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VIGESIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo A)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- Jer.20,7-9: La palabra del Señor se volvió oprobio para mí.
b.- Rom. 12,1-2: Ofreceos vosotros mismos como sacrificio vivo.
c.- Mt.16,21-27: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí
mismo.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros:
Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su
Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana.
Perd￳n Se￱or….
3.- Oración colecta: Dios todopoderoso, de quien procede todo bien,
siembra en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que
haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en nosotros y
con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto?
- “Desde entonces comenz￳ Jesús a manifestar a sus discípulos que él
debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”
(Mt.16,21).
Luego de anunciarles por primera vez, la Pasión que deberá padecer en
Jerusalén (cfr. Mt.16, 21-23), y que al tercer día resucitará, Jesús les da a los
apóstoles, y los que quieran seguirle a lo largo de los siglos, las condiciones
para ello. Ha llegado el tiempo en que la salvación comienza a despuntar, y
por ello, Jesús se atreve a hacer este anuncio doloroso para ÉL, está en el
orden de la salvación, tiene que suceder, así lo ha dispuesto Dios, no hay otro
camino, Dios no deja de entregar al Hijo por la salvación del mundo. El lugar
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será Jerusalén, la que mata los profetas (cfr. Mt.23, 29ss; Lc.13, 33), los
ejecutores serán los ancianos, sumos sacerdotes y los escribas, el tribunal
supremo de Israel. Comienza un nuevo modo de inteligencia, a la hora de
comprender su mesianismo y filiación divina, con el horror que significa su
futuro destino, y lo que provoca en sus discípulos. Se trata de la necedad de
la cruz, la que hace protestar a Pedro (cfr. 1 Cor.1, 23). Jesús se vuelve
contra Pedro, están hablando en planos distintos, “apártate de mí vista,
Satanás” (v.23), palabras durísimas, y que si el hombre no deja espacio para
las palabras y pensamientos de Dios, sencillamente se aparte de Dios, lo
mismo le había dicho Jesús a Satanás en el desierto (Mt. 4,1). Así como esa
tentación estaba al comienzo de su ministerio, ahora el portavoz es Pedro, al
inicio de la subida a Jerusalén. Los pensamientos de Dios están por sobre los
de los hombres (cfr. Is.55, 8ss). Es la nueva inteligencia de los misterios de
la persona de Jesús, a los que gradualmente y pedagógicamente ÉL mismo
nos introduce.
- “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt.16, 24s).
Ahora Jesús los invita a pasar del seguimiento exterior al seguimiento interior
dispuestos a sufrir la pasión, es el seguimiento propiamente tal, con el que
consigue ser verdadero discípulo de Jesús. “Niéguese a sí mismo” (v.24),
viene a significar no centrarse en sí mismo sino que renunciar por un bien
más elevado, como Jesús que se hizo siervo, despojándose de su categoría
de Dios (cfr. Flp. 2, 6-8). Cargar con la Cruz, encierra la disposición a morir
como Jesús, desasirse de sí mismo, si es voluntad de Dios, hasta la muerte
real, renuncia de la vida corporal. Poner a salvo la vida o perderla. Se trata
de dos caminos, dos acciones, conservar o perder, cada una de ellas con sus
propias consecuencias: la vida o la muerte. Trueque cuanto más misterioso.
Quien la quiere conservar, la pierde, en cambio, quien la había perdido, la
recupera. Quien esté dispuesto a seguirle, vivirá de estas palabras de Jesús y
optará por perder la vida por ÉL camino de Jerusalén. A mayor comprensión
del misterio de Jesús, mayor exigencia y compromiso. A cambio de la vida
eterna, la verdadera vida, no hay nada que se le pueda comparar, ni precio
que el hombre pueda pagar. Dios puede asegurar la vida incluso después de
la muerte, devolvérsela por su poder y amor misericordioso. Esta vida eterna
procede de Dios, revelación de su amor; ahora si el hombre se hace indigno
de ella, no la conseguirá. Nuestro anhelo debe estar dirigido a conseguir esta
vida, pues si Jesús renunció a todos los reinos del mundo, obedeció a Dios
hasta la renuncia de esta vida, para recuperarla (cfr. Mt. 4,8; Jn.10, 17). La
alusión al Juicio final, es donde se sabrá quienes obtiene la vida, y reciben la
paga a sus obras, la sentencia es según como se haya vivido, en cambio
otros incurren, en perdición eterna. Lo que conduce a la vida eterna, es
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renunciar a la propia vida, por amor a Jesús (cfr. Mt. 25, 31-46). Sólo el amor
que tengamos a Jesucristo será la medida con que llevemos la cruz que nos
tiene reservada a cada uno de sus discípulos.
b.- ¿Qué me dice? - ¿Qué le digo? - ¿A qué me comprometo?
- Si bien Jesús, me anuncia la cruz y el Calvario, me anuncia la resurrección
que es la meta, fuente de esperanza.
- Muy humana es la actitud de Pedro que no quería que Jesús sufriese, pero
por sobre todo está la obediencia al Padre, que a todos nos cuesta. Jesús es
modelo de obediencia filial, fuente de esperanza.
- La cruz es signo de triunfo y de vida verdadera, porque ahí Jesús dio a vida
por mí y todos nosotros. La muerte fue vencida, triunfa la vida del Resucitado .
- Juicio final, juzgados en al amor por Aquel a quien hemos servido siempre.
¿Qué temer?
- Otros testimonios…
5.- Momento de Agradecimiento y Contemplación:
a.- Salmo 62: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
- Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,/ mi alma está sedienta de ti; / mi
carne tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agostada, sin agua.
- ¡Cómo te contemplaba en el santuario/ viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu
gracia vale más que la vida,/ te alabarán mis labios.
- Toda mi vida te bendeciré/ y alzaré las manos invocándote./ Me saciaré como
de enjundia y de manteca,/ y mis labios te alabarán jubilosos.
- Porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con júbilo; / mi
alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene.
b.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje
evangélico: Escuchemos a Teresa de Jesús. “A quien le amare mucho, verá
que puede padecer mucho por El; al que amare poco, poco. Tengo yo para
mí, que la medida del poder llevar gran cruz o pequeña, es la del amor. Así
que, hermanas, si le tenéis, procurad no sean palabras de cumplimiento las
que decís a tan gran Señor, sino esforzaos a pasar lo que Su Majestad
quisiere. Porque si de otra manera dais la voluntad, es mostrar la joya e irla a
dar y rogar que la tomen, y cuando extienden la mano para tomarla, tornarla
Vos a guardar muy bien.” (Camino de Perfección 32,7).
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6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te adoramos Padre por tu Hijo que nos da la vida por su Cruz y Resurrección,
te adoramos y alabamos Señor.
- Te adoramos Padre por mostrarnos el camino hacia la vida eterna, te
adoramos y alabamos Señor.
- Te adoramos Padre por hacernos hijos tuyos obedientes a tu voluntad, te
adoramos y alabamos Señor.
- Te adoramos Padre por tenernos en tu Iglesia, te adoramos con todos los
cristianos comprometidos, perseguidos, probamos en la cruz de la enfermedad,
desde ellos y con ellos te adoramos y alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros
contemplando” (S. Juan de la Cruz).