XXI Semana del Tiempo Ordinario (A ño Par)
Miercoles
Lecturas bíblicas
a.- 2Tes. 3, 6-10.16-18: El que no trabaja que no coma.
b.- Mt. 23, 27-32: Sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
Las dos últimas maldiciones o recriminaciones de Jesús contra los fariseos, se
refieren también a la pureza del coraz￳n. “Ay de vosotros, escribas y fariseos
hip￳critas, porque edificáis los sepulcros de los profetas…” (v.27). Comparar a los
fariseos con sepulcros blanqueados, es decirles, que por fuera son blancos y puros,
pero por dentro están llenos de corrupción; se trata de la contraposición entre lo
exterior y lo interior. Los sepulcros de Palestina eran blanqueados porque, para no
ser tocados y caer en impureza legal. La apariencia de justicia engaña escondiendo
la maldad, se finge, lo que se hace patente en el exterior. La crítica va en contra del
afán de cumplir la ley, cuando lo que pretende es burlar la ley, en sus exigencias
más profundas (cfr. Rm. 2, 17ss). No cumplen la ley, más se glorían de hacerlo
(cfr. Mt. 6, 2. 5. 16), usa la ley para adquirir prestigio ante los hombres. Se han
exonerado de lo más importante de la ley de Moisés como la justicia, la
misericordia y la fidelidad a Dios en lo esencial, es una equivocación cumplir la ley
sólo en lo externo (cfr. Mt.7,23). “Ay de vosotros, escribas y fariseos hip￳critas,
que edificáis los sepulcros… si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros
padres…” (v.29). Una segunda menci￳n a los sepulcros, se refiere a los profetas
que mataron los judíos (cfr. 2Cro. 24, 20-22). Había surgido en tiempos de Jesús,
un culto a los profetas mártires y a los grandes hombres del pueblo de Israel. Dios
había suscitado un gran número de profetas y justos, los que no sólo no fueron
oídos sino rechazados. Ahora en Hebrón han levantado sendos sepulcros a
Abraham, Isaac y Jacob, pero sus hijos se glorían de ellos. Eso no basta porque los
corazones obstinados de los hijos, es igual que el de sus padres; ellos se creen
mejores pero son ciegos, tampoco aceptan al Mesías. No debían venerar las tumbas
de los profetas, sino hacer más bien lo que ense￱aron. “Colmad también vosotros
la medida de vuestros padres” (v.32). El discurso sube de tono y la medida quedará
colmada con la muerte del último profeta. Velada alusión a su propia muerte, al
destino que le esperaba entre esa gente. Como el profeta, Jesús tiene su destino
sellado y, serán precisamente escribas y fariseos quienes lo condenarán a muerte
en el Calvario, pero que con su resurrección traerá la salvación al mundo entero. A
nosotros este evangelio nos dice que debemos cumplir la palabra de Dios, pero
lejos de nosotros pensar que por ello ya estamos seguros de la salvación u
obtenemos una salvación automática. No, la salvación aunque cumplamos todo, es
siempre una gracia nueva del Señor, don gratuito, amor que nos hace mejores
cristianos cada día, y por ello, debemos ser hombres y mujeres agradecidos. Dios
cuenta con nuestra voluntad para seguir amándole y sirviendo al prójimo, desde
una respuesta libre y humilde, aunque somos cristianos desde la cuna, siempre
tendremos que decir: somos siervos inútiles, hicimos lo que teníamos que hacer en
la casa del Señor (cfr. Lc. 17, 10).
Santa Teresa de Jesús, escuchó del Señor: que ÉL sería en el futuro su Libro Vivo:
“Cuando se quitaron muchos libros de romance, que no se leyesen, yo sentí mucho,
porque algunos me daba recreación leerlos, y yo no podía ya, por dejar los
[escritos] en latín. Me dijo el Señor: No tengas pena, que Yo te daré libro vivo. Yo
no podía entender por qué se me había dicho esto, porque aún no tenía visiones;
después, desde a bien pocos días, lo entendí muy bien, porque he tenido tanto en
qué pensar y recogerme en lo que veía presente, y ha tenido tanto amor el Señor
conmigo para enseñarme de muchas maneras, que muy poca o casi ninguna
necesidad he tenido de libros. Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he
visto las verdades” (V 26,5).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD