Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 23
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre *
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." * Amar es
cumplir la ley entera * Si te hace caso, has salvado a tu hermano
Textos para este día:
Ezequiel 33,7-9:
Así dice el Señor: "A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel;
cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al
malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al
malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te
pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que
cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has
salvado la vida."
Salmo 94:
Venid, aclamemos al Señor, / demos vítores a la Roca que nos salva; / entremos a
su presencia dándole gracias, / aclamándolo con cantos. R.
Entrad, postrémonos por tierra, / bendiciendo al Señor, creador nuestro. / Porque
él es nuestro Dios, / y nosotros su pueblo, / el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchéis hoy su voz: / "No endurezcáis el corazón como en Meribá, / como
el día de Masá en el desierto; / cuando vuestros padres me pusieron a prueba / y
me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.
Romanos 13,8-10:
Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo
tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás,
no robarás, no envidiarás" y los demás mandamientos que haya, se resumen es
esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Uno que ama a su prójimo no
le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
Mateo 18,15-20:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a
solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso,
llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de
dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni
siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que
todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
Homilía
Temas de las lecturas: Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre *
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón." * Amar es
cumplir la ley entera * Si te hace caso, has salvado a tu hermano
1. El Centinela
1.1 Hay un rasgo común entre la primera lectura y el evangelio de este domingo: la
imagen del centinela, de aquel que cuida del hermano. La segunda lectura, por su
parte, revela cuál es la motivación que nos conduce a ese cuidado: el amor.
1.2 El mensaje de hoy va en contravía con el individualismo que suele imperar en
nuestro tiempo. Frente al lema, hoy corriente, "viva y deje vivir," la Escritura
pregona: "Si te escucha, habrás salvado a tu hermano." No podemos
desprendernos de la alegría de ayudar a otros ni de la responsabilidad de hacer
algo por ellos cuando es posible hacerlo. El Señor es claro en su mensaje: "el
malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su vida."
1.3 Ahora bien, la corrección fraterna puede brotar de muchas fuentes y no todas
son válidas. A veces queremos corregir a otro solamente para que no nos moleste o
no nos estorbe. A veces castigamos para desahogar la ira. Hay también culturas
que destinan para los culpables penas muy severas, incluso la pena de muerte, y la
impresión que uno tiene es que ello es simplemente una forma de venganza.
Corregir o castigar pueden ser actos que dividen y engendran desquite y espiral de
violencia, si brotan del egoísmo, pero también pueden ser actos que transforman y
dan vida, si nacen de auténtico amor.
2. Dar razón del hermano
2.1 El mundo se ha llenado de comunicaciones pero no de relaciones reales, a
escala humana. Puentes inmensos, imponentes, inimaginables hasta hace pocos
años, cruzan como avenidas el espacio físico, pero no logran con la misma facilidad
cubrir lo que nos puede distanciar del corazón de un vecino o de un compañero de
trabajo. El Internet de los corazones no se ha inventado.
2.2 O tal vez ya se inventó, y se llama COMUNIDAD. Existe comunidad cuando
existe un camino real de acceso al corazón del hermano. Cuando su historia me
importa. Cuando tengo una idea clara de sus luchas y de sus alegrías, aunque por
supuesto no todo el mundo tiene que saber todo de todo el mundo.
2.3 Entre los primeros cristianos todo el mundo sabía que Pedro había traicionado,
pero también sabía que Jesús lo había perdonado. La noción de "privacidad" o de
"respeto a la persona" no implicaba "desconocimiento" ni mucho menos
"indiferencia" ante la historia de los demás. Al ejemplo de Pedro hay que añadir
prácticamente TODOS los nombres que conocemos en el Nuevo Testamento: Pablo,
el traidor; María Magdalena, la ex-posesa; Mateo, el publicano; Santigo, el
ambicioso; Juan, el iracundo. Y sin embargo, ese conocimiento real de los demás no
conllevaba desprecio sino aprecio a la historia que Dios ha sido capaz de labrar con
el otro.
2.4 El género de "tejido" social de una Comunidad es entonces mucho más que
"relaciones humanas" o "convergencia de metas o intereses." Es una realidad
teologal que nace cuando uno está expuesto junto con otros a los rayos
bienhechores de la gracia divina que brota de la Palabra predicada por los
apóstoles. La comunidad "transparente," aquella en la que las personas pueden
conocer sus miserias y leerlas desde la misericordia, es el milagro continuo que se
construye sobre la base de una vida apostólica en sentido pleno, es decir, una vida
que fluye de la palabra y la sacramentalidad de los apóstoles.
2.5 Es esta vida la que tiene que llegar finalmente a cada comunidad concreta, y
por ello es apenas lógico pensar en comunidades estables de "laicos y clérigos," en
el lenguaje del Papa Juan Pablo. Comunidades donde el sacerdote y los fieles
puestos bajo su particular cuidado se alimenten de una misma gracia mientras se
reconocen como deudores unos de otros, renacidos todos del perdón. Tal es el
entorno en donde todos pueden responder por (y son responsables de) todos. Esto
es dar razón del hermano.