Fiesta. La Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre).
¡QUÉ OCURRENCIA LA DE DIOS!
Padre Pedrojosé Ynaraja
Lamentablemente, estos días han sido noticia unos crueles asesinatos. Todos lo
son, pero estos han tenido la particularidad de que, en principio, fueron difundidos
mediante youTube. La familia solicitó que por delicadeza y piedad, se eliminaran de
este medio.
Se ha degollado a un hombre por odio a su condición y como maniobra política. No
creo que a nadie le gustará conservar, si lo encuentra, el youTube al que he hecho
referencia. Pese a ello, las imágenes fijas han conmovido al mundo y se han
acentuado los dispositivos para librar a la humanidad de tales y semejantes
horrores. Tal vez un día se recuerden estos hechos como cruciales para la supresión
de tales métodos terroristas.
Ambientados en estos acontecimientos, mis queridos jóvenes lectores, quisiera que
os detuvieseis a meditar la fiesta que se incluye en este domingo.
A nadie se le podía ocurrir, si estuviera en sus manos, inventar una religión cuyo
líder fuera un ajusticiado. A Dios, sí.
Una de las primeras reacciones históricas sociales, iniciada la Iglesia, fue la
supresión de cualquier imagen que hiciera referencia a la cruz. Criterio semejante al
que ha movido a suprimir el citado youTube. (A este respecto diré que un
maleducado chiquillo de Roma, quiso ofender a un compañero cristiano, dibujando
con un punzón en un muro del monte Palatino, un blasfemo garabato, es el llamado
grafito de Alexamenos). Prohibir representaciones del Jesús crucificado, fue
comprensible.
Tímidamente empieza a aparecer por Siria el signo de la Cruz. Le había ya
precedido la “cruz cósmica”, la veían en paredes de la Nazaret los primeros
peregrinos, relacionados con la Casa de la Sagrada Familia (se trata de la que se
acostumbra a llamar Cruz de Tierra Santa o de Jerusalén, en realidad es una gran
cruz que ampara a cuatro más pequeñas, señalando los cuatro puntos cardinales,
para expresar la universalidad de la redención).
En Occidente el arte románico se atreve a poner, en la espalda del Cristo-Majestad,
una simbólica cruz. Gracias al gótico, se extiende en tallas y pinturas la imagen del
señor crucificado, desde entonces las conmovedoras imágenes evolucionan
piadosamente (una de las vergonzosas realidades de nuestro tiempo es la
banalización de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, convertida a veces, en simple
adorno que acompaña a actitudes o desvestidos eróticos).
Os he explicado todo esto para que ahora os situéis, mis queridos jóvenes lectores,
en el significado que tiene para el cristiano la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo y
comprendáis que su fiesta la celebremos este 14 de septiembre, interponiéndose a
la solemnidad del domingo XXIV.
Que la cruz pudiera haberla encontrado Santa Elena y esté hoy en día repartida por
múltiples lugares, podéis creéroslo o no. Dos maderos, dos troncos o dos tablas,
pueden ser evocadora imagen de lo que celebramos. Autentica imagen, sin que sea
reliquia. Cristo en ella nos salvó. Análogamente, a cada uno se le ofrece una cruz,
que no es excesivamente pesada, nos lo anticipó el Señor. Aceptarla humildemente,
pese a que nos parezca inoportuna, pese a que no entendamos el porqué, es
docilidad, confianza, señal de esperanza.
Supongo que la mayoría de vosotros conoceréis el himno “Victoria, tu reinarás, oh
cruz, tú nos salvarás”. Nunca olvidaré que al día siguiente de de la llegada a
Jerusalén en mi primer viaje, a los pocos minutos de haber entrado en la basílica de
la Resurrección, observé a un grupo francés que subía los empinados peldaños que
llevan al Calvario, cantando este precioso himno. Es el más apropiado que podéis
cantar este domingo.
Ante el desencanto y desorientación, ante la ausencia de alegra esperanza, es
preciso afirmar y comunicar a los demás, que Cristo reina gracias a su cruz y que
por ella nos salva y, por consiguiente, recobramos la ilusión de vivir y de servir a
los demás.