Lectio Divina: Solemnidad. San Pedro y San Pablo, apóstoles (29 de Junio)
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Columnas de la Iglesia, mensajeros del Evangelio
LA PALABRA HOY: Hechos 12, 1-11; Salmo 33; 2 Timoteo 4,6-8.17-18; Mateo
16,13-19
Ambientación: Afiches de Pedro y Pablo; ladrillos y unas llaves, con la Biblia y un
cirio.
Cantos sugeridos: Jesús, te seguiré; Juntos andemos, Señor.
Ambientación
San Pedro y San Pablo son pilares importantes de nuestra fe, sobre los que Cristo
sustentó su Iglesia y la evangelización de todos los pueblos. Recordamos su fe, su
testimonio, su ilusión de creyentes en Jesús y nos alegramos de su fidelidad,
porque gracias a ellos y a los demás apóstoles y a los discípulos de los primeros
tiempos, la Buena Noticia ha llegado hasta nuestros días. Reavivamos nuestra fe y
nuestra ilusión de cristianos.
Oración inicial
Bendito seas, Dios Padre nuestro,
Dios de los apóstoles, por habernos llamado a la fe
dentro de tu pueblo;
la Iglesia, que has cimentado sobre Cristo y sobre la palabra y el testimonio de los
apóstoles,
a quienes él eligió como sucesores suyos.
Te alabamos hoy con estos testigos cualificados del evangelio y columnas de la
Iglesia,
que fueron los apóstoles Pedro y Pablo. Concédenos, Señor, responder a tu elección
de amor para colmar las esperanzas depositadas en esta hora del mundo,
para mostrar a todos tu rostro auténtico,
para irradiar la luz del evangelio de Cristo en torno nuestro,
para presentar ante el mundo el rostro joven de tu Iglesia.
Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 16, 13-19
Motivación: En el Evangelio de hoy se le da a Pedro “oficialmente” el título de
piedra, roca en la que Jesús va a edificar su Iglesia. Aunque ésta tiene un cimiento
frágil no se hundirá. El misterio de la Iglesia, con Pedro a la cabeza, es un misterio
de fragilidad sostenido por la mano de Jesús que la cuida y la mantiene en pie.
Escuchemos.
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Cuál es la primera pregunta que hace Jesús a sus discípulos? ¿Quién dice la
gente que es Jesús?
¿Cuál es la respuesta de Pedro ante la pregunta de Jesús, acerca de quien dicen
ellos que es Él?
¿Por qué bendice Jesús a Pedro? ¿Quién ha inspirado a Pedro para contestar a la
pregunta de Jesús?
¿Qué quiere decir “Pedro”?
¿Cuál es la autoridad que recibe Pedro?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mc 8, 27-30; Lc 9, 18-21; Mt 26, 63;
Sab 16, 13 .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Con nuestras virtudes y defectos, somos la comunidad que hace
presente a Dios en un mundo que pierde la fe y somos también la comunidad cuyo
encargo es que no desaparezca la esperanza. Sin ella no es posible la vida ni el
futuro. Ella se asienta en el Dios que nos acoge.
¿Qué le contestarías a Jesús, si te preguntara: y tú quien dices que soy yo?
¿Reconozco a Jesús como el mesías, como el Hijo de Dios?
¿Soy capaz de aceptar los errores de algunos de los líderes de la iglesia o juzgo
sus acciones y las critico?
¿Tengo la valentía de anunciar a tiempo y a destiempo el Reino de Dios?
¿Soy capaz de responder con la misma convicción de Pedro a la pregunta de
quién es para mí Jesús?
Mi acción apostólica, ¿colabora en la edificación de la Iglesia fundada por Cristo?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: La oración es la respuesta que le damos a Dios que se nos manifiesta
primero. Agradezcamos el don de la fe y oremos por la fidelidad y perseverancia en
nuestra vocación y misión.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias
o la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
domingo .
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente, aconsejando al P. Antonio Durand, le propone el modelo
de san Pablo para el nuevo oficio encomendado:
Para conseguir todo esto, padre, es menester que nuestro Señor mismo imprima en
usted su sello y su carácter. Pues lo mismo que vemos cómo un arbolillo silvestre,
en el que se ha
injertado una rama buena, produce frutos de la misma naturaleza que esa rama,
también nosotros, miserables criaturas, a pesar de que no somos más que carne,
ramas secas y espinas, cuando nuestro Señor imprime en nosotros su carácter y
nos da, por así decirlo, la savia de su espíritu y de su gracia, estando unidos a él
como los sarmientos de la viña a la cepa, hacemos lo mismo que él hizo en la
tierra, esto es, realizamos obras divinas y engendramos lo mismo que san Pablo,
tan lleno de su espíritu, nuevos hijos de nuestro Señor. (XI, 237)
Compromiso:
Dedicar un momento de oración por la santidad y por la fortaleza de las
personas que han sido elegidas como sucesores de Pedro con la responsabilidad
de guiar a la Iglesia.
Oración final
Te agradecemos, Jesús Buen Pastor,
porque gobiernas, apacientas y guías tu rebaño
por intermedio de aquellos que te representan.
Y ustedes, santos apóstoles Pedro y Pablo, que en el ejercicio de la autoridad
supieron servir, enséñennos el espíritu de obediencia, el verdadero diálogo y
colaboración en el servicio fraterno.
Te agradecemos, Jesús Buen Pastor
por haber dado a los santos apóstoles Pedro y Pablo la gracia del martirio
y la gloria eterna en el cielo.
Y ustedes, nuestros protectores, por sus oraciones,
luchas y conquistas, obtengamos la gracia de vivir plenamente nuestra
consagración en el servicio, testimonio a través de nuestras actitudes y el amor de
que salva. AMEN.
Con permiso de somos.vicencianos.org