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Día litúrgico: Domingo XXII (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 16,21-27): En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a
sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los
senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al
tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios,
Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista,
Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Diosᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La tentación del "éxito" sin la Cruz
Hoy, Jesús se aplica la profecía de Zacarías, quien había aludido en una misteriosa
visión a un Mesías que sufre la muerte. Jesucristo da forma concreta a esta visión,
dirigida hacia un futuro desconocido. Sin embargo, a la profecía de adversidad
sigue inmediatamente la promesa de salvación. Jesús, pasando a través de la
muerte, vivirá de nuevo.
Jesús-Resucitado es plenamente ese Pastor que en la travesía de la muerte guía
por el camino de la vida. Pero Pedro no se fija en la profecía de la resurrección y
sólo percibe el anuncio de muerte. Al ser contrario a la Cruz, no puede entender la
palabra "resurrección" y quisiera el éxito sin la cruz.
—Señor, ¿quién puede negar que la actitud de Pedro refleja la tentación constante
de los cristianos, e incluso también de la Iglesia (llegar al éxito sin la Cruz)? Nadie
es por sí mismo tan fuerte como para recorrer hasta el final el camino de la
salvación. Todos necesitamos el amor del Crucificado.
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