XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
VEGETALES, IMÁGENES DEL REINO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Como en otras muchas ocasiones os he recordado, el mensaje bíblico es iniciativa
de Dios, que inspira a hombres, para que sean estos los que, a su manera, nos lo
trasmitan. Este es el motivo por el cual en la liturgia, empezamos nombrando a un
autor, en el caso de hoy Mateo, y acabamos diciendo que es palabra de Dios, o del
Señor. Se deduce de esto que la composición, el texto que tenemos, está
mediatizado por la personalidad del que lo redactó, su entorno geográfico y su
momento histórico, que no es precisamente el nuestro.
Las labores del campo en la actualidad están muy tecnificadas y por otra parte lo
que se siembra, no es exactamente lo mismo que se recolectaba por aquel
entonces. Quiero decir que la cultura de la cuenca mediterránea es del trigo y la
cebada y la de otras sociedades, pueden ser del maíz o del arroz, por poner
ejemplos concretos. Cosas tan inocentes, pueden influir en la idiosincrasia de la
gente y hasta en el fácil o difícil el entendimiento del mensaje evangélico.
El Señor, mis queridos jóvenes lectores, compara el Reino de los cielos a la cizaña,
a la mostaza y a la levadura y para muchos de vosotros este lenguaje os resultará
incomprensible. Aquí reside la necesidad del profeta pedagogo, que puede ser un
estudioso especializado pero, que recibido por cualquiera de vosotros y entendido,
después, a vuestra manera, deberéis trasmitirlo a amigos o compañeros.
El proceder, la dinámica, será semejante a lo que le pasó a un labrador que sembró
trigo en su campo, amigos perspicaces le advirtieron que habían visto que brotes
de cizaña… Las dos plantas, en su primera época, se asemejan, pero si del grano de
trigo sale una espiga prieta, gallarda y granada, la cizaña culmina su vida en una
vanidosa estaquilla muy diferente, de sabor amargo y a la postre tóxica también.
Hoy esto ya no ocurre. En los campos se introduce exclusivamente buena semilla,
el terreno ha sido sometido a herbicidas. La cizaña, si la buscáis, la encontraréis
exclusivamente dispersa entre abrojos, al borde de caminos poco transitados y
nadie se fija en ella.
Me parece que la enseñanza de Jesús se podría explicar de la siguiente manera,
entre otros modos. Hubo un cristiano muy coherente y fervoroso. Se propuso dar
testimonio de su Fe en su entorno. Pensó que la visita de un amigo extranjero, líder
en su país de un acreditado movimiento, y la presentación de una muestra de arte
religioso, podían ser un buen reclamo para cristianos olvidados, que pudieran tener
escondidas u olvidadas, aquello que en la familia y en la parroquia, habían
aprendido de pequeños. Puso toda su ilusión en el proyecto. Pero, silenciosamente
alguien iba preparando una fiesta, que incluía cena, música y baile. Llegó el día
previsto y nuestro protagonista se encontró casi solo en su encuentro preparado
con tanta ilusión. Se lamentaba amargamente, alguien le dijo al oído: no te quejes,
ahora tus compañeros, los que esperabas y no han venido, aquellos que se decían
entre sí ¿por qué hemos de ser diferentes de los demás? La gente de hoy en día
acude a fiestas y conciertos y nosotros no seremos una excepción. ¿para qué
vamos a ir a otro sitio?. La voz prosiguió: no te quejes, no te desanimes, ya verás
lo que vendrá más tarde. Lo que llegó, fue que aquel show había sido la excusa
para introducir el consumo de droga y su venta, aunque no se hubiera anunciado.
Querían los que fueron, ser igual que los demás y descubrieron que el organizador
era un corrupto como los demás, que se lucró cuanto pudo, sin que al principio se
dieran cuenta. Con el tiempo y descubierto el fraude, buscaron derroteros parecidos
a los que nuestro amigo les había propuesto, aunque tarde, confiaron algunos en él
Si sois fieles a las sugerencias del Señor, no os desaniméis nunca, mis queridos
jóvenes lectores. Vuestras iniciativas seguramente, serán de poca monta. No
dispondréis de la tecnología que arrastra tras de sí un conjunto musical. No os
inquietéis, si vuestra sincera Fe, reforzada por la oración, pretendéis contagiarla en
vuestro entorno. Alguien la recibirá y la acogerá en su interior. Un día germinará y
crecerá. Tal vez como consecuencia, al cabo de los años, entre los marginados de
un remoto lugar, o entre los pobres más olvidados, alguien invente una ONG que
ayude y acoja y contará que la idea se le empezó a ocurrir el día que os encontró y
le sembrasteis un poquito de esperanza, pese al ambiente de mediocridad que
rodeaba y que todavía nos invade. (No le deis vueltas a qué es el grano de
mostaza, nadie exactamente sabe de qué planta se trata, lo he estudiado y he
preguntado a gente de aquí y de allá, cristiana y judía. Lo único seguro, es que no
se trata de la planta de donde sale la salsa que lleva su nombre).
Del tercer ejemplo que pone el Maestro tengo experiencia. Dada mi situación
geográfica, me resulta lo más rápido, cómodo y barato, elaborar yo mismo mi pan.
Tengo uno de esos cacharritos domésticos que lo logran cómodamente. Meto la
harina y el agua, en total unos 800gr. Si aprieto entonces el botón y se pone en
marcha el artilugio, saldrá una pieza dura como una piedra. Ahora bien, si le añado
5gr, sólo cinco gramos, de levadura, a las tres horas y quince minutos, tendré un
sabroso pan del que se podrán aprovechar también los que compartan mi mesa.
La oración de una viejecita, el favor hecho por una chica sonriente a un viandante
despistado, la ayuda prestada al que necesita que alguien una sus fuerzas y entre
los dos levanten un pesado fardo, pues ha sufrido un percance, cualquiera de estos
sencillos u otros gestos, pueden cambiar el estado de ánimo del que se lucra de él,
modificar su vida para bien y a la postre enriquecer la realidad del momento y
posterior.
En resumidas cuentas, por solitarios que os encontréis, pese a que nadie os
entienda o quiera secundar vuestras iniciativas, no os desaniméis nuca. Acordaos
del dicho: nunca se sabe el bien que se hace, cuando se hace el bien.