XXI Semana del Tiempo Ordinario (A ño Par)
Sabado
Lecturas bíblicas
a.- 1Cor. 1,26-31: Dios ha escogido lo débil del mundo.
b.- Mt. 25, 14-30: Parábola de los talentos.
El evangelio, nos presenta la parábola de los talentos, que apunta hacia la parusía
del Señor, la que llegará de manera incierta y repentina. El señor confía a sus
criados varios encargos para cuando se ausente; lo que importa es que cumplan su
voluntad. El dinero confiado no es para guardarlo de los ladrones, sino para hacer
más dinero, lo que exige en el fondo, es tener deseos de aumentar, esos bienes con
la iniciativa y riesgo personal. La distinta cantidad de dinero se suma a la capacidad
personal de cada criado; el señor confía en la acreditada fidelidad de cada uno, y la
ratifica en la cantidad que le confió: uno recibe, cinco, otro dos, el tercero uno. Los
dos primeros producen lo esperado, pero el tercero decepciona a su señor, porque
enterró el dinero, y no produjo nada. Hay que destacar el tiempo que tuvieron para
trabajar ese dinero, ya que el señor volvió después de mucho tiempo, en forma, al
parecer imprevista. En el ajuste de cuentas sólo sale mal el tercero, puesto que no
sólo no trabajó, sino que además acusa al señor de codicioso o haber querido
enriquecerse injustamente; este siervo no comprendió desde el comienzo la
voluntad de su señor. Fue, cavó u hoyo y escondió el dinero, trabajó sí, pero no lo
que se le pidió. Los dos primeros, son premiados ubérrimamente, en cambio, el
tercero es castigado a las tinieblas, donde hay llanto y crujir de dientes.
Finalmente, se descubre que el único talento que tenía el mal siervo, pasa a
aumentar al que tiene diez, con lo que se dice, que los talentos han pasado a ser
propiedad de los siervos. No sólo deben restituir lo confiado, sino que el señor les
entregó los talentos para que los trabajaran, los administrasen y los aumentaran.
Los dos primeros siervos, son premiados con entrar en el banquete de su señor, es
decir, en el gozo de su Señor, participación en el reino de Dios, en cambio el siervo
perezoso, perdió el único talento que se le confió y además fue condenado a las
tinieblas, es decir, exclusión del banquete del reino de Dios. Esta parábola quiere
resaltar por una parte, la libertad y misericordia infinita con que obra Dios, pero por
otra, la obra y responsabilidad del hombre en la fidelidad a la voluntad de Dios,
justicia y amor, por el encargo recibido. Jesucristo vendrá, y pagará a cada uno,
según sus obras (cfr. Mt. 16, 27), es decir, se tomará en cuenta la fe vivida, podrá
vivir la esperanza, quien es fiel administrador de lo confiado, sólo quien tiene el
aceite vigilante del amor en su lámpara y viste el traje nupcial de la gracia
bautismal, ingresará en la vida eterna, en el banquete de su Señor.
La Santa Madre Teresa de Jesús, buscó siempre gente en sus empresas
fundacionales, hombres y mujeres de letras y muchos talentos, pues toda la
persona debía estar al servicio del Señor Jesús: “Alabe muy mucho al Señor el
alma…a quien dio letras y talentos” (V 30, 21).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD