Fiesta. La Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre)
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos y amigas,
Hoy la Iglesia celebra en todo el mundo La Exaltación de la Santa Cruz. Exaltación,
porque Jesús fue elevado en ella, pero sobre todo porque, al dar su vida en ella por
nuestra salvación, fue glorificado por el Padre Dios y sigue siendo alabado y
glorificado por los hombres. Yo diría que en especial y significativamente por los
peruanos, que no contentos con esta Fiesta de la Exaltación de la Cruz, celebran el
3 de mayo (y a lo largo de todo el mes), caso único, La Veneración de la Santa
Cruz. Inspirados por Dios, ven en la cruz al Señor y saben que quien lo mira o cree
en Él va a verse libre del mal y obtener la vida eterna, como nos dice san Juan en
el evangelio de hoy (Jn 3, 14). En el caso del Perú este Jesús en la Cruz se llama
Señor de los Milagros.
Muchas cosas más nos dice el evangelio de hoy y muy importantes (Jn 3,16-17).
Por ejemplo esta declaración de amor, hecha por Dios, increíble si Jesús no lo dijera
y lo probara con hechos. Que “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo
único, para que todo el que cree en él no muera sino que tenga la vida eterna”. Es
una declaración de amor que nos deja sin palabras (por lo sorprendente) y con
muchas preguntas (por lo inexplicable). Por ejemplo, uno no se explica por qué
Dios tiene que amar tanto este mundo… Es su obra, ciertamente, pero nunca una
obra podrá valer tanto como un hijo, sobre todo si es el Hijo Único de Dios. ¿Qué
estamos nosotros dispuestos a dar o hacer por el mundo, que tanto queremos?
Bíblicamente entregar a una persona significa darla sin condiciones, darla hasta las
últimas consecuencias, hasta que… la puedan matar. Tal fue la entrega que el Padre
Dios hizo de su Hijo por amor al mundo, desde luego con la amorosa anuencia del
Hijo, que para hacer realidad el nuevo Plan de Dios sobre la creación, se hizo
hombre en Jesucristo (Jn 1, 14). Desde ahora, cuantos crean en Jesucristo, cuantos
lo miren con fe, como se dijo arriba, no morirán por la picadura del pecado sino que
tendrán la vida eterna. “Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo
(condenarlo) sino para salvarlo” Condición: creer en Jesús, pero creer con una fe
que, más que con palabras, se expresa con la vida; con hechos que cambian
nuestra vida y el entorno.
Todo lo dicho es sólo una parte de las cuatro que contiene este capítulo 3 (1-21)
del evangelio de Juan, en el que Jesús nos habla del Bautismo. Les invito a leerlo si
quieren saber en profundidad de su bautismo y hablar de él a otros. Nos dice 1, que
por medio del agua y del Espíritu nacemos a la vida de Dios; 2, que por medio del
bautismo vivimos la exaltación de Jesús o paso de la muerte (nuestro pecado) a la
vida (gracia de Dios); 3, que Dios Padre-Hijo-Espíritu Santo nos aman sin medida y
nos salvan; 4, que tenemos que luchar para vivir y hacer vivir en la luz de la
verdad y no en las tinieblas del error (mentira, corrupción, violencia…).
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)