XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Javier Balda, C.M.
«¿Quién decís que soy Yo?»
Hoy como un día a sus discípulos, Jesús nos dice: “¿Quién soy yo para vosotros?”
¿Qué le contestamos? Tal vez, diríamos algo parecido a esto: “Jesús es el Dios que
se hizo hombre. El hombre-Dios que nació de la virgen María. El hombre-Dios que
pasó por la tierra haciendo el bien. El hombre-Dios que fue traicionado, injuriado,
calumniado, asesinado. El hombre-Dios que fritó, se rebeló, protestó contra la
injusticia, la violencia, el odio entre hermanos. El hombre-Dios que amó a los
pobres, a los desheredados, a los injustamente perseguidos. El hombre-Dios que
inventó en carne propia la teología del amor, que implantó en el mundo la auténtica
revolución salvadora para el hombre: la revolución del amor. El hombre-Dios que se
hizo amor predicado, vivido y entregado a Dios y a los hombres hasta la muerte en
cruz. Es el hombre-Dios que fue asesinado por predicar la justicia, la libertad, la
verdad y el amor; por predicar que todos somos hermanos e hijos de un mismo
Dios; que todo lo que hagamos o dejemos de hacer a los hombres se lo hacemos o
dejamos de hacérselo al mismo Dios. Es el hombre-Dios que nos amó tanto que
libremente se entregó a la muerte para que tengamos vida. El hombre-Dios que
resucitó y nos abrió las puertas a nuestro deseo de eternidad.
Jesús es el Dios que se hizo hombre. Es el hijo de Dios, la segunda Persona de la
Santísima Trinidad. Es el Hijo de Dios que ha venido a la tierra para hacer la
voluntad de su Padre, la salvación de todos los hombres, y señalamos el camino
para llegar a la vida eterna. Es el mismo Dios que nos dice: “Quién me ve a mí, ve
al Padre; quien me escucha a mí, escucha al Padre; quien me ama a mí, ama al
Padre. Es el mismo Dios que nos dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien
me siga poseerá la vida eterna”. Es el mismo Dios que perdona, que resucita a
Lázaro, que muere y resucita él mismo. Es el mismo Dios que se hace Eucaristía y
nos dice; “Tomad y comed. El que coma mi carne poseerá la vida eterna”. Es el
Dios que nos dice: “Ámense como yo les he amado”. Jesús es el Dios que se hace
hombre, el hombre que se hace Dios. Jesús es todo esto y es mucho más. Por eso
se te acerca y te dice: ¿Quién soy yo para ti? Que no sean solo nuestras palabras
sino nuestras obras las que digan quién es Jesús.
Con permiso de somos.vicencianos.org