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Día litúrgico: Domingo XIX (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 14,22-33): Después que se sació la gente, Jesús
apremió a sus discípulos a que subieran a la barca (…). Y después de despedir a la
gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras
tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era
contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua (…). Jesús les
dijo en seguida: «¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!ᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesucristo, el Señor, está cerca de su Iglesia
Hoy, en este relato tan bello, Jesús muestra —anticipadamente— cómo es su
cercanía con nosotros. Jesucristo se retira "al monte" para orar; los discípulos están
solos en la barca y amenazados por la fuerza de las olas. El Señor parece estar
lejano. Pero, como está cerca del Padre, los ve. Y porque los ve, viene hacia ellos
caminando sobre el mar, sube a la barca y hace posible la travesía hasta su
destino.
Ésta es una imagen para el tiempo de la Iglesia. El Señor está "en el monte" del
Padre: podemos invocarlo siempre, estando seguros de que Él siempre nos ve y nos
oye. También hoy la barca de la Iglesia, con el viento contrario de la historia,
navega por el océano agitado del tiempo. A veces, parece que está para hundirse.
Pero el Señor está presente y viene en el momento oportuno.
—Jesús, tú nos dices "Voy y vuelvo a vuestro lado": ésta la razón de nuestro júbilo.
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