Solemnidad. San Pedro y San Pablo, apóstoles (29 de Junio)
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos y amigas,
El proyecto de Jesús sobre su Iglesia, su pregunta del millón a los apóstoles, la
respuesta de Pedro y su personalidad, la decisión del Padre Dios y la declaración
solemne de Jesús definiendo el papel preeminente de Pedro en la Iglesia, son los
puntos principales del evangelio de hoy (Mt 16, 13-19). Es la fiesta de los santos
apóstoles Pedro y Pablo, pero por el contenido del evangelio y por la referencia
obligada a su actual sucesor, el Papa Francisco, pareciera ser solo la fiesta de San
Pedro. (A San Pablo lo celebramos también el 25 de Enero, en la llamada Fiesta de
la Conversión de S. Pablo).
Jesús, a quien parece apurarle dejar organizado el grupo de sus Apóstoles (y demás
discípulos que le siguen), anda buscando a quién poner como Responsable, para
cuando Él ya no este. Al respecto les hace una pregunta de sondeo, la que, como
un eco, nos cuestiona desde siempre a todos. ¿Quién dicen Ustedes que soy Yo? La
respuesta de Pedro no se hace esperar y, lo que es más, deja a Jesús sorprendido,
entendiendo que semejante respuesta (Mt 16, 17) la ha puesto el Padre Dios en sus
labios y quiere que sea Simon quien comande el Grupo. A Jesús no le queda sino
solemnizar y completar el acontecimiento. Por eso, como en las pocas grandes
ocasiones de la Historia de Israel, le cambia el nombre de Simon por Kefas o Pedro
(= piedra). Y empieza a llamar Iglesia al Grupo de sus Apóstoles y seguidores.
Pedro es y será piedra, porque sobre él como si fuera una piedra angular o una
base rocosa, Jesús está edificando su Iglesia, es decir, en Pedro está dando al
Grupo de los Apóstoles una sólida organización y un Responsable con amplios
poderes: poder sobre “las puertas del Hades” (las fuerzas oscuras de la muerte, la
cultura de la muerte); y poder sobre “las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates
en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos” (que es más que el perdón de los pecados, otorgado
también a los apóstoles (Jn 20,21). Obviamente, los poderes que Jesús da a Pedro
no son para él sino para gobernar la iglesia, para dirigir ovejas y corderos (fieles y
obispos) como le dirá, ya resucitado, ratificándole en el cargo (Jn 20, 21).
Hoy estos poderes los tiene el Papa Francisco, 265º sucesor de Pedro, a quien
homenajeamos en su día y le tributamos afecto, adhesión, compromiso pastoral,
con oraciones, que siempre las pide, y un regalo económico, que nunca lo pide,
para sus caridades. Desde tiempo inmemorial, es costumbre muy significativa
celebrar el Día del Papa en la Fiesta de San Pedro. ¡Viva el Papa! ¡Viva el Papa
Francisco!
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