divinidad, que se hace Pan para que lo comamos ... que se
ofrece por la salvación de todos; que se queda sacramentalmente presente en el
Sagrario para que lo adoremos, y visitándolo y amándolo, preparemos nuestra
próxima Comunión, y comulgando, nos preparemos para el encuentro definitivo con
Él... ¡Qué la alegría inmensa del "Dios-con-nosotros", dándosenos como alimento
para la eternidad, nos haga exclamar con san Pablo: "si Dios está con nosotros,
¿Quién estará contra nosotros? ¿Quién podrá separar los del amor de Cristo?"! Dios
nos ama para siempre. Nunca nada ni nadie podrá separarlos del Amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor, hecho Pan para la vida del mundo .
Amén