XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Rosalino Dizon Reyes.
Amar es cumplir la ley
Todos estamos llamados a crear, en medio de nosotros, una comunidad
reconciliada y verdaderamente fraterna, donde el amor sea el alma, el fundamento
y su razón de ser, pero ¡qué lejos estamos de esta realidad!
Hoy alabamos al que está presente y vilipendiamos al ausente. Hoy aplaudimos,
sonreímos, saludamos efusivamente al que está a nuestro lado y luego, a sus
espaldas lo criticamos y lo menospreciamos. ¡Cuánta hipocresía en nuestros
corazones!
Hoy vivimos con dos morales. Disculpamos y hasta justificamos la mentira, la
injusticia y hasta el crimen cometido por el “amigo” y condenamos y buscamos un
“pero” para destruir y condenar al que no es “nuestro amigo”.
Hoy hablamos de solidaridad y vivimos nuestro egoísmo. Hoy no escuchamos, sólo
hablamos. Hoy no dialogamos, imponemos “nuestra verdad” y es que, en el fondo,
no nos interesa descubrir ni comprometernos con la verdad.
Hoy no nos preocupa el dolor, la miseria ni el pecado del hermano, tal vez, porque
no lo aceptamos como hermano. Nuestros intereses van por otros caminos.
¡Cuántas veces necesitaríamos que nos perdonen y no tanto que nosotros
perdonemos!
El que busca el bien no condena al otro. El que ama no se encierra en sí mismo sino
que se abre al otro. El que busca el bien de la comunidad no impone sus ideas,
muchas veces egoístas, sino que ofrece su verdad con humildad. El que quiere,
busca y desea el bien, la paz y la felicidad, no es tirano de “su verdad”, sino
servidor con “su verdad”.
Es el bien del hermano y el amor los que deben llevarnos a acercarnos a él, a
ayudarlo a descubrir la verdad y a cambiar si se ha equivocado. No lo juzguemos,
no lo condenemos, no lo corrijamos, según nuestros propios criterios, fruto de
nuestros intereses particulares o grupales, sino con la verdad de Cristo, con el amor
de Cristo, que nosotros mismos debemos aceptar y vivir.
Cristo condenó el pecado pero nunca al pecador. Cristo no quiso la muerte del
pecador sino su conversión. Cristo amó al pecador y siempre se acercó a él para
ofrecerle su amor. ¿Eres cristiano? Ya conoces el camino. Síguelo.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)