XXIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lecturas bíblicas
a.- 1Cor. 15,12-20: Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
b.- Lc. 8,1-3: Mujeres acompañaban a Jesús y le ayudaban con sus bienes.
Este texto, propio de Lucas, habla de las mujeres que seguían y colaboraban con
Jesús. Hace un resumen de la actividad apostólica de Cristo Jesús, para detenerse
en estas mujeres que le siguen, escuchan y sirven, las cuales han sido beneficiadas
por sus intervenciones divinas. Jesús, es caminante y huésped, el evangelio recorre
pueblos, aldeas y ciudades. Proclama la buena nueva de alegría y victoria del reino
de Dios que llega a los hombres. Le acompañan los Doce, conformando el nuevo
pueblo de Dios. También le seguían algunas mujeres. Adquieren una dignidad y un
rol particular para su tiempo: colaboradoras en la evangelización, unidas a los doce
(cfr. Mc. 15, 40). La actitud de Jesús, contrasta con la de los maestros de la Ley,
que ponían en duda la capacidad de la mujer para estudiar y conocer la Torá o sea
la Ley mosaica; ningún rabino tenía discípulas, no las consideraban aptas. En los
evangelios, en cambio, las mujeres parecen como quienes acogen la palabra de
Jesús, comenzando por su Madre, pasando por la Magdalena y otras, hasta el punto
que son ellas las que llevan la alegre noticia de la resurrección de Jesús a los
apóstoles. No sólo le siguen como discípulas, sino que lo ayudan con sus bienes
materiales: María Magdalena, Juana y Susana. Sienten a Jesús como Salvador. De
la primera había sacado Jesús siete demonios, es decir, una grave enfermedad;
Juana, esposa de Cusa, cuyo hijo sanó Jesús (cfr. Jn. 4,46ss), es lógico pensar que
su esposa agradeciera de alguna forma al Maestro. La promoción de la mujer hecha
por Cristo, aparece, entonces, como signo del Reino, anuncio hecho en su programa
salvador en la sinagoga de Nazaret. La mujer en el tiempo de Jesús, era una
creyente de segundo orden, era una marginada social. El rabino de Nazaret, rompió
los tabúes sociales y religiosos, dotando a la mujer de dignidad personal, igual al
varón, y su lugar en el plan de Dios. Son varios los acontecimientos en que queda
demostrada esa opción: cuando le consultan sobre el divorcio, la mujer adúltera, el
diálogo con la samaritana, su amistad con Marta y María y estas discípulas
conocemos hoy. Lucas, es quizás, el autor preocupado por destacar la figura de la
mujer nueva en la obra de Cristo Jesús, comenzando por María, Virgen y Madre del
Redentor. Estas son las primeras mujeres, que con sus bienes, ayudaron a Jesús y
más tarde a la futura Iglesia, en su actividad evangelizadora (cfr. Hch. 16,14; 18,2;
Flp.4,2; 1Cor.1,11; Rom.16,1s). La invitación del Evangelio es a todas las mujeres,
reconociendo sus valores, su espacio en el Reino de Dios y en la Iglesia, favorecidas
por el amor preferente de Jesús de Nazaret hoy.
Celebre pasaje de Teresa de Jesús en defensa de la mujer en la Iglesia y sociedad.
La misma mujer santa que tenía altísimos encuentros con Cristo Jesús, tiene los
pies muy bien puestos en la tierra para opinar y juzgar la realidad que vive. “Pues
no sois Vos, Criador mío, desagradecido para que piense yo daréis menos de lo que
os suplican, sino mucho más; ni aborrecisteis, Señor de mi alma, cuando andabais
por el mundo, las mujeres, antes las favorecisteis siempre con mucha piedad y
hallasteis en ellas tanto amor y más fe que en los hombres, pues estaba vuestra
sacratísima Madre, en cuyos méritos merecemos.” (Camino 4,1).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD