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Día litúrgico: Sábado XIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 10,24-33): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles:
ᆱ(…) ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en
tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los
cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis
más que muchos pajarillos (…)ᄏ.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa
Francisco) (Città del Vaticano, Vaticano)
La dignidad única de cada persona
Hoy, en la “modernidad” se ha intentado construir la fraternidad universal entre los
hombres fundándose sobre la igualdad. Poco a poco, sin embargo, hemos
comprendido que esta fraternidad, sin referencia a un Padre común como
fundamento último, no logra subsistir. Es necesario volver a la verdadera raíz de la
fraternidad.
A lo largo de la historia de la salvación, el hombre descubre que Dios quiere hacer
partícipes a todos, como hermanos, de la única bendición. La fe nos enseña que
cada hombre es una bendición para mí, que la luz del rostro de Dios me ilumina a
través del rostro del hermano. Gracias a la fe, hemos descubierto la dignidad única
de cada persona, que no era tan evidente en el mundo antiguo.
—En el centro de la fe bíblica está el amor de Dios, su solicitud concreta por cada
persona, su designio de salvación que abraza a la humanidad entera y a toda la
creación, y que alcanza su cúspide en la encarnación, muerte y resurrección de
Jesucristo.
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