XV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Lecturas bíblicas
a.- Is. 7,1-9: Si no creéis, no subsistiréis.
b.- Mt. 11, 20-24: Ay de las ciudades impenitentes.
Estas ciudades mencionadas están alrededor del mar de Genesaret, donde más
estuvo fue Cafarnaúm. Tiro y Sidón, que también son mencionadas como ciudades
paganas, fueron acreedoras de la ira divina (cfr. Is.23; Am.1,9-10), sin olvidar
Sodoma y Gomorra, ciudades pecadoras por excelencia (cfr. Gn.18,16-19,29;
Mt.10,15). Fueron invitadas a la penitencia y no respondieron; a mayor actividad de
Jesús, mayor responsabilidad de parte de ellos. “ᄀAy de ti!” (v. 21), es toda una
llamada a la desventura, contrario a bienaventurados (cfr. Mt.5,3; 23,11ss).
Ciudades que serán juzgadas con mayor severidad, que las ciudades de Tiro y
Sidón, mencionadas por los profetas, por su por su riqueza y altiva arrogancia (cfr.
Is. 23,1-14; Ez. 26-28). Es en, Corazaín y Betsaida, donde se han hecho grandes
milagros de parte de Jesús; si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que
ahora el Mesías realiza, esas ciudades se habrían convertido, por ello serán tratadas
mejor el día del juicio (vv. 21-22). Pero el juicio más fuerte es para su propia
ciudad: “Y tú, Cafarnaúm, ﾿hasta el cielo te vas a encumbrar? ᄀHasta el Hades te
hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho
en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá
menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.” (vv. 23-24; Mt. 9,1). ¿Cuáles
milagros fueron hechos en estas ciudades? No lo sabemos con exactitud. Los
milagros son obras de Jesucristo, que actúa con el poder de Dios, sobre Satanás,
los elementos de la naturaleza, la enfermedad, y la muerte. Milagros que son
predicación y obras al mismo tiempo, que llaman a la conversión sobre todo en las
ciudades más pecadoras. La más responsable es Cafarnaúm, porque ahí Jesús
estuvo más tiempo, se hacía presente el Reino de Dios, con su presencia y palabra,
milagros y acciones. Las palabras que usa Jesús, son la referidas por el profeta
cuando condena a Babilonia (cfr. Is. 14, 13-15). Han rehusado el don de la gracia y
han dejado pasar el tiempo de la decisión. La predicación de Jesús, ayer como hoy,
exige una respuesta personal a su invitación; la respuesta es tan importante, que
tiene repercusión en el ingreso a la vida eterna o en su auto-exclusión de la misma.
La verdadera respuesta es la conversión personal a la que nos llama la Iglesia, en
nombre de Jesús, a los valores y actitudes del Reino de Dios. Vemos tanta falta de
Dios e increencia entre los hombres, egoísmo manifestado en todas sus formas,
que Dios nos pide generosidad para creer en eso que Jesús nos predicó y enseñó
con su vida. La oración frecuente al Espíritu Santo y la vida teologal, como
sacramental, son la fuente de la cual mana la savia divina que nos hace testigos
veraces del Resucitado.
La nueva Teresa de Jesús, nace del encuentro con Jesús de Nazaret, convertida a
su amor, gracia de arrepentimiento y unión que la purifica y levanta al diálogo
divino con Aquel, que la ama desde siempre en lo interior. “Comencé a leer las
Confesiones de San Agustín…Cuando llegué a su conversi￳n y leí c￳mo oy￳ aquella
voz en el huerto, no me parece sino que el Se￱or me la dio a mí (la conversi￳n)”
(Vida 9, 8).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD