Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 22
-------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La Palabra del Señor se volvió oprobio para mí * Mi alma
está sedienta de ti, Señor, Dios mío. * Presentad vuestros cuerpos como hostia viva
* El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo
Textos para este día:
Jeremías 20,7-9:
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el
hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo
que gritar: "Violencia", proclamando: "Destrucción". La palabra del Señor
se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: "No me acordaré
de él, no hablaré más en su nombre"; pero ella era en mis entrañas fuego
ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.
Salmo 62:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, / mi alma está sedienta de ti; / mi carne
tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia
vale más que la vida, / te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote. / Me saciaré como de
enjundia y de manteca, / y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio, / y a la sombra de tus alas canto con júbilo; / mi alma está
unida a ti, / y tu diestra me sostiene. R.
Romanos 12,1-2:
Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos
como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que
sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo
perfecto.
Mateo 16,21-27:
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y
escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó
aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte."
Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces
tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios." Entonces dijo a sus
discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue
con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la
pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero,
si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre
vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno
según su conducta."
Temas de las lecturas:
1. La Gran Paradoja
1.1 Las lecturas de hoy están llenas de paradojas. Jeremías dice que ha sido
seducido, como se seduce a fuerza de amor, pero su suerte está marcada no por
las alegrías de ser amado sino por la tribulación de ser rechazado. Jesús en el
evangelio predica: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo."
1.2 Debajo de esas palabras y realidades enigmáticas se deja ver además una
palabra que es el resumen de todas las paradojas cristianas, la Cruz. Es de tal
naturaleza nuestra fe que no podemos anunciar el triunfo de Cristo sin contar que
fue humillado y en cierto modo derrotado. Es el tema de este domingo.
2. Cuando Dios no es bienvenido
2.1 Jeremías tiene fama de quejumbroso. Pero no es manía suya ni puro llamar la
atención. Su drama es que tiene una palabra que decir, y esta palabra viene de
Dios, y sucede que a veces Dios no es bienvenido.
2.2 Dios sí es bienvenido cuando queremos que nos arregle un problema, nos quite
una enfermedad, nos ahorre una tristeza o nos dé poder para controlar nosotros
nuestra vida. Pero cuando se trata de que él dirija, o cuando su palabra implica que
dejemos ídolos que tenemos bien abrazados, tal vez ya no es tan fácil aceptar a
quien nos habla de parte del Altísimo.
2.3 Jeremías trató de desprenderse de ese Dios que le traía tantos inconvenientes.
Afortunadamente no pudo. Con Dios el profeta puede ser un mártir, y eso duele,
pero sin Dios el profeta será sólo un bufón. En Jeremías pudo más el amor que
dañaba su presente que la comodidad que hubiera arruinado su futuro.
3. ¿Quién manda en tu vida?
3.1 En la segunda lectura san Pablo nos da una luz muy grande: "No se dejen
transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de
pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad
de Dios."
3.2 Toda la vida de la fe radica en eso: una mente nueva, un corazón nuevo. Hay
muchas propuestas que nos llegan todos los días. Si tenemos una mente renovada
en Cristo sabremos encontrar el paso de Dios en muchas cosas, así como también
entenderemos que hay mucho daño que se esconde bajo apariencia de cosa buena.
3.3 Renunciar a lo que Pablo llama "los criterios de este mundo" puede ser
doloroso. Lo fue para Jeremías, como hemos visto, y lo será para el cristiano, como
lo muestra sin ambages Jesucristo en el evangelio de hoy. Pero evitar ese dolor es
simplemente entregar el control de la propia vida al poder de quienes quieran
comprarla. No faltan lamentablemente quienes siguen ese camino, quizá sin
reflexionar mucho en cuál puede ser su desenlace.
4. El Rostro del Mesías
4.1 En el evangelio de la semana pasada escuchamos que Pedro respondió
acertadamente a Cristo: "Tú eres el Mesías." Pero ni él ni sus compañeros sabían
cabalmente qué quería decir eso de ser el Mesías; por ello Jesús se esfuerza en
enseñarles "con toda claridad" de qué se trata su mesianismo.
4.2 Esa claridad sobre el camino del dolor como vía de redención ofusca los ojos de
Pedro el entusiasta, quien, como si se tratara de hacer un acto de caridad, reprende
a Jesús a solas. Jesús corrige en público a Pedro seguramente porque entendía que,
aunque Pedro hubiera tomado la iniciativa, sus ideas no eran sólo suyas sino que
las compartían un poco todos.
4.3 Pedro tuvo aquí pensamientos "como los hombres." Es propio del ser humano
huir del dolor y sin embargo buscar la salvación. Por ello necesitábamos un
Redentor que entendiera que necesitamos la salvación aunque somos cobardes
ante el sufrimiento. Y este es Jesucristo, hombre como nosotros, pero con el
pensamiento de Dios.
4.4 Aunque es posible que lo que más les hubiera fastidiado no hubiera sido lo del
dolor sino lo del rechazo. Es condición del Mesías ser rechazado, y esto implica la
amargura de quedarse sin ese sustento que todos buscamos en la propia familia,
los amigos o los paisanos. Es como si Jesús hubiera enseñado: "el Mesías no tendrá
apoyo de nadie," y esto, si bien lo pensamos, es razonable: el salvador de los
hombres no podía esperar de los mismos hombres su amparo. El Mesías debía
tener como solo apoyo a Dios.