XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Luis María Martínez Sanjuan, C.M.
La Iglesia necesita de unos guías [pastores], y también de otras personas
[profetas] que la ayuden a ser “fiel a Jesús”. ¿Verdad que funcionan todo
mejor cuando tenemos personas inquietas y buenos guías?
Pero la Iglesia, tú, necesitas sobre todo recuperar en tu vida continuamente
a Jesús. Por eso hoy en el evangelio vuelve Jesús a preguntarte: ¿Quién soy
yo para ti? [De paso; cita curiosa de un joven de Confirmación: - ¿Y a mí,
¿qué me importa ese señor?]
Tú no respondas con teorías de libro. Mira tu vida; fíjate en cómo organizas
tu tiempo, a qué lo dedicas. ¿Cuánto tiempo le dedicas a Sus cosas, a las
cosas del Reino?Date cuenta en cómo orientas todas las cosas importantes
de tu vida: la familia, el trabajo, las amistades, el ocio, la celebración y la
oración…
¿Y la evangelización y los pobres, que lugar tienen en tu vida? Y no me digas
que eso de evangelizar es “un extraordinario” que sólo lo pueden hacer unas
personas desocupadas, o más o menos especiales…
Esto, ¿no es demasié…? Y si en la Iglesia en general y en tu parroquia van
las cosas tan mal que hasta sientes que se te margina [claro que no tanto,
como a Jesucristo, a los primeros cristianos y a los nuevos mártires de hoy],
¿vas a abandonar? Abandonar = abandonar a Jesús y a los suyos…
Venga, no me digas bobadas. Que hoy hasta los políticos nos engañan
diciendo que nuestra sociedad es una sociedad de bienestar.
Vaya. Ya me salió el cura que pensaba estaba oculto. [Pensaba que estaba
durmiendo la siesta del canónigo…]
Pues el chavalín que llevo dentro te quiere hacer llegar un fuerte abrazo [ah,
y también una oración]: Luis Mari
Con permiso de somos.vicencianos.org