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Día litúrgico: Domingo XXI (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 16,13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de
Cesarea de Filipo, Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos: ᆱ(…) Vosotros, ¿quién
decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».
Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te
ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a
mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de
los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en
la tierra quedará desatado en los cielosᄏ (…).
Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona,
España)
El Papa no és un "dictador"
Hoy agradecemos a Dios la persona del Romano Pontífice, sucesor de san Pedro. El
Papa —haciendo suyas las palabras que Simón escuchó— es elegido para confirmar
en la fe a sus hermanos. Para ello recibe una particular asistencia del Espíritu
Santo. Todo eso se hizo evidente en Cesarea de Filipo: fue Simón Pedro quien, por
revelación del Padre, confesó públicamente y con precisión la divinidad de Cristo.
Él ha "recibido" el primado en la Iglesia. Decimos que lo ha "recibido" porque es un
encargo. El Papa tiene una potestad suprema, pero no para hacer lo que le
apetezca: él no es un "dictador", sino que debe ser el garante de la obediencia. Se
debe a Cristo: es su cabeza visible. Se debe a la Revelación: es su guardián. Se
debe a la Verdad: es su maestro. Se debe a sus hermanos: ¡es el Santo Padre! Es
el "siervo de los siervos de Dios".
—Dios Espíritu Santo, te pedimos que conserves, fortalezcas y defiendas al Papa.
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