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Domingo 16A TO
“Dejen crecer el trigo y la cizaña” (Mt 13, 24-43)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Cizaña)
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
Es bonito crecer. Unos crecen más, otros menos. ¿Por qué?
<En mi ciudad habían abierto una nueva tienda. El rótulo decía: REGALOS DE
DIOS. Entré en la tienda. Un ángel atendía a los clientes.
En las estanterías vi frascos de amor, de fe, de salvación, de todo. Le dije al ángel:
- ¿Cuánto valen esos frascos?
- “Nada, son gratis. Los dones de Dios son todos gratis”. Y le dije:
-Dame, por favor, bastante amor de Dios, perdón de Dios, una bolsa de esperanza, un
frasco de fe y una caja de salvación.
El ángel entró a la trastienda-almacén, y salió con una cajita diminuta. Le pregunté:
-“¿Eso es todo?” El ángel me explicó:
-Ahí está todo. Dios no da nunca frutos maduros. Él sólo da pequeñas semillas que
cada cual tiene la obligación de cultivar.> (Félix Jiménez, escolapio)
Dios siembra su semilla. Pero el misterio de crecer es nuestra tarea, nuestra
responsabilidad y nuestra libertad, por supuesto, contando siempre con su ayuda amorosa.
Jesús nos cuenta dos parábolas sobre el crecimiento.
¿Cuáles son esas parábolas de Jesús sobre el crecimiento?
Dice: “ El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza.
La semilla de mostaza es muy pequeña: la de la mostaza negra no supera el milímetro
de diámetro. Pero, cuando nace la planta, llega a medir tres metros de altura. Es una de las
mayores hortalizas (v. 32). Hasta las aves del cielo se posan en sus ramas. Ello simboliza la
apertura del reino de Dios a todos, y quiere decir también que ofrece seguridad y protección.
Por su parte, la parábola de la levadura también describe cómo se hará grande el
reino de los cielos. La levadura actúa de una forma callada y sin pretensiones en la harina, y
hace fermentar una gran cantidad de ella para cocer y convertirla en pan.
Así ocurre con el reino de Dios: una vez “escondida la levadura” en la harina, se da un
proceso incesante de crecimiento, que la lleva a la plenitud. Nuestras vidas responsables son
grano de mostaza que el Señor ha escondido en el jardín de su creación, y son levadura que
hace crecer y fermentar la humanidad. Pero no todo crece sin problemas.
¿Qué problemas hay?
Jesús cuenta la parábola de la cizaña:
<“Un hombre sembró buena semilla en su campo; pero apareció también la cizaña.
¿Qué hacer? ¿Cortarla? ¿Y si resulta que cortamos también espigas de trigo? Pues ella de
pequeña se parece mucho al trigo. Y el amo de la mies dijo a sus obreros:
Mejor no. Déjenles crecer juntos hasta la siega, y entonces arrancaremos primero
la cizaña y la quemaremos, y el trigo lo guardaremos en el granero”>.
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La cizaña, de pequeña como semilla, se parece al trigo, y es casi imposible
distinguirlos. A medida que las plantas crecen, las raíces de las malas hierbas y las del trigo
se enroscan, de tal forma que es casi imposible separarlas, y cualquier intento de arrancar las
malas hierbas de la cizaña también arrancará el trigo.
La separación, sin embargo, es necesaria, porque la cizaña es amarga y algo tóxica.
La solución común es trillar los granos e irlos separando a mano, pues la cizaña en este
estado, es ya de un color diferente.
¿Qué significa esta parábola?
Jesús nos lo dice: el campo es el mundo, lleno de buenas y malas hierbas.
Pero esta parábola nos enseña el modo de proceder de Dios con ellas.
El Reino de Dios está abierto a todos. Todos tienen la oportunidad de germinar y dar
buen fruto. Dios envía su lluvia sobre buenos y malos.
Nuestra tentación es eliminar cuanto antes a los malos y al diferente.
Pero Dios, el dueño del campo, nos invita a ser tolerantes y a no ser fanáticos.
Dios confía en el ser humano y le da muchas oportunidades. La primera lectura de
hoy dice: “ El poder y la soberanía de Dios le hacen perdonar a todos. Tú, poderoso
soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia” (cfr. Sab 12,16-18).
Así Dios nos enseña a ser justos, humanos y perfectos.
Jesús nos dice: “ Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto ”.
Dios es “misericordioso y clemente, lento a la cólera y rico en piedad” (cfr. Sl
85,15). Santiago nos exhorta a imitar el estilo de Dios: “Sean todos prontos para escuchar,
lentos para hablar y tardos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que
Dios quiere” (St 1, 19-20).
Pero Dios terminará la historia con justicia, y los santos finalmente serán liberados de
todo abuso y opresión.
También nos envía el Espíritu Santo para ayudarnos a ver la mala hierba dentro de
nosotros mismos, y nos da tiempo para eliminarla de nuestra vida.
¿Qué ejemplos hay de quienes quisieron eliminar a los que no pensaban
como uno?
- Los hijos de Zebedeo . Ellos querían que bajara fuego del cielo y quemara a aquella
aldea samaritana, que no quería que Jesús pasara por ella, cuando subía a Jerusalén.
- El joven Saúl , que llegó a ser S. Pablo. Él se autoimpuso su programa personal de
eliminar la cristiandad, simplemente porque pensó que era algo malo.
En cambio, S. Francisco de Asís no mató al lobo feroz, sino que lo acogió.
¿Qué aplicaciones tiene la parábola para la vida ordinaria?
- Un esposo haría bien en ser paciente con su esposa imperfecta y una esposa en
tener paciencia con su esposo imperfecto.
- Los padres harían bien en ser pacientes con sus hijos imperfectos y los hijos en
serlo con sus padres imperfectos.
- Los jefes harían bien en ser pacientes con sus empleados imperfectos y los
empleados en ser pacientes con sus jefes imperfectos.
Sin embargo, conviene que los padres y supervisores enseñen y disciplinen con cariño
y respeto a aquellos bajo su cuidado.