DOMINGO XXVI TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt. 21, 28-32
En aquel tiempo dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del
pueblo:
«¿Qué opináis de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero
y le ordenó:
“Hijo, ve a trabajar hoy en la vi￱a’’.
Él le contestó:
“Ya voy, se￱or”, pero no fue. El padre se dirigi￳ al segundo y le dijo lo
mismo. Éste le respondió:
“No quiero ir”, pero se arrepinti￳ y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre?»
Ellos le respondieron:
«El segundo».
Entonces Jesús les dijo:
«Yo os aseguro que los publicanos y las prostitutas se os han adelantado en
el camino del Reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan, predicó el camino
de la justicia y no le creisteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí
le creyeron; vosotros, ni siquiera después de haber visto, os habéis
arrepentido ni habéis creído en él».
CUENTO: EL GALLO Y EL DIAMANTE
Un pobre gallo, flacucho y hambriento, buscaba afanosamente algo para
comer. Picoteaba por todas partes, bajo los haces de leña, entre las matas
de hierba, alrededor de las piedras e incluso escarbando en la tierra.
De pronto el gallo se detuvo. Allí, ante sus ojos, había una piedra distinta de
las otras, que brillaba de una manera especial.
El gallo se quedó contemplándola, encandilado y perplejo. Luego, de pronto,
entendió. Aquella no era una piedra cualquiera. Su forma, su brillo y sus
dimensiones la delataban.
- Los hombres te llamarán diamante, piedra preciosa – murmuró el gallo
hambriento – pero para mí, tú no vales más que un grano de trigo.
Y se dio la vuelta para seguir picoteando, ajeno al valor de lo que había
encontrado.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Leyendo el Evangelio de hoy uno puede hasta escandalizarse. Es uno de
esos textos que a más de uno le gustaría que no hubiera sido escrito. ¡Y es
que a Jesús se le ocurre decir cada cosa!. En medio de gente piadosa,
recuerda que no son ellos los que llegarán primero al Reino de Dios, sino los
publicanos, o sea los pecadores públicos, y las prostitutas. Un duro aviso
para los que se creen buenos o encasillan el Reino de Dios según categorías
de cumplimiento de leyes y normas, o prácticas religiosas de devoción.
Queda claro: el Reino de Dios es un don que se acoge sólo desde la
humildad y el agradecimiento, no desde la autosuficiencia y el desprecio a
los que no son como nosotros. No es el ejemplo moral lo que nos hace
merecedores del Reino, sino la capacidad de acogerlo desde la gratuidad.
Porque modelos morales no eran precisamente los publicanos y prostitutas.
Si van a heredar el Reino de Dios no es porque sean peores o mejores que
los demás, sino porque están capacitados, desde su experiencia de
marginación y exclusión religiosa, moral o social, del aparato de poder
clerical de la época, que definía quién era digno o no de ese Reino. Esto sí
que es revolucionario, esto sí que pone el mundo del revés, esto sí que
denuncia nuestras hipocresías, falsedades, prejuicios, altanerías. No es por
nuestro cumplimiento escrupuloso de la ley por lo que nos salvaremos. La
salvación es un regalo de Dios que se nos ha dado en Cristo y que sólo se
recibe desde el AMOR. Nos van a juzgar de Amor. Blindados en nuestras
seguridades y certezas espirituales, nos podemos perder el saber leer la
presencia del Señor en los más pobres, los necesitados, los excluidos, los
que no cuentan o son marginados. Ojalá no nos ocurra como a los fariseos
del Evangelio, que fácilmente decían que eran religiosos, pero que a la hora
de la verdad, lo que dicen es pura palabrería porque no son conversos de
corazón, sino de tradición. Es una realidad el abandono masivo de la Iglesia
en estos últimos años. Muchos sin duda que no tenían fe, sino herencia
religiosa cultural y familiar. Nunca se habían encontrado con el Cristo
Salvador y Señor del Amor en sus vidas. Muchos todavía también se creen
que por estar bautizados o pertenecer a tal o cual movimiento, parroquia,
asociación, ya tienen pase asegurado para el cielo. Dicen sí con facilidad a
la pregunta de si son católicos o están bautizados, pero en realidad quieren
decir que no lo son. Y otros que aparentemente no lo son, nos dan más
ejemplo de coherencia de vida y cuando conocen el Evangelio y a Jesús, se
convierten en cristianos comprometidos de verdad. Sería bueno este
domingo revisar nuestra fe y nuestro compromiso con Cristo. Hoy en día la
gente pide testigos convencidos de la fe, alegres, solidarios, amables,
sencillos, preocupados de los demás. Es la falta de amor y de coherencia de
muchos cristianos lo que aleja a otros de esa fe. El cuento de hoy nos avisa
para que no nos pase como al gallo, que encontró un precioso diamante y
no quiso ver en él el gran valor que tenía, como muchos hoy día, que no
saben valorar el diamante de la fe y los grandes valores que dan la
felicidad, ocupados en picotear y acumular cosas materiales que los hacen
ciegos a la presencia de Dios en sus vidas. No seamos como aquellos
publicanos, que creyéndose en la propiedad de reclamar a Dios y atados a
leyes que los deshumanizan, no sepamos ver los signos de la presencia del
Señor en el mundo y en las personas, también en aquellos que
humanamente puede parecer que están mas alejados de Dios. No nos
creamos los buenos, demos ejemplo diario de bondad y de amabilidad. Ahí
se notará que somos los elegidos y llamados. QUE TENGAIS UNA FELIZ
SEMANA Y HACED TODO EL BIEN QUE PODAIS, CON HUMILDAD Y CON
MUCHA ALEGRÍA.