Lectio Divina: XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
LA PALABRA HOY: Isaías 56, 1.6-7; Salmo 62, 2-8; Romanos 11,13-15.29-32;
Mateo 15,21-28
Ambientación: Poner al centro unos pedazos de pan desmenuzados y la palabra
“FE”
Cantos sugeridos: Siempre confío en mi Dios; El Señor es mi fuerza
Ambientación
En el testimonio de una mujer pagana se nos revela la actitud que debemos tener
ante el Señor. Ella ha sabido confiar en el Señor, clamando y esperando en Él, no
desanimándose. Por ello, su actitud y su perseverancia son un modelo y un
proyecto para todos nosotros.
Oración inicial
Cristo Salvador:
Tú que reúnes a todos los hombres
para que se unan al Padre en una sola familia,
Tú que has tocado en tu paso
la pobreza de todos los que sufren.
Tú que te has hecho extranjero
y obediente hasta la muerte
para salvarnos a todos
del ser extraños en tu reino…
aviva en nosotros el deseo
de salir y dialogar con quienes te buscan:
los pobres y sufridos, los confusos y alejados,
y sigue siendo hoy, por nuestro humilde medio,
el paso de Dios en la historia del mundo.
Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 15,21-28
Motivación : El evangelio de hoy nos presenta la fe valiente, constante y confiada
de una mujer sin nombre y extranjera que arranca a Jesús una alabanza y,
además, el don del pan de la salvación para los paganos. Escuchemos.
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿A qué lugar se dirige Jesús? ¿Es territorio judío o pagano?
¿Qué dice la mujer que sale a su encuentro? ¿Cómo reaccionan los discípulos
ante sus gritos?
¿Qué gesto hace? ¿Qué es lo que suplica?
¿Por qué el Señor Jesús actuó y se relacionó con esa mujer como lo ha hecho?,
¿qué buscaba o pretendía con eso?
¿Cómo responde Jesús a la confianza de esta mujer?
Otros textos bíblicos para confrontar: Marcos 7, 24-30; Salmo 109,26 .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Una mujer extranjera, pagana y sin nombre pasa a la tradición
cristiana como modelo de fe fuerte, como ejemplo de súplica profunda y confiada,
de auténtica piedad. Su figura no puede dejarnos indiferentes: tiene consecuencias
muy claras para nuestra vida de fe.
Ella se postró ante Jesús : ¿Es mi fe como la de esta mujer? ¿Qué actitudes y
valores de la cananea puedo incorporar en mi vida?
¡Señor, socórreme!: Mi oración brota d e una experiencia personal y profunda de
encuentro con Jesús?
¿Cómo reacciono ante el silencio del Señor, cuando lo invoco y le suplico su
ayuda y aparentemente no me escucha?
¿De qué manera alimento mi fe, qué hago para que ella crezca siempre más,
para que así tenga una relación cada vez más madura con el Señor, esperando
todo en Él, confiando plenamente en Él?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Sabemos que hay muchas personas en el mundo que están ansiando
la curación y la salvación que la mujer cananea arrancó de Jesús. Oremos con
absoluta confianza para que también podamos oír del Señor: “Que te suceda lo que
pides”.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias
o la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
doming o. (Salmo 84)
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente de Paúl les dice a las Hijas de la Caridad:
Hijas mías, se trata por consiguiente de la confianza en la Providencia de Dios. Para
explicarles esto, es preciso que sepan, mis queridas hermanas, que hay dos cosas
distintas: la confianza y la esperanza. La esperanza, hijas mías, produce la
confianza; es una virtud teologal por la que esperamos que Dios nos dará las
gracias que se necesitan para llegar a la vida eterna. Y fijaos bien, esta virtud de la
esperanza tiene que estar llena de fe creyendo sin vacilar que Dios nos concederá
la gracia de llegar al cielo, con tal que nos sirvamos de los medios que él nos da Y
tenemos que creerlo así, que Dios quiere concedernos todas las gracias necesarias
para salvarnos. De forma que una persona que no creyera que Dios piensa
salvarnos por los caminos que su Providencia sabe que son los más adecuados para
nosotros, ofendería a Dios. Si no nos mantenemos fuertemente en la esperanza y
no creemos que Dios piensa en nuestra salvación, caemos en una desconfianza que
le desagrada. Por tanto, la esperanza consiste en esperar de la bondad de Dios que
cumplirá las promesas que nos ha hecho. (IX,1049-1050)
Compromiso: ¿Qué voy a hacer para que cada vez más mi fe sea una fe
consciente, y a su vez fundamentada y cimentada en la Palabra de Dios?
Oración final
Señor Jesús
danos una fe tan grande y firme
como la de la mujer cananea,
que sepamos confiar y esperar en ti,
creer y perseverar invocándote,
que sepamos insistir sin desanimarnos
con una confianza plena y total en ti,
sabiendo que Tú siempre nos oyes
y que siempre estás a nuestro lado,
que estás dispuesto a ayudarnos siempre.
Ayúdanos Señor, a esperar en ti contra toda esperanza,
a no desfallecer sino a tener nuestra seguridad en ti.
Danos Señor la gracia de tener la convicción y la certeza
de que Tú nos ayudas
y nos das todo lo que necesitamos,
porque Tú siempre dispones
todo para nuestro bien
y buscas siempre darnos todo
lo que necesitamos. Que así sea.
Con permiso de somos.vicencianos.org