Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 18
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Venid y comed * Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de
favores. * Ninguna criatura podrá apartaros del amor de Dios, manifestado en
Cristo * Comieron todos hasta quedar satisfechos
Textos para este día:
Isaías 55,1-3:
Así dice el Señor: "Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis
dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué
gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el
oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la
promesa que aseguré a David."
Salmo 144:
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el
Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Los ojos de todos te están aguardando, / tú les das la comida a su tiempo; / abres
tú la mano, / y sacias de favores a todo viviente. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; /
cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.
Romanos 8,35.37-39:
Hermanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la
angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy
convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni
futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos
del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Mateo 14,13-21:
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de
allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra
desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los
enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en
despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se
compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de
comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces."
Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando
los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente.
Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.
Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Homilía
Temas de las lecturas: Venid y comed * Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de
favores. * Ninguna criatura podrá apartaros del amor de Dios, manifestado en
Cristo * Comieron todos hasta quedar satisfechos
1. Abundancia, Regalo, Gracia
1.1 Las tres lecturas de hoy repican como campanas de pascua el tema del amor
abundante de Dios. Nuestro Dios no es tacaño ni mezquino; es generoso, más allá
de todo lo que podemos imaginar o afirmar. Y tal es su munificencia que a menudo
da sin cobrar. La palabra clave del Nuevo Testamento y quizá de toda la Biblia lleva
ese sello de lo gratis. Hablamos de la palabra gracia.
1.2 Esta idea del Dios dadivoso y magnánimo contrasta mucho con la idea del Dios
de mente estrecha que muchos cristianos parecen tener en su cabeza. Según tal
concepto, Dios estaría solamente a la caza de nuestros errores para llevar
meticulosa cuenta de lo que hacemos mal o en qué fallamos. Es un Dios al acecho,
amargado con la imperfección de su obra, indispuesto contra el hombre y
predispuesto a condenarlo sumaria y definitivamente.
1.3 Frente a tal idea nos encontramos hoy con una invitación pasmosa: "los que no
tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen leche y vino sin pagar." Este es
un Dios que conoce dos cosas: que necesitamos y que no podemos dar nada a
cambio de lo que necesitamos. Este es un Dios compasivo del cual quedó escrito en
el evangelio: "vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los
enfermos." Un Dios que multiplica panes, regala perdón, ofrece alimento a los
hambrientos y enseña sabiduría sin cobrar.
2. Sí a las Necesidades, No a los Caprichos
2.1 ¿Por qué entonces estrechamos la idea de Dios? ¿Por qué la encogemos
haciéndole como si pensara igual o peor que nosotros? Una razón es porque estos
regalos de Dios tienen el propósito no sólo de calmar nuestras penurias sino de
transformarnos a nosotros mismos. Y a veces pasa que queremos satisfacer el
apetito pero a la vez seguir siendo las personas que hemos sido. Queremos no un
Dios generoso sino un Dios a nuestro antojo. No un Dios para responder a nuestras
necesidades sino a nuestros caprichos. Por supuesto, el Señor no se presta a ese
juego.
2.2 Si creer significa aceptar no sólo lo que Dios nos da sino sobre todo aceptar al
Dios que nos lo da, uno entiende que no es posible acoger la gracia de Dios sin
llegar a ser creaturas nuevas, dispuestas a vivir no según la lógica antigua del
egoísmo y la satisfacción sino a la manera nueva, con la lógica de la donación y la
santidad, como nos mostró Cristo.
2.3 El amor que Dios nos ha dado tiene expresión en regalos concretos, como el
pan multiplicado o el perdón ofrecido, pero es ante todo un amor que quiere
QUEDARSE en nosotros, habitar en nosotros. Ese amor es el don mismo del Espíritu
Santo, y de ese amor nada puede separarnos, como bien explica Pablo en la
segunda lectura de hoy.