Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Solemnidad del Cuerpo y Sangre Santísimos de Cristo
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron
tus padres * Glorifica al Señor, Jerusalén. * El pan es uno, y así nosotros, aunque
somos muchos, formamos un solo cuerpo * Mi carne es verdadera comida, y mi
sangre es verdadera bebida
Textos para este día:
Deuteronomio 8,2-3.14b-16a:
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha
hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a
prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió
haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni
conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de
todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó
de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible,
con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti
de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no
conocían tus padres.
Salmo 147:
Glorifica al Señor, Jerusalén; / alaba a tu Dios, Sión: / que ha reforzado los cerrojos
de tus puertas, / y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Ha puesto paz en tus fronteras, / te sacia con flor de harina. / Él envía su mensaje
a la tierra, / y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob, / sus decretos y mandatos a Israel; / con ninguna
nación obro así, / ni les dio a conocer sus mandatos. R.
1 Corintios 10,16-17:
Hermanos: El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la
sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo,
porque comemos todos del mismo pan.
Juan 6,51-58:
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del
cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi
carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la
carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que
come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último
día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come
mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha
enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste
es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron
y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."
Homilía
Temas de las lecturas: Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron
tus padres * Glorifica al Señor, Jerusalén. * El pan es uno, y así nosotros, aunque
somos muchos, formamos un solo cuerpo * Mi carne es verdadera comida, y mi
sangre es verdadera bebida
1. Un Alimento nuevo para un nuevo desafío
1.1 Moisés, en la primera lectura, les recuerda a los hebreos que han conocido un
alimento nuevo: el maná. Se han saciado con una comida que no conocieron sus
padres y la fuerza que han recibido les ha permitido superar la escasez propia del
desierto. En esto hay una enseñanza para nosotros.
1.2 Podemos comparar nuestra vida, o parte de ella, con ese desierto, no tanto por
las incomodidades sino por la imposibilidad real que a veces encontramos para
seguir adelante. Hay incomodidades en todas partes; lo propio, en cambio, del
desierto es que se extiende delante de nosotros como una amenaza a la vida
misma. Quien alguna vez haya sentido que se le extingue la vida, o el sentido de la
vida o las ganas de seguir viviendo, entiende también el significado profundo de
este desierto en el que Dios concedió un pan que era absolutamente nuevo para
ellos.
1.3 Nosotros aplicamos ese relato al alimento eucarístico porque comprendemos
que el impulso de amor que llevó a Cristo a dar su vida por nosotros es el mismo
impulso que puede darnos vida cuando todo lo demás parece alejarse o extinguirse.
Ejemplo real de esto encontramos particularmente en los mártires: enfrentados al
momento espantoso de ser torturados hasta la muerte, muchos hallaron su
fortaleza comiendo el Pan del Cielo: su último acto fue comulgar, y con ese viático,
verdadero "alimento para el camino," cruzaron el puente y entraron a la vida que
nadie puede arrebatarnos.
2. La Comunión es Personal pero no Individual
2.1 Ahora bien, es un mismo Cristo quien nos alimenta a todos. Por eso es verdad
que somos uno en él. Nuestra comunión es personal, porque Cristo se da a cada
uno y a cada una, pero no es individual, porque no nos encierra ni nos aísla del
resto de los hermanos y hermanas.
2.2 San Pablo nos recuerda estas verdades en el breve texto de la segunda lectura
de hoy. "El pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo?" Llegar
a descubrir que somos en Cristo es ya un paso pero hay que dar un paso más:
descubrir que los demás están conmigo en Cristo. Este pensamiento es
particularmente útil para santificar el afecto que tenemos por las personas que ya
amamos, así como para vencer las antipatías o malos sentimientos que pudiéramos
tener por alguien. Mirar a mi enemigo bañado en la misma Sangre que a mí me
redime es seguramente un medio espiritual e incluso psicológico muy potente para
superar divisiones y aversiones.
3. El Pan Vivo que da Vida
3.1 Aunque el Ciclo A de lecturas para el domingo toma la mayor parte de los
textos para el evangelio de la versión según san Mateo, hoy hemos escuchado un
pasaje de Juan que aparece después del milagro de la multiplicación de los panes.
Conviene recordar, a este respecto, que aunque este milagro está en los otros
evangelios, es en Juan donde se hace la transición del pan material al pan que da
vida, de modo que el milagro mismo queda como prolongado, magnificado y a la
vez acercado a nosotros con la meditación o predicación que le sigue.
3.2 Es cosa admirable ver que unas hogazas de pan alimentan a una multitud pero
es más admirable ver que un mismo Cristo alimenta a todos los creyentes. Es
maravilloso ver que comieron cerca de cinco mil familias pero es mucho más
grande ver que la familia de Dios se sienta alrededor del altar y recibe de allí su
alimento. Es grande que Cristo entregue ese pan bendecido pero es mucho más
grande que se entregue a sí mismo en la Eucaristía.