DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO CICLO A
¿HAN ENTENDIDO TODO ESTO?
El primero es un agricultor jornalero quien trabajando en el campo se encontró
con un tesoro jamás imaginado; lo esconde de nuevo y con alegría vende todo
para hacerse al campo. El segundo es un comerciante que tiene almacenes en
diversos puntos (emporios, en griego; emporio, cadena), quien para negociar
busca siempre novedades. Un día le ofrecieron una perla preciosa; sin decírselo
a nadie va y vende cuanto tiene y regresa para comprarla. Ambos se deshicieron
de todo para hacerse al tesoro y la perla. (El Reino-Jesús)
Primero se descubre el bien y luego la venta de las cosas para adquirirlo. La
alegría precede la renuncia, la atracción a la acción; lo descubierto (el Reino),
justifica la privación de venderlo todo. La opción por, el reino de Jesús implica
una opción por la belleza (la perla).
Mirando un poco más a fondo en estas parábolas encontramos varios
propietarios. Uno visible y otro invisible: el primero va, vende y compra; y el
oculto es el propietario que no advierte que en su campo hay un tesoro; quizás
sea una mujer que en sus cosas por vender no se ha dado cuenta del valor de su
joya; el comerciante que si sabe de perlas va y vende todo para que sea suya y
poder negociarla después.
Para comprender estas parábolas: ¿con cuál de todos estos personajes nos
identificamos nosotros? ¿Qué podemos hacer para adquirir el Reino que es
Jesús?
PARA LA VIDA LO MEJOR.
A Jesús no le interesa que disfrutemos leyendo los evangelios como historietas
divertidas y seductivas con alto valor literario; El busca ser para quienes lo
escuchan y acogen, para nosotros, el tesoro y el valor más grande que podemos
adquirir ,como buena noticia para nuestra vida y una inesperada sorpresa para
nuestro coraz￳n. “Estoy persuadido que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni
potestades, ni presente ni futuro, ni poderes ni alturas ni honduras, ni criatura
alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús” (ROM
8,38-39).” Todo lo considero pérdida comparado con el superior conocimiento de
Cristo Jesús ,por el cual doy todo por perdido y lo considero basura con tal de
ganarme a Cristo y estar unido a Él”(Flp 3,8-9).
LA PALABRA DA SABIDURÍA.
La conveniencia de escoger el Reino sobre cualquiera otra riqueza requiere un
diálogo permanente entre la Palabra de Dios y mi vida, mejor si este diálogo se
da en comunidad, para comprender como Jesús es la mejor oferta y el negocio
que haga sostenible mi vida actual hasta la vida eterna. “Mi porci￳n es el Se￱or,
he resuelto guardar tus palabras. Más estimo yo los preceptos de tu boca, que
miles de monedas de oro y plata. La explicación de tus palabras, da inteligencia
a los ignorantes” (Salmo 118). “Aleluya, aleluya. Te doy gracias, Padre, porque
has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. Aleluya”. (Mt 11,25)
LA MEZCLA ES PASAJERA
La parábola de la red es semejante a la de la cizaña y el trigo, pero el reino de
los cielos no se compara con la red sino con el discernimiento que Jesús tiene
con la pesca. La red barredera se tira con una o dos barcas y luego se recoge
desde la orilla con cuerdas; se sientan recogen los buenos y tiran los malos. Esta
separación la hará Dios sólo al final. Así que estaremos, incluso si vivimos en
comunidad, como una mezcla de peces, elementos positivos y negativos,
mientras dura nuestra marcha por el mar. Pero se trata solo de una situación
histórica y pasajera mientras llegamos a la orilla final como comunidad de
discípulos que acogieron la palabra del Reino.
EL DISCERNIMIENTO ES DON.
Una persona que en su corazón pueda discernir, distinguir, que es lo antiguo en
su vida y lo nuevo desde la fe, es decir, comprender como todo tiene sentido
desde la Palabra de Dios que es Jesús. Un escriba (judío instruido en las cosas
del Reino), padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y antiguas
(Evangelio). El discernimiento, como don que es, hay que pedirlo como
Salom￳n: “Da a tu siervo un coraz￳n d￳cil para gobernar a tu pueblo, para
discernir el mal del bien, pues ¿Quién sería capaz de gobernar este pueblo tan
numeroso? Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le
dijo: por haber pedido esto y no haber pedido para ti una vida larga ni riquezas
ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y
gobernar, cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no ha
habido antes ni lo habrá después de ti” (Primera lectura).
ATENCIÓN.
La pregunta que Jesús nos hace al final de las lecturas de la liturgia, sobre todo
del evangelio, es: ¿Han entendido todo esto?
Si lo hemos entendido es para que también nosotros como Jesús podamos
anunciar el Reino que a nosotros nos ha transformado en discípulos de Jesús; y
quienes nos vean y escuchen crean que también a ellos los puede transformar
internamente el Reino de Dios. Sólo con la transformación interior se puede
decir que hemos entendido las parábolas del Reino.
“A quienes Jesús conoce de antemano, los predestina para que produzcan en sí
mismos la imagen de su propio Hijo, a fin que él sea el Primogénito entre
muchos hermanos. A quienes predestina los llama .a quienes llaman, los
justifica, y a quienes justifica, los glorifica. (Segunda lectura).
Padre Emilio Betancur Múnera