XXI Semana del Tiempo Ordinario (A ño Par)
Jueves
Lecturas bíblicas
a.- 1Cor. 1,1-9: Por él habéis sido enriquecidos en todo.
b.- Mt. 24, 42-51: Estad preparados. Parábola del mayordomo.
En este evangelio encontramos dos parábolas: estar alertas para no ser
sorprendidos (vv.36-41), y la parábola del mayordomo (vv. 45-51). El dueño de
casa no puede estar en vela cada noche, si supiera la hora, velaría en esa hora
precisa, lo que sucede es que no sabe el día en que vendrá el ladrón. En el plano
real, Jesús advierte que cuando menos se piense, vendrá el Hijo del Hombre. No
basta con descuidar la hora, sino estar siempre preparados; referencia no a la
segunda venida de Cristo, sino al día de la propia muerte. Se trata de contar con la
propia muerte, ejercitarse para la parusía, actitud cristiana del que espera al Señor.
En esta otra parábola se quiere resaltar más que la vigilancia, la fidelidad, la
responsabilidad del siervo o administrador de todo aquello que le ha sido confiado.
Mateo, está pensando a sus destinatarios más cercanos judíos o judeocristianos. No
olvidemos que el siervo en la Biblia, supone una elección de Dios, para una misión
específica, que siempre implica responsabilidad. La fidelidad, que exige el reino de
Dios, es necesaria particularmente en los responsables del nuevo pueblo de Israel,
los jefes de la Iglesia. La parábola menciona las responsabilidades del siervo, una
vez que ha marchado el señor, cuidar de los que moran en la casa. Darles a su
tiempo lo que necesitan, si actúa así, el criado será fiel y el señor se podrá fiar de
él. Es sensato, porque sabe muy bien, que cuando regrese su señor, lo alabará y le
dará una recompensa. De ahí que será dichoso el criado el señor encuentre en el
ejercicio de su tarea. Mateo está pensando en los que tienen un puesto
administrativo dentro de la comunidad cristiana, que es comunicar los bienes del
Señor a los hermanos. Pero también señala el peligro de convertir ese servicio en
una actitud despótica de mando con los demás y de perjuicio personal al entregarse
a todo tipo de vicios: comer y beber en exceso y castigar a sus compañeros. El
siervo se convierte en un servido, es decir, traiciona su misión específica: esperar
trabajando el regreso de su señor. Ahora bien, si el señor le sorprende en esa
actitud, lo separará de sí, y lo pondrá en el sitio de los hipócritas, donde será el
llanto y el rechinar de dientes (v. 51), es decir, la exclusión de la vida eterna.
Aparece nuevamente el tema de la hipocresía, comprendida entre el divorcio de la
fe y la acción. Sólo unidas amabas realidades posibilitan estar en la presencia de
Dios. Esta parábola es una seria advertencia a los dirigentes de la Iglesia, llamados
a cultivar la actitud de la vigilancia y la fidelidad. La insistencia en la tardanza del
Señor, refleja la situación comunitaria en que ya no se espera la parusía del Señor
Jesús, como algo inmediato, lo que podía dar espacio a la relajación de las
costumbres y la tibieza en la vivencia de la fe. Mateo ve el peligro y por ello pone
en guardia a la comunidad, contra lo que significa una vida guiada por la disipación
e inercia. Al siervo responsable se le exige vigilancia activa, puesto que explica la
voluntad de su Señor, con la misma pureza, con que fue propuesta por Jesucristo el
Señor.
Teresa vivió en continua tensión de eternidad, esperando el momento del encuentro
definitivo con el Señor Jesús. “Gran cosa es lo que agrada a Nuestro Señor
cualquier servicio que se haga a su Madre, y grande es su misericordia. Sea por
todo alabado y bendito, que así paga con eterna vida y gloria la bajeza de nuestras
obras y las hace grandes siendo de pequeño valor” (F 10,5).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD