XVI domingo del tiempo ordinario. Ciclo A
La libertad es derecho sagrado
La Palabra: “No arranquéis la ciza￱a, pues podríais sin quererlo arrancar el trigo”
(evangelio).
1. Los labradores del campo ven con preocupación cómo con el trigo que sembraron
también brotan las malas hierbas que en la tierra de Galilea, donde hablaba Jesús,
llamaban cizaña. Lógicamente, la reacción espontánea es arrancar la cizaña, pero la
operación no es fácil porque sus matas crecen entrelazadas con las del trigo.
Siguiendo el evangelio, la Iglesia en el Concilio Vaticano II declar￳: “la orientaci￳n
del hombre hacia el bien solo se logra con el uso de la libertad, la cual posee un
valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo; y con toda razón,
pues la libertad es el signo de la imagen divina en el hombre”. Luego a la libertad
se la puede acompañar, educar o ayudar, pero nunca suplir o anular.
2. Esta orientación es muy saludable para los cristianos. Debemos caminar con ojos
abiertos para mirar al mundo desde el corazón de Dios. En la sociedad brotan
continuamente anhelos, proyectos y empeños que son laudables y promueven a la
humanidad, aunque frecuentemente nacen entre hierba mala; es necesario un
delicado discernimiento. Eso mismo ocurre también dentro de la comunidad. Hay
que pasar de las condenas tajantes, al diálogo sincero.
3. La orientación vale también para la organización política. Es importante para
evitar que ningún régimen político acabe en dictadura ahogando caminos hacia una
verdadera democracia, pero sin olvidar que la ideología del neoliberalismo
económico que hoy se ha impuesto en un mundo globalizado, no solo está matando
la libertad de los pobres, sino que prácticamente les cierra la posibilidad de vivir
con dignidad. La parábola del trigo y la cizaña puede ser llamada de atención para
todos.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net