XXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lecturas bíblicas
a..- 1Cor. 5,6-16: Hemos pasado hambre y sed, y falta de ropa.
b.- Lc. 6, 1-5: ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Este pasaje del evangelio, se refiere a las tradiciones judías sobre la correcta
interpretación de la Ley. El texto compara a Jesús con David, y sus discípulos con
militares, demostrando así que si el rey obró legalmente, también lo hizo Jesús con
sus seguidores. En los dos casos, la Ley aparece como una servidora de los
hombres, y no al revés. Jesús camina con sus discípulos, atravesando unos campos
de trigo y como tenían hambre, cogían las espigas, las frotaban en las manos y
comían los granos, pero los fariseos reprochan al Maestro el actuar de sus
discípulos. Se permitía coger espigas de un campo ajeno, siempre que no se
metiera la hoz, y se tuviera hambre; todo un privilegio para el pobre (cfr. Dt. 23,
26; Ex. 34,21). La crítica no estaba en haber cogido las espigas, sino en haberlas
frotado, considerado como un trabajo en sábado; estaba prohibido preparar comida
en ese día de descanso, pero los discípulos por su itinerancia, no la pudieron
preparar el día anterior. Si se trabajaba inadvertidamente, había que ofrecer un
sacrificio expiatorio, en cambio, si se hacía delante de testigos y con aviso previo,
se pagaba la trasgresión, con lapidación. El aviso va a dirigido a Jesús, como
responsable, aunque se comienza hablando a los discípulos. Jesús usando el mismo
método de ellos, para defender su causa, trae a la memoria pasajes del AT.,
concretamente el episodio de David y sus compañeros que tomó los panes
consagrados para alimentar a sus soldados, pan que le concedió el sacerdote
Ajimélek y que se acababa de retirar del altar, alimento que sólo comían los
sacerdotes del templo. Les exigió eso sí, que estuvieran limpios de mujer, antes de
comer el pan (cfr. 1Sam 21,1-7). Jesús sabe que lo que hizo David no era legal,
nadie le reprochó su actitud ni el sacerdote Abimelec ni los escribas y fariseos, por
lo tanto, la necesidad excusa la trasgresión de la ley. Pero Jesús interpreta
correctamente este episodio y espera que los fariseos cambien de actitud, pero
éstos no consideran a Jesús uno de los suyos. Sus discípulos no violan el sábado, la
ley, al frotar y desgranar espigas porque tenían hambre. La compasión con los
hombres necesitados es más importante que la observancia de la ley. El sábado no
puede impedir que se haga el bien al necesitado (cfr. Mt. 12, 5-7). La frase última
del texto sobre el Hijo del Hombre, se refiere a que ÉL es Señor del sábado, tiene el
poder dado por Dios para disponer del reposo sabático, imagen del descanso de
Dios luego de la creación (Gen. 2,2), había que darle su sentido original al sábado
como tiempo sagrado, para hacer el bien, sanar a los enfermos, escuchar su
palabra (cfr. Gn. 2,3; Lc. 6,9; 4,3; 13,16). Jesús hace uso de su autoridad divina,
para librar a los hombres de su aflicción y necesidad. Dios permite, que en el
ámbito más sagrado, como es el culto, Jesús intervenga, porque ha comenzado el
tiempo del Mesías, tiempo de salvación, es decir, tiempo de misericordia para con
los hombres. Pronto la comunidad cristiana, dejó el sábado por el domingo, día de
la Resurrección del Señor Jesús, para celebrar la palabra de Dios, alimentarse de la
Eucaristía y hacer obras de misericordia con el prójimo, precisamente en el día del
culto al Dios de la Vida.
Teresa de Jesús, descubre en el misterio de la Eucaristía, una de las
manifestaciones de la kénosis de Cristo Jesús, es decir, ese abajamiento suyo para
estar cerca del hombre pecador, del redimido hasta hacerse alimento sustancioso
para su vida. “Cuando yo veo una Majestad tan grande disimulada en cosa tan poca
como es la Hostia…me admira sabiduría tan grande” (V 38, 21).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD