Master·evangeli.net
Día litúrgico: Domingo XX (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 15,21-28): En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al
país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea (…) se postró ante Él, y le pidió
de rodillas: «Señor, socórreme». Él le contestó: «No está bien echar a los perros el
pan de los hijos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros
se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento
quedó curada su hija.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Fe (razonable) y razón (abierta)
Hoy, una mujer cananea (sin la fe de Israel) dialoga con Jesús. Podríamos
sospechar de la imposibilidad —o inutilidad— de este diálogo: ¿qué puede decir la
razón a la fe?; ¿qué puede decir la fe a la razón? ¡Tienen mucho que decirse!: la
"razón" de la cananea estaba abierta a la "trascendencia"; la divinidad de Jesús no
carece de razón (Él es el "Logos", la "Razón creadora", que se ha encarnado).
Cuando fe y razón se dividen, sufren ambas. La "cerrazón de la razón" tropieza con
la dificultad de explicar cómo es posible que de la casualidad haya surgido la
inteligencia (el maravilloso "orden" del cosmos, ¿puede venir del azar, del "no-
orden"?). Y la fe-religión tiene siempre necesidad de ser purificada por la razón
para mostrar su auténtico rostro humano (no es un "creer por creer", sino un "creer
razonable").
—Jesús: la cananea te dice "tienes razón"; tú le dices: "grande es tu fe". Sólo la fe
y la razón unidas iluminan toda la Verdad.
“servicio brindado por el http://evangeli.net/evangelio”. Con permiso a
homiletica.org