“COMPROMISO EN LO COTIDIANO”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el domingo XVI durante el año
(20 de julio 2014)
En nuestra época otras de las palabras poco escuchadas es “santidad”. Quizá algunos
medios masivos la toman cuando se presenta un acontecimiento ligado a la religiosidad
popular. Otras veces a los santos se los presenta como figuras que no se asemejan a los
hombres y mujeres comunes. Se hace referencia más por sus aspectos extraordinarios que
por haber vivido la santidad en la vida ordinaria. Lamentablemente algunas biografías
ayudan a acentuar esta imagen distante de la santidad. El Santo Papa Juan Pablo II en la
carta “Novo Millennio Ineunte”, escrita al comenzar un nuevo milenio y siglo nos aclara
sobre el tema: “Como el Concilio mismo explicó, este ideal de perfección no ha de ser
malentendido, como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable solo para
algunos “genios” de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la
vocación de cada uno” (31).
En realidad la Iglesia nos propone estos modelos, para que nosotros veamos que la santidad
es posible. Si es raro escuchar hablar de la santidad, puede ser más difícil entender que
todos los hombres y mujeres, sobre todo los bautizados tenemos el llamado y la posibilidad
de ser santos.
“Novo Millennio Ineunte” iniciando el siglo XXI nos decía que en la base de toda
programación pastoral deberemos poner la santidad como primer objetivo aunque esto
parezca poco práctico. Nosotros como Diócesis hemos realizado un camino de preparación
hacia el año jubilar, nuestros cincuenta años de creación de la Diócesis, que lo hemos
celebrado en 2007 con nuestro primer Sínodo Diocesano. Durante este tiempo estamos
buscando caminos para asumir las conclusiones de dicho Sínodo, sintetizadas en el texto:
“Orientaciones pastorales”. En la base de este camino que seguimos realizando está el tema
de la conversión a Jesucristo y por lo tanto la necesidad de respaldar nuestra acción
evangelizadora con la búsqueda de la santidad.
Uno de los temas que implican la acción evangelizadora en nuestra Diócesis en este tiempo
pos-sinodal es la formaci￳n. En las “Orientaciones Pastorales”, se formula en el capitulo V:
“Discípulos de Jesucristo: Formaci￳n como camino de Discipulado”, se￱ala: “la variedad y
alternativas formativas, la articulación y coordinación de instancias de formación, sobre
todo para el laicado, será fundamental a la hora de buscar caminos para ser una Iglesia que
acentúe la misi￳n discipular”.
El próximo domingo 31 de agosto retomaremos y celebraremos el encuentro diocesano de
todos los catequistas en la parroquia “Corpus Christi”, en Corpus, en su polideportivo. Por
un lado nos animaremos celebrando la fe y la misión fundamental que llevan adelante miles
de catequistas de nuestra Diócesis, y continuaremos el trabajo de buscar respuestas
adecuadas para nuestro tiempo en la iniciación cristiana, camino que desde hace años
venimos realizando.
El texto del Evangelio de este domingo (Mt. 13, 24-43), puede ayudarnos a comprender
como en la sociedad, pero también en nuestro corazón conviven el trigo y la cizaña. El
Apóstol San Pablo señala la lucha que se da entre el hombre viejo y el hombre nuevo. La
cizaña gana espacio en una sociedad o ambiente, o bien, en las estructuras de pecado,
cuando cada persona o ciudadano, se permite optar por el uso de cualquier medio malo para
lograr un fin determinado. Desde el texto bíblico podemos decir que es allí cuando crece la
cizaña. Por el contrario el tener ideales, el buscar la santidad, nos permiten que el trigo
crezca y que nuestros ambientes y sociedad sean vivibles. Desde ya que esta búsqueda de la
santidad es un llamado para todos los cristianos, para que cada uno viva a fondo su
vocación y misión. Pero hay que subrayar que los laicos que son la mayoría del pueblo de
Dios, tienen una especial responsabilidad en este tiempo de discipulado y misión porque a
ellos les toca en sus ambientes, transformar las realidades temporales, ser instrumentos
directos en la cotidianeidad de la evangelización y humanización de la cultura. Si creemos
posible una sociedad y cultura más sana, donde crezca el trigo, deberemos disponernos a
quitar la cizaña de nuestro corazón que tanto perjudica a los demás y nos sumergen en la
oscuridad.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas