Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 14
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Mira a tu rey que viene a ti modesto * Bendeciré tu
nombre por siempre, Dios mío, mi rey. * Si con el Espíritu dais muerte a las obras
del cuerpo, viviréis * Soy manso y humilde de corazón
Textos para este día:
Zacarías 9,9-10:
Así dice el Señor: "Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey
que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino
de borrica. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los
arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río
al confín de la tierra."
Salmo 144:
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; / bendeciré tu nombre por siempre jamás. / Día
tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el
Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que
proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es fiel a sus palabras, / bondadoso en todas sus acciones. / El Señor
sostiene a los que van a caer, / endereza a los que ya se doblan. R.
Romanos 8,9.11-13:
Hermanos: Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu
de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si
el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que
resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos,
estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según
la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del
cuerpo, viviréis.
Mateo 11,25-30:
En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a
la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo
es llevadero y mi carga ligera."
Homilía
Temas de las lecturas: Mira a tu rey que viene a ti modesto * Bendeciré tu
nombre por siempre, Dios mío, mi rey. * Si con el Espíritu dais muerte a las obras
del cuerpo, viviréis * Soy manso y humilde de corazón
1. Un pueblo y un rey humildes
1.1 Las lecturas de hoy enfatizan en la humildad y en la gente humilde. Como esta
no es la virtud popular de nuestro tiempo, este domingo viene muy bien a todos,
porque nos ayuda a descubrir una faceta de la vida cristiana que nos hace mucho
bien y que en cierto modo es la puerta para muchos otros bienes.
1.2 Además, la humildad no es una virtud más dentro de una lista de virtudes. Si
miramos el conjunto del Antiguo Testamento, bien se puede decir que todo el
caminar del pueblo elegido tenía un motivo, y eso es lo que subraya la primera
lectura de hoy: al final, Dios quitará todos los emblemas de grandeza, de lucha y de
altivez.
1.3 Como que todo el Antiguo Testamento tenía una meta: preparar un pueblo
humilde, que pudiera aceptar a un que viene "humilde y montado en un burrito,"
según las palabras de Sofonías.
2. Grandeza de los pequeños
2.1 Ser pequeño es ser débil pero también, a menudo, es ser consciente de esa
misma debilidad. Esa conciencia lleva a no confiar demasiado en sí mismo y sobre
todo, lleva a buscar ayuda o soporte, cosa que suele abrir el corazón hacia Dios.
2.2 Los pequeños, además, suelen ser capaces de comprender primero que nadie lo
que significan las siguientes palabras: regalo, solidaridad, gratitud y alegría. Todas
ellas se pueden resumir en una: Evangelio.
3. Aprender de Jesucristo
3.1 Ciertamente no hallaremos maestro de humildad como Jesús. Pruebas externas
de su humildad son: el género de vida que llevó, la facilidad con que los pobres
comprendían su mensaje de vida y sus palabras; la capacidad suya para ser tratado
siempre como uno más; su espíritu continuo de servicio y dedicación a todos; la
manera de su oración y espíritu de obediente amor al Padre.
3.2 Puede juzgarse como extraño que Jesús se ponga a sí mismo como modelo
entre los humildes y mansos; parecería una falta de humildad, precisamente. No es
así, por supuesto. Lo que sucede es que la humildad, aun siendo grande entre las
virtudes, como todas ellas debe plegarse ante la Reina, que es la caridad. Y aunque
parecería más humildad que no hubiera dicho que era humilde, ese silencio hubiera
dejado incompleta la medida de su caridad sin límites.