XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Luis María Martínez Sanjuan, C.M.
Ay, Ay, Ay-Ay”, canta y no llores
Canto y lloro no sé si por la canción, o cuando recuerdo la peli “sonrisas y
lágrimas”, ahora que están de moda los cristianos perseguidos; o quizá, como en
Zaragoza llueve poco, las lágrimas producen humedad…
Mejor, piensa y no llores. Pero, ¿cómo hay que pensar? Tú, ¿cómo piensas? Lo más
fácil es pensar como los hombres, por que el ambiente arrastra (sobre todo a los
más jóvenes), porque los medios de comunicación empujan, porque los políticos
manejan, porque el evangelio… porque los mártires siempre (desde los primeros
siglos) han llevado a deserciones…
Ser moderno, dijo Ortega, es tanto coincidir como oponerse… ¿Tú, coincides o te
opones? ¿Y a qué te opones?
Ya lo decía Jesús el domingo, si en vuestras familias, si en vuestro ambiente, si en
vuestras iglesias no ocupo el centro… las cosas no funcionarán. ¿Crees tú que
dejándole de lado va a producirse esa regeneración moral de la que hablan los
políticos.Además, ¿de qué regeneración moral se habla?
Ah, ¿y eso de la autoestima? ¿De que autoestima se trata? ¿De esa de yo y yo y yo
y nadie más que yo? ¿O de esa que empieza por negar el egoísmo de ponerse uno
como centro en vez Jesús y de servir a los demás, a los pobres y poner en juego
con amor sincero la propia vida?
Me dijo alguien en Albacete que el cerdo había salvado muchas vidas. Pero ahora
los “chorizos” nos están matando…
Canta y no llores. Provoca alrededor tuyo alegría. ¡Y que te llegue la mía con un
beso! Luis Mari