Domingo XIV Tiempo Ordinario Ciclo A
Emilio Betancur cada semana.
DEL CANSANCIO A LA PAZ.
No sabemos si antes era así pero hoy nos obsesiona el ego, el ansia de tener
para poder y el poder para mandar no para servir, la corrupción, la violencia
física sobre las personas y moral sobre sus conciencias; y todo con sus
inmerecidas justificaciones.
Cuando escuchamos y sentimos interiormente que la palabra de la liturgia de
hoy, particularmente el evangelio, nos toca queremos rezar como Jesús: “Te doy
gracias Padre, Se￱or del cielo y de la tierra” porque realmente los que entienden
y siguen a Jesús son la gente sencilla.
Todo lo de Jesús, sus expresiones y acciones han sido reveladas a los pequeños
desde los niños en su vulnerabilidad, la pequeña comunidad de discípulos en su
pobreza, o a las personas desprotegidas, fáciles de engañar por ser propensas a
creer en falsas promesas.
“! Te doy gracias Padre, Se￱or del cielo y de la tierra, porque ocultas estas
cosas, las obras de Jesús, a los sabios e inteligentes” (Evangelio). Dios ha
ocultado la identidad y misión de Jesús a los sabios e inteligentes, dirigentes y
élites política y religiosa, que no acogen su palabra, pero si fomentan sus
propios intereses y el control de toda la vida de Israel. ¡En cabeza de quienes
entre nosotros están estos dirigentes y élites! No es que el inteligente sea
siempre orgulloso, ni el ignorante siempre humilde; se trata de la relación con
Jesús.
EL DESORDEN EGOÍSTA.
“Estas cosas” son los secretos del Reino, el tesoro escondido del evangelio, las
promesas de Dios cumplidas en Jesucristo, la acción del espíritu para
transformar nuestro interior sanando el egoísmo. “Hermanos: ustedes no viven
conforme al desorden egoísta como conducta, sino conforme al Espíritu de Dios,
servicio, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes.
Quien no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo… Pues si ustedes viven de
ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del
espíritu destruyen sus malas acciones (el egoísmo) entonces vivirán” (Segunda
lectura).
A QUE NOS INVITA JESÚS.
Jesús no llama a los discípulos sino a “todos los que están cansados, abatidos y
agobiados”, en aquel entonces, bajo la dominaci￳n imperial romana y sus
estructuradas políticas y socio económicas; hoy este evangelio es una invitación
a todos los que se sienten cansados por la situación económica, la injusticia y la
inequidad, la corrupción privada y pública, la violencia, las falsas expectativas
de la política; o a quienes se sienten cansados con su pareja o con sus hijos, los
cansados de sus familias, jefes o compañeros de estudio o de trabajo; a los
fracasados, los que se sienten solos con miedo de vivir, o los que cargan con su
pasado para todo la vida.
La invitación de Jesús es a experimentar por la acción del Espíritu la liberación
de la fuente del mal, el egoísmo. Aprendan de mí que soy manso y humilde de
coraz￳n” (centro de la identidad y adhesi￳n de una persona a Jesús). Vivir al
estilo de Jesús es encontrar el mejor espacio de descanso y paz. La carga de
Jesús es ligera en cuanto que libera de toda esclavitud. Jesús nos induce a esta
paz con imperativos: venir, tomar, aprender, encontrar. Lo importante es que el
hombre se encuentre o reencuentre con la felicidad y la paz sin agitarse, sin
desesperación, siendo paciente como Jesús que nos acompaña en las fatigas y
cansancios de todos los días. Todos los que tienen la experiencia de la paz en
Jesús, deben dar razón de ella, para que otros puedan decir lo mismo: Yo estaba
hundido y me sacó, cansado y me ayudó, triste y me alegró, siendo pecador me
perdonó.
Padre Emilio Betancur Múnera